El Verde que se vende y se compra

Antes de ir al tema importante, algunas preguntas para entender el fondo del debate acerca de la ya muy famosa sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados y Diputadas: ¿A qué fuerza política pertenece realmente el Partido Verde? ¿A la del PRIAN? ¿A la de Morena?

Son preguntas relevantes porque las personas que critican a la 4T aseguran que Morena, el Verde y el PT no son tres partidos políticos distintos, sino una misma fuerza política, y que por esta razón les corresponden menos diputados de representación proporcional.

El Verde ahora se ha aliado con Morena, pero en el año 2000 se juntó con el PAN para llevar a Vicente Fox a la presidencia de México. En 2006 se unió al PRI para apoyar la candidatura del fallido Roberto Madrazo. En 2012 volvió a ser aliado del priismo para respaldar la candidatura de Enrique Peña Nieto. Y, durante los primeros años del pasado sexenio, aceptó asociarse con priistas y panistas —y, tristemente, con perredistas— para hacer posible el Pacto por México y, con este, las reformas estructurales —neoliberales, las calificaría AMLO— diseñadas por el economista Luis Videgaray.

El Verde nada tiene que ver con los principios de Morena, así que no se sostiene el argumento de que es genuinamente parte de la fuerza política de izquierda.

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Desde luego, no se equivocará la presidenta electa Claudia Sheinbaum si, cuando el morenismo termine de usarlos, margina a los enriquecidos dirigentes del Verde. Usarlos, en efecto, para limpiar lo que se ha ensuciado: sí, como kleenex que cuando ya no tienen un solo milímetro limpio van a la basura.

La comentocracia enemiga de la 4T y las dirigencias del PRI, del PAN y del PRD que tanto alboroto están haciendo por la sobrerrepresentación deberían intentar lo único que les ha funcionado con el Verde: comprar a sus diputados y diputadas. Consigan dinero —sobra entre los poderes fácticos— y ya está: les llegan al precio y los y las verdes volverán a sus orígenes prianistas.

El PRI, el PAN, el PRD y el Verde saben cómo vender y comprar gente del Senado y de la Cámara de Diputados y Diputadas. Muy exitosamente lo hicieron en el arranque del gobierno de Peña Nieto con el Pacto por México: lograron un gran acuerdo para reformar la Constitución aventando lana por todos los rincones del congreso mexicano.

El lastimado corazón de AMLO

Por cierto, el Pacto por México fue una iniciativa del PRD, cuyos dirigentes traicionaron a Andrés Manuel López Obrador.

La deslealtad de personas que sin sus votos no habrían llegado al congreso, no desanimó al tabasqueño. Todo lo contrario, lo alentó para acelerar la construcción de su propio partido, Morena.

Con todo en contra, inclusive con su corazón dañado, Andrés Manuel siguió luchando. Así las cosas, en 2013, cuando se iba a votar una de las reformas estructurales, AMLO sufrió un paro cardiaco. No pudo participar en una movilización programada para oponerse a los cambios constitucionales y mucha gente pensó que el sendero del dirigente de izquierda había concluido.

Hubo tristeza entre sus seguidores y seguidoras. Particularmente doloroso debió resultar aquello a la principal colaboradora de AMLO en tantos proyectos, Claudia Sheinbaum.

Leal siempre, Claudia no se rindió y siguió al lado de Andrés Manuel, quien pudo recuperar la salud y reemprender la lucha. Ganó las elecciones presidenciales de 2018 y, rápidamente, echó abajo las reformas estructurales de Videgaray y Peña Nieto.

El presidente López Obrador no se irá del Palacio Nacional sin otros cambios a la Constitución. Y así heredará a Sheinbaum un país distinto, que la presidenta gobernará con sus ideas, su estilo y su lógica, lo que significa que cambiará lo que deba cambiar, pero invariablemente con el corazón de AMLO presente.

El gabinete de Claudia frente a los otros gabinetes

La continuidad con cambio se nota en el gabinete de la presidenta Sheinbaum, como lo destacaba ayer Jorge El Güero Castañeda en un interesante artículo de El Universal.

Castañeda es uno de los más apasionados críticos de la 4T. Con ganas de hacer daño al prestigio de Claudia Sheinbaum, El Güero realizó una curiosa comparación entre gabinetes presidenciales. Partió Castañeda de un hecho: que ya conocemos a la mayoría del gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum. Así que, asegura, su comparación es válida.

Al analista le pareció “interesante determinar qué tanta continuidad hay, y qué tanto cambio, en relación al sexenio que concluye”. Lo hizo sumando el número de personas del gabinete de Claudia que ocuparon posiciones de primera línea en el gabinete de López Obrador: 13 hombres y mujeres, según los cálculos del Güero. Después hizo lo mismo con gabinetes de otros gobiernos que tuvieron transiciones del mismo partido:

  • 1. Cuántos integrantes del equipo de López Portillo estuvieron con Echeverría.
  • 2. Cuántos secretarios de De la Madrid habían colaborado con López Portillo.
  • 3. Cuántos colaboradores de Salinas de Gortari trabajaron con De la Madrid.
  • 4. Cuántos secretarios de Zedillo participaron en el gabinete de Salinas.
  • 5. Cuántos miembros del gabinete de Calderón estuvieron con Vicente Fox.

Según las cuentas de Castañeda, en las transiciones de gobiernos del PRI a gobiernos del PRI o del primer gobierno del PAN al segundo gobierno del PAN, el promedio de repetidores, en el mismo cargo u otro de nivel equivalente, fue de cuatro cada sexenio. Quizá el promedio sea mayor porque Jorge Castañeda cometió al menos un error grave: olvidar que Pedro Aspe trabajó con De la Madrid antes de colaborar con Salinas de Gortari.

Pero demos por bueno el cálculo de Castañeda: en anteriores transiciones, el promedio de repetidores fue de cuatro cada sexenio. Y, según Castañeda, con la presidenta Claudia Sheinbaum repetirán 13 personas que estuvieron con el presidente López Obrador.

Concluye este intelectual: “Los números son elocuentes. Sheinbaum ha nombrado a tres veces más integrantes del equipo de su antecesor que el promedio del último medio siglo”.

Jorge Castañeda me envió su análisis por WhatsApp. Aproveché para preguntarle por qué, en su opinión, en el tracking ClaudiaMetrics está tan bien evaluado el gabinete de Claudia. Respondió, creo que de mala gana porque adivinaba la intención de mi pregunta: “Es la luna de miel de cualquier gabinete. Con la excepción de Ebrard nadie los conoce”.

Pregunté de nuevo a Castañeda si la elevada aprobación no tendrá más bien que ver con un dato de sobra conocido: la continuidad de la que él mismo habló. Continuidad de la 4T, pero con cambio, ya que Sheinbaum ha nombrado personas nuevas en las ligas mayores de la política.

Castañeda se vio obligado a responder que “también” la elevada aprobación del gabinete de Sheinbaum se debía a la continuidad. Y molesto añadió que no veía la pertinencia de mis preguntas. Tuve que precisarle que pareció pertinente cuestionarlo por su propio artículo y, desde luego, por los números del ClaudiaMetrics: en todas las mediciones más del 70% aprueba al equipo de la presidenta Sheinbaum. Altísima aprobación sin duda en gran medida gracias a que se trata de un gabinete inspirado en el corazón de Andrés Manuel. De esto hablaré hoy más tarde en El Heraldo Radio, en el noticiero de Sergio Sarmiento y Lupita Juárez.