Hace tres años publiqué algunos recuerdos que reflejan la personalidad de Luis Donaldo Colosio y su extraordinario liderazgo. Pueden leerlos aquí: Trabajé con Colosio. Tuve la gran fortuna de estar muy cerca. Aprendí mucho con él. Luis Donaldo era un ejemplo para las nuevas generaciones de políticos. Para mí, Colosio fue un gran mentor.
Un mentor es alguien que comparte sus conocimientos y experiencias; brinda orientación, apoyo y consejo para ayudar a un joven a desarrollarse profesional o personalmente. Actúa como un modelo a seguir, ofrece aliento y comentarios constructivos para ayudar a superar los desafíos, establecer metas y alcanzar el máximo potencial. La relación de mentoría, formal o informal, se basa en la confianza, el respeto y la comprensión mutua.
Colosio diseñó, implementó y defendió políticas progresistas que mejoraron la vida de miles de personas. Enfrentó y superó inmensos desafíos. Perseveró ante los obstáculos. Fomentó la unidad y la cooperación durante tiempos de crisis y división social. Fue reconocido por su honestidad, integridad y compromiso de servir a la gente. Mantuvo altos estándares éticos.
El contexto histórico y político influye en manera en que las generaciones futuras recuerdan a un político. Los temas que abordó Colosio siguen siendo relevantes hoy, lo que hace que su ejemplo sea aún más valioso. La forma en que la gente cuenta y recuerda la historia de Colosio juega un papel importante en cómo se le percibe como ejemplo.
Colosio se sacrificó por un bien mayor. Salvó vidas, defendió causas, protegió a muchos. Siempre fue más allá, llegó más lejos, en una situación crítica. Sus acciones han tenido un impacto positivo duradero en individuos y comunidades. Su historia se comparte y recuerda, manteniendo viva su memoria e inspirando a muchos jóvenes. En última instancia, la forma en que se recuerde a Colosio dependerá de cómo nosotros, quienes trabajamos con él, contemos e interpretemos el relato.
Hay muchas razones por las que alguien podría optar por dedicarse a la política. Colosio fue uno de los políticos más completos que hemos conocido en México. Hizo de la política una “buena” profesión porque tenía principios y prioridades.
¿Qué nos enseñaba Colosio? Un fuerte deseo de servir a su comunidad y generar un impacto positivo a gran escala. Pasión por temas específicos como educación, desarrollo regional, atención médica de calidad, medio ambiente, sustentabilidad y un impulso para implementar cambios políticos significativos. Tenía una habilidad natural para liderar, inspirar y navegar situaciones complejas; el deseo de dar forma a la dirección futura de su nación; la capacidad de influir directamente en las decisiones políticas que afectan la vida de las personas.
Colosio también enseñaba que el nombre se cuida y siempre se procura el respeto público. Cuando se tiene la oportunidad de marcar una diferencia real, se exigen largas horas, esfuerzo constante y la necesidad de estar disponible para los ciudadanos. La realidad es que el político está constantemente en el ojo público y cada uno de sus movimientos son examinados por los medios.
El político de convicciones toma decisiones difíciles que tal vez no agraden a todos. Trabaja en un ambiente altamente partidista donde el compromiso es difícil. Necesita manejar las críticas y el escrutinio público. La trayectoria profesional es más que poder o prestigio. Se trata de la capacidad de articular ideas con claridad; asumir virtudes como la justicia, la sabiduría, la valentía y la templanza. Estas cualidades se consideran esenciales para tomar decisiones éticas y liderar eficazmente.
Colosio esperaba que sus colaboradores tuvieran una buena educación y conocimientos sobre derecho, historia, filosofía, ciencias, economía y retórica. Este conocimiento los preparaba para tomar decisiones informadas y debatir cuestiones complejas.
Abogaba por una forma equilibrada de gobierno. Buscaba compromisos y asegurar puntos comunes para el bien de la comunidad. Quería ser visto como servidor del pueblo, sin buscar ganancias o poder personal. Defendía el bien común y la moderación. Valoraba un sistema legal sólido y el cumplimiento de la ley, lo que garantizaba la justicia y la estabilidad dentro de la república.
Colosio puso gran énfasis en cumplir el deber por el bien de la república. Este sentido de responsabilidad era primordial para un líder. Seguía puntualmente la filosofía del estoicismo, que enfatiza la razón, el deber y la resiliencia. Eso le ayudó a afrontar los desafíos y tomar decisiones difíciles con sensatez.
Como muy pocos, Colosio tenía la capacidad de pronunciar discursos poderosos y argumentar persuasivamente su propia posición. El respeto por la voluntad del pueblo y el equilibrio del poder seguían siendo tan importantes, incluso en un sistema de incipiente democracia, como el de México en 1994.
Colosio fue un gran mentor. Siempre mostró un interés genuino en ayudar a otros a crecer. Yo fui uno de esos beneficiarios. Siempre recibí su:
- Escucha activa: era paciente y escuchaba verdaderamente mis necesidades y objetivos.
- Comunicación clara: podía explicar ideas complejas de forma sencilla y ofrecer orientación fácil de entender.
- Empatía: entendía mis desafíos y creaba un espacio seguro para la comunicación abierta.
- Confianza en mi: veía mi potencial y me inspiraba a alcanzar mis objetivos.
- Comentarios honestos: brindaba críticas constructivas que me ayudaron a mejorar.
- Empoderamiento: me guió para encontrar mis propias soluciones y desarrollar mis habilidades para la resolución de problemas.
- Experiencia relevante: su conocimiento y experiencia ofrecían siempre orientación específica.
- Entusiasmo: su pasión por el desarrollo de los demás era contagiosa y motivadora.
- Respeto alentador: valoraba mis ideas y creó una relación de tutoría positiva.
En los años que estuve cerca de Colosio, como miembro de su equipo, también aprendí lecciones que me gustaría compartir con los jóvenes:
- Tener la piel dura: la política es un juego rudo. Tienes que estar preparado para las críticas, el escrutinio público e incluso los ataques personales. No dejes que la negatividad te defina, pero aprende a gestionarla de forma eficaz.
- Centrarme en el servicio, no en el poder: los mejores políticos entran en escena con un deseo genuino de servir a la gente. No te dejes atrapar por el atractivo del poder o el prestigio; concéntrate en generar un impacto positivo en tu comunidad.
- Escuchar a la gente: es vital comprender las necesidades y preocupaciones de los ciudadanos. Escucha activamente sus voces, celebra reuniones públicas periódicas y permanece accesible a sus inquietudes.
- Construir relaciones con todos los partidos: si bien habrá desacuerdos, es fundamental fomentar relaciones respetuosas con quienes tienen puntos de vista diferentes. La gobernanza eficaz a menudo requiere compromisos y encontrar puntos en común.
- Aprender de la historia: estudia los éxitos y fracasos de los líderes anteriores. Aprende de sus errores e inspírate en sus logros.
- Estar preparado para trabajar muy duro: la política es una carrera exigente, de largas horas, campañas constantes. Tienes que estar siempre disponible para la gente. La dedicación y la perseverancia son claves.
- Mantenerme fiel a mis valores: no comprometas tus principios fundamentales por conveniencia política. Los ciudadanos aprecian la autenticidad y la coherencia por encima de las promesas vacías.
- Comunicar eficazmente: la capacidad de articular claramente tus ideas y conectarte con la gente es esencial. Perfecciona tus habilidades comunicativas, tanto al escribir como al hablar en público.
- No tener miedo de defender lo que es correcto: incluso cuando sea difícil, adopta una postura contra la injusticia y defiende lo que crees. La valentía y la convicción son cualidades de liderazgo vitales.
- Aprender de mis errores: todos cometemos errores. Asume la responsabilidad de los tuyos, aprende de ellos y esfuérzate por hacerlo mejor en el futuro.
- Mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal: si bien la política es exigente, no descuides tu salud y bienestar. Encuentra tiempo para la familia, los amigos y las actividades personales.
- Nunca dejar de aprender: el mundo y el panorama político cambian constantemente. Debes ser un aprendiz permanente, lee, mantenerte informado sobre temas actuales y adaptar tu enfoque según sea necesario.
Estos son sólo algunos principios rectores que aprendí con Colosio. Para el joven lector que está entusiasmado por iniciar una carrera en el servicio público, recuerda que los mejores políticos son los que tienen una sólida formación académica, pero que también aprenden de la experiencia y adaptan su enfoque en función de sus circunstancias específicas. Acepta los desafíos, mantente fiel a tus valores y esfuérzate por marcar una diferencia positiva: ése es el sello distintivo de una carrera política exitosa.
Javier Treviño en X: @javier_trevino