“Rara avis in terris nigroque simillima cygno” (Un ave rara en la tierra y muy parecida a un cisne negro).

Décimo Junio Juvenal
  • ‘Si no sucede algo extraordinario Morena ganará las presidenciales de 2024′.
  • ‘Solo una anomalía verdaderamente relevante en el sistema evitará el triunfo de Morena en las próximas elecciones presidenciales’.
  • ‘La oposición sería competitiva si tuviera un candidato o candidata capaz de generar emociones, pero no se ve a nadie con tal característica; entonces, los partidos opositores no darán la pelea a quien represente a Morena en la jornada electoral en la que se decidirá quién sustituirá a AMLO en el despacho principal de Palacio Nacional’.
  • ‘Si se piensa lógicamente, no hay manera de pronosticar la aparición de un hecho tan fuerte que altere el plan de la 4T: Andrés Manuel realizó las transformaciones históricas e inevitablemente las consolidará el hombre —o la mujer— que Morena y el propio presidente consideren más leal al proyecto’.

Tales expresiones las hemos leído muchas veces en la prensa para explicar que solo una catástrofe política —que nadie ve posible— podría impedir que el proyecto de la 4T tuviera una duración de al menos un sexenio adicional al de AMLO.

¿Catástrofe?

Catástrofe para Morena, sí. Aunque la evidencia disponible la niegue, nunca hay que descartarla.

No está confirmado, pero sobran quienes piensan que así, como catástrofe, se planteó originalmente la Ley de Murphy: “Si hay dos o más maneras de hacer algo y una de ellas puede resultar en una catástrofe, alguien se decidirá por esta”.

Para muchos, la Ley de Murphy es solo una puntada inteligente. Para otros, como para Jaime Rubio Hancock, periodista de El País, tal ley tiene una base científica.

¿Bromeaba don Jaime al decir eso en un artículo de 2015? No lo sé, pero lo cierto es que la negatividad suele ser acertada, sobre todo en el análisis de asuntos sociales, económicos o políticos.

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Es el clásico cisne negro. Leí que esta teoría la desarrolló en 2007 un financiero ibanés-estadounidense, Nassim Taleb. Se supone que él la explicó de esta manera en el New York Times (tomo las siguientes palabras de un sitio de la BBC):

  • ‘Primero, el cisne negro es algo atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas habituales, porque nada en el pasado puede apuntar de manera convincente a su posibilidad’.
  • ‘En segundo lugar, tiene un impacto extremo’.
  • ‘En tercer lugar, a pesar de su estatus atípico, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones para su ocurrencia después del hecho, haciéndolo explicable y predecible’.

Algunos pocos loquitos —o genios— pronosticaban la pandemia de covid-19. La mayoría veíamos imposible algo así. Inclusive la negamos cuando empezó. Ni siquiera le dio importancia un especialista con doctorado en el paraíso universitario neoliberal de Estados Unidos; sí, el del gobierno mexicano, el nunca bien ponderado rockstar de la epidemiología apellidado Gatell, quien llegó a decir, frente al presidente AMLO, ¡¡¡y en una de las mañaneras de mayor audiencia¡¡¡, que el coronavirus era menos dañino que la influenza.

No voy a discutir si en su momento tenía lógica el fallido pronóstico del rockstar: el hecho es que no vio venir la catástrofe, y como él se mantuvieron en la negaciòn muchas personas. Ahora, como en la teoría del cisne negro, todos —Gatell incluido— somos perfectamente capaces de explicar la pandemia y hasta de decir que era sencillo predecirla. Por cierto, me espanta el nuevo pronóstico de tan eminente epidemiólogo: que a la variante ómicron la vamos a derrotar en menos de tres patadas y con los ojos vendados.

Es que, como bien dijo el ingeniero aeroespacial Edward Aloysius Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal. Este hombre llegó a tal conclusión, lo cuenta el mencionado periodista Rubio Hancock, “después de descubrir que estaban mal conectados todos los electrodos de un arnés para medir los efectos de la aceleración y deceleración en pilotos”. Curioso, por cierto, que el colaborador de El País utilice deceleración y no desaceleración. Muy su gusto.

El hecho es que la catástrofe de vez en cuando aparece, por imposible que sea vea. Esto es, aunque no abunden, los cisnes negros existen.

Colosio como cisne negro

Morena no tenía competencia. Todo era tan fácil como aplicar una encuesta —no solo de popularidad, sino de percepción acerca de quién, entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, garantiza con mayor lealtad la continuidad de la 4T—, y después simple y sencillamente esperar a cumplir con un muy simple trámite: las elecciones presidenciales de 2024, en las que el partido de izquierda arrasaría casi sin esforzarse.

Ya no son las cosas así. Malas noticias para Morena, sin duda. Pero, al mismo tiempo, ello representa lo mejor que le ha pasado a la democracia mexicana este sexenio: la confirmación de que el sistema no entregará gratuitamente el poder a nadie... ni siquiera a la continuidad del histórico proyecto de AMLO.

El hecho es que apareció la rara avis. En las encuestas de SDPNoticias desde hace meses la habíamos visto venir, pero se nos ignoró. Hubo necesidad de que Reforma presentara en sociedad al cisne negro —alias Luis Donaldo Colosio Riojas— para que todo se alterara.

No veo un Plan B en Morena para enfrentar al cisne negro que parecía no existir en la oposición, pero que ahí estaba. Lo único que percibo en la izquierda es exceso de confianza y descalificaciones baratas a la encuesta de Reforma (El Norte, en Monterrey; Mural, en Guadalajara).

Si la gente de Morena no piensa las cosas con objetividad e insiste en negar la realidad —como en marzo de 2020, cuando el coronavirus era menos grave que la influenza—, lo que ahora solo es una mala noticia para ese partido, se convertirá en una catástrofe para la 4T.

El cisne negro, en efecto, altera los planes electorales del lopezobradorismo, que debería entender que sí hay competencia para el 2024. Los altera, pero todavía Morena puede ganar: de ninguna manera deja de ser el partido favorito para las próximas presidenciales. La catástrofe para la izquierda mexicana llegará si sus militantes se mantienen en la negación, si insisten en pensar que la colosiomanía es solo un invento de la derecha desesperada ante el avance imparable de la 4T.

Posdata

¿Qué piensa Andrés Manuel de la posibilidad de que su partido, Morena, enfrente en 2024 a un muy competitivo joven Colosio Riojas? No lo sé porque no le he preguntado, pero puedo especular: mañana trataré de responder tal pregunta.

Ayer Ciro Gómez Leyva y Manuel Feregrino, en Radio Fórmula, cuestionaban a mi hijo Federico Manuel acerca de si no sería demasiado joven —esto es, de alguna manera inconveniente para México— un presidente de 39 años de edad, que son los que tendrá Luis Donaldo en 2024. Se les olvidó que uno de los mejores gobernantes de nuestro país, tal vez el mejor, llegó a esa edad a la presidencia; sí, hablo del general Lázaro Cárdenas.

Aquí el audio de Radio Fórmula: