Bienvenidos amantes de la gastronomía. Cada país, cada región, e incluso cada familia tiene su “comida tradicional de año nuevo”. Hoy hablaremos largo y tendido de ellas, por si se le antoja degustar alguna de ellas el último día del año.
En México los tamales son un clásico, y lo he comprobado recientemente; y es que depende mucho la procedencia de tu familia, pues en el centro y sur del país es muy común comer tamales en año nuevo, calientitos con sus diferentes rellenos, masas y envolturas, dependiendo del lugar donde se elaboren, siempre bien arropados con un atole caliente, para reconfortar el alma “en estas noches de frío y duro cierzo invernal”, como dijera el Flaco de Oro.
Otras familias de nuestro país prefieren repetir el menú navideño, cocinando pavo, bacalao, romeritos, pierna o lomo de cerdo, acompañados de la infaltable ensalada de manzana, con spaguetti rojo y papas al horno, que no pueden faltar en la mesa.
También tenemos familias que, por su origen, combinan tradiciones mexicanas con las de otros países. En mi caso, en mi familia la sopa de lentejas es un requisito insoslayable en la nochevieja. Imaginen una sopa especita de lentejas, bien cocinadas, acompañadas de crocante tocino, a la que se le puede vestir de manera golosa con plátano macho frito. Con estos tiempos fríos, es una verdadera delicia.
También nos podemos topar con la sopa de habas verdes, consistente y con espeso cuerpo, aderezada de un chorrito de aceite de oliva por encima; les aseguro que es otro manjar para despedir el año.
Mis padrinos son libaneses, y en fin de año hacen una comilona en la que se mezcla la comida árabe, como hojas de parra rellenas de cordero, falafel, arroz con lentejas y cebollas caramelizadas por encima, keppe bola o keppe crudo (mi favorito), y lo armonizan con un bacalao a la vizcaína que es para chuparse los dedos; botana, frutos secos, entre los que sobresalen los dátiles, orejones y pistaches. Y después de atragantarse las 12 uvas, sacan la vajilla que estuvieron usando ese año, y por tradición, se procede a romperla con mucha “enjundia”, pues significa que lo viejo se va para dejarle espacio a lo nuevo, y darle la bienvenida a la prosperidad.
Si alguna vez salieron con alguien de la comunidad francesa, habrán degustado con ellos la famosísima “raclette”, acompañada por supuesto de una deliciosa champaña francesa; no puede faltar la bollería, pues el pan es parte central de su cena, lo mismo que el plato de quesos como gran protagonista, que nos anuncia que el postre se acerca, con un delicioso café hecho en prensa francesa, o lo más aventureros, con cafetera italiana.
Una costumbre que se lleva a cabo tanto en nuestro país como en España, es comer a las 12:00 en punto, 12 uvas que simbolizan doce deseos para el próximo año. Y es un clásico generador de memes y risas que, como se deben de comer aparejadas a las campanadas del reloj, todo el mundo termina engulléndolas y olvidándose de qué iba a pedir en sus deseos.
Queridos lectores, despidamos este año con lo que más nos gusta: la gastronomía. Disfrutemos de los placeres que la comida nos brinda, y más cuando lo hacemos acompañados de nuestra gente; no importa si cenan pozole o birria, unos tacos o un gran bufete. Los mejores ingredientes son la familia, y el platillo más especial, su presencia, su recuerdo, su abrazo, su esencia.
Mi deseo es que el próximo año, nos permita seguir degustando más platillos y conociendo más a fondo nuestra vastísima gastronomía. ¿Ustedes, que van a cenar? Los leo.
¡Bon appétit!
Cat Soumeillera en Twitter: @CSoumeillera