Más tardé en vaticinar este fenómeno en mi columna de ayer, que en lo que comenzaron a salir nuestros queridos “expertos en temas aeronáuticos” con su oleada de publicaciones -yo, sin empacho le llamo guerra sucia- poniendo en entredicho el regreso a los cielos de la marca Mexicana de Aviación.

Mención especial merece nuestro estimadísimo Darío Celis, que en su columna “La Cuarta Transformación”, pisando fuerte y comenzando con su pie derecho, o como dicen los púberes: “sin miedo al éxito”, tituló su columna de una manera llamativa, por decirlo de suave manera: “Mexicana, la nueva aerolínea de los pobres”.

¿Por dónde empezar? Me parece sumamente terrible el clasismo y racismo del encabezado de la nota, solo le faltó colocar al lado una fotografía con el pantone (color natural de la tez humana) según él, permitido para volar en avión.

Es común que en mis tuits diga que: el virreinato se acabó con el movimiento de Independencia, pero nunca salió de la vida del mexicano. Y, salvo su mejor opinión, con columnas como la publicada por El Financiero, podemos constatar que es cierto, pues nuestro racismo (a diferencia del de los Estados Unidos de norteamérica), está más relacionado con un sistema de castas. Un deleznable imaginario en donde dependiendo de tu mezcla, de si tienes más o menos sangre europea corriendo por las venas, estás más arriba o más abajo.

Eso es lo que está haciendo Darío Celis con su comentario, tratando de dejar en sus lectores una imagen simbólica desarrollando una representación mental: que sus impuestos ahora van a mantener los viajes de placer de los morenos de AMLO, o cómo literalmente escribió, se trata solamente de: “empoderar a las clases más vulnerables del país”, como si eso fuera catastrófico.

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Ah, porque también en este imaginario racista virreinal a Andrés Manuel solo lo apoya la gente de piel morena, los pobres, los que no tienen educación. Y no hay falsedad más grande que esa; en todos los partidos políticos hay gente apoyando de diferentes estratos económicos, colores de piel y niveles académicos variopintos.

Así que la premisa con la que comienza Celis además de racista, es falsa: Mexicana de Aviación para los pobres. Porque parece que el articulista cree haber descubierto el hilo negro; en su columna menciona que los 30 millones de beneficiarios de los programas sociales del presidente serán los potenciales clientes de la aerolínea a través de las “Tandas del Bienestar”, pues podrán pagar su viaje a un destino de playa a 12 mensualidades sin intereses.

Un momento, ¿dónde he visto eso? ¡Ah sí!, en todas las líneas aéreas se ofrecen viajes a meses sin intereses, muchas veces con tarjetas como Volaris INVEX, que por cierto los sobrecargos de esa aerolínea están obligados a vender un cierto número de plásticos cada mes; pero eso no es un escándalo para Celis, claro que no; al fin y al cabo para eso se rentan, ¿no?... ¡No!, el personal de cabina (sobrecargos) no están para vender tarjetas de la compañía aérea, pues son personal de seguridad, tal y como lo marca la Ley Federal del Trabajo de nuestro país.

¿Qué problema ve Celis en las compras MSI? (así abrevado se oye más “nice” que decir “en abonos”) Tal vez Don Darío arruga la nariz porque la tarjeta utilizada no es American Express, con la que puedes acumular puntos y tener beneficios... o la Tarjeta Club Premier de Aeroméxico, con la que se acumulan “millas” por comprar gasolina y vinos, por ejemplo. Entiendo que eso no está mal visto; pero que el gobierno, según la columna de Celis, trate de utilizar el sistema de compras a meses sin intereses es un verdadero escándalo.

No comparto ese enfoque donde según tu poder adquisitivo, sobre todo si perteneces a un grupo social desfavorecido, no tienes por qué viajar en avión. Esto es un error muy común de la gente que no viaja: creer que solo la gente blanca y con dinero viaja en avión.

En mi vida laboral como sobrecargo de Mexicana de Aviación confirmé, y hoy lo puedo gritar a los cuatro vientos, que eso es más falso que una moneda de tres pesos, con la cara de Carlos Salinas de Gortari, con orejas de Mickey Mouse.

Por supuesto, existen vuelos muy específicos, y en temporadas concretas, en los que el pasaje es de un cierto tipo o clase social, por ejemplo los vuelos con destino a Denver a principios de año, cuyo pasaje va a “esquiar” a Vail o Aspen. O qué decir de los vuelos a San Antonio, Texas, que hacen las señoras de las Lomas dos veces al año para ir de “shopping” al outlet. Y los que van a Las Vegas para divertirse un poco, pero también para arrasar en los outlets, y los encuentras en Ross y Marshall´s.

Según la información proporcionada por Celis, los destinos que se buscarían para detonar la línea aérea serían principalmente de playa: “Puerto Vallarta, Acapulco, Veracruz y Campeche, todos saliendo desde el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).” Claro, esto último hay que subrayarlo para que el lector “se enchile más”, y sienta que todo es un rotundo fracaso.

En realidad, el grueso del pasaje de Mexicana de Aviación, tal y como lo decía en la columna de ayer, son los paisanos (radicados en la Unión Americana), esos que no pagan con tarjeta de crédito, y menos a meses sin intereses, sino en dólares y de contado, para los que pagar sobre equipaje no es ningún problema, pues saben perfectamente que van cargados de regalos para la familia que sigue aquí en México; muchos de ellos dedicados al campo, con las manos morenas y curtidas por el sol abrasador, pero muy educados cuando suben al avión.

No lo puedo negar, era mi pasaje favorito y yo los amaba, no se quejaban, te pedían todo por favor y siempre daban las gracias; como muchos no sabían leer ni escribir eran muy agradecidos cuando uno les ayudaba a llenar las formas de migración y aduana; el reglamento de trabajo nos prohibía aceptar propinas y regalos, pero ellos siempre querían regalar algo.

Ya fuera un detallito que llevaban hacía México o de regreso, cuando iban a Estados Unidos, cargados de tamales, queso, crema, chiles, mole, y te daban las gracias dándote un tamalito “pa´l hambre”. Ya que como ellos decían “nos veríamos a la vuelta, nos veríamos para atrás”. Este tipo de ejemplos, son también parte de la aviación civil de nuestro país, son una forma de ser que si no está tatuada, sí forma parte del ADN real de la aviación, y por ninguna circunstancia debe menospreciarse. No lo digo yo, lo dijo hace tiempo un verdadero tiburón empresarial: Don Manuel Sosa de la Vega, fundador de Mexicana de Aviación.

Otra cosa que Darío Celis descubre como “novedad”, y utiliza en su narrativa para generar encono, es el VTP (Viaje Todo Pagado), que fue un hitazo en Mexicana y luego replicado por otras empresas; un modelo que no es más que pagar todo tu viaje, y que incluye transportación aeropuerto-hotel-aeropuerto.

Y ya donde francamente no sé si reír o llorar es en lo último de su columna, en la que escribe los siguiente: “La nueva Mexicana planea arrendar 10 aviones Boeing 737-700 con capacidad para entre 90 y 95 personas”. Estimado Darío: nada te costaba investigar, ¿para qué andar elucubrando qué equipo Boeing 737 es de menos de 100 pasajeros? Por favor alguien que me lo muestre, porque a menos que tenga primera clase, clase ejecutiva y después clase turista, le compro que exista esa configuración del avión. El Boeing 737 es un caballito de batalla -como lo es el A320 de Airbus-, pues son equipos de gran capacidad para clase turista.

De la familia de los Boeing 737, sabemos que la armadora estadounidense quiere colocar sus equipos MAX, porque anda en franca competencia con Airbus para ver quién coloca más aviones en distintas aerolíneas. Hago esta digresión para que se entienda bien por qué la elección de este modelo, además que se trata de un equipo que ya lo han volado los militares, pues varios aviones de la fuerza aérea son de esa familia de aviones.

Ahora, dentro de la familia de los MAXES, tenemos diferentes modelos con distintas capacidades de pasajeros; vayamos de menos a más: El B737MAX-7 viene mínimo con 172 asientos en una sola clase. El B737MAX-8 que es el modelo que sigue dentro de esta familia de aviones es de 210 asientos, igual, una sola clase. El modelo siguiente el B737MAX-9 con 220 asientos, y el B737MAX-10 hasta 230 pasajeros, una sola clase.

Pregunta seria: ¿de dónde sacó Darío Celis que un B737 tiene menos capacidad que un avión Fokker-100? No saben de aviación, y todavía se aventuran a dar información sin corroborarla.

Lo dije ayer, y lo reafirmo hoy: existen muchos intereses dentro del mundo aeronáutico que no quieren el regreso de Mexicana de Aviación por nada del mundo; no dudan en comenzar desde ya la guerra sucia, para que la gente crea que sus impuestos van a pagar “viajes de placer” a los mugrosos que reciben algún programa social. Eso no es tolerable por ningún lado, porque los pobres, según el propio Celis, serían los pasajeros de la nueva aerolínea. Y los pobres, todos sabemos, no tienen derecho a viajar.

La aviación no es tan elitista como la quieren pintar, hay pasajeros de todos los colores de piel y de todos los estratos sociales, que viajan solo una vez o de manera regular, viajan campesinos, deportistas, artistas, comerciantes, estudiantes y me tardaría mucho en describir el crisol que son los pasajeros en nuestro país.

Lo que definitivamente no podemos permitir es que siga permeando este discurso racista y clasista virreinal, donde se crea que una línea aérea es de “pobres” o “de ricos”, cuando es un transporte público de pasajeros.