Entre los errores más grandes del compañero presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador está el menospreciar y considerar como un estorbo todo lo relativo con los derechos humanos.
Ha cuestionado e invalidado a las organizaciones que defienden y promueven esta causa, empezando por la ONU, Amnistía Internacional, el Consejo Directivo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos que preside Mariclaire Acosta, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y otras más, pero no ha dudado en usar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) como instrumento propagandístico para sus intereses políticos.
La Piedra en la CNDH
La comisión fue creada ante las acciones intimidatorias y represivas de los gobiernos emanados del PRI, como las que provenían de la Dirección Federal de Seguridad, dependiente de la Secretaría de Gobernación que comandaba el hoy aliado, protegido y cómplice de AMLO, Manuel Bartlett, que igual reprimía a opositores del partido Comunista donde participaban personajes con principios y convicciones como Arnaldo Córdova, Mario Saucedo y Heberto Castillo; a periodistas como Manuel Buendía, o ejecutaba fraudes electorales como el de 1988.
De hecho, uno de los eventos que puso la atención en la necesidad de una institución que se encargara de la defensa de los derechos humanos, fue el artero asesinato de Javier Ovando y Román Gil, dos importantes colaboradores del Ing. Cárdenas, ocurrido un día antes de las elecciones de 1988.
Lo curioso fue cómo el gobierno de Carlos Salinas, uno de los más represores, se vio obligado a crear la CNDH, en respuesta a la presión de la ciudadanía, organizaciones sociales y partidos de oposición, como el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, pero ahora, un gobierno como el de AMLO, que llegó al poder por el voto popular, cancela los logros de la lucha democrática.
No hay que olvidar que la CNDH y las organizaciones defensoras de los derechos humanos han dado la batalla frente a gobiernos como el de Felipe Calderón que, de no haber tenido este freno, quién sabe qué estaríamos comentando ahora, porque gracias a la intervención de estas instancias, el Ejército no tomó el control político y de seguridad del país y se limitó a ejecutar acciones de combate al narcotráfico y al crimen organizado.
¿Proteger la integridad de los ciudadanos?
Ejemplo claro de cómo las recomendaciones de la CNDH se vuelven letra muerta frente a los intereses propagandísticos de AMLO, son los casos de Rosario Robles, cuyo proceso fue violentado para encerrarla por venganza y la vergonzosa detención de la hija de la cuñada del Fiscal Alejandro Gertz, Alejandra Cuevas Morán, a quien le han violado todo su procedimiento judicial para mantenerla injustamente detenida en Santa Martha, mientras que la CNDH calla como momia.
En cambio, se reabre el expediente de Ayotzinapa, asunto del que ya se habían determinado violaciones a los derechos humanos y por el que se emitió una extensa recomendación, la 15 VG/2018, sobre los hechos, sólo para lucrar políticamente con los estudiantes desaparecidos. De igual forma, se abrió el tema de Pasta de Conchos, pero se olvida el camarada Andrés, de otras tragedias como la de Tlahuelilpan, que dejó más de 150 víctimas mortales, la represión a los migrantes, cuya persecución dejó 56 muertos, no se pronuncia por la falta generalizada de medicamentos y en especial para los niños con cáncer, la falta de quimioterapias, ni tampoco sobre los actos autoritarios contra el CIDE o la UNAM.
Vergüenza en la 4T
En la 4T la CNDH pasó a ser juez y parte, una dependencia más, dedicada a avalar actos autoritarios del gobierno de la República, como el uso de la fuerza en contra de migrantes, movimientos feministas o periodistas y violaciones en los procesos judiciales que se siguen contra los “adversarios del régimen”.
Pero no solo eso, con Rosario Piedra Ibarra la CNDH se convirtió en una agencia de colocación de sus familiares, de Adán Augusto y del propio presidente.
Según denuncias de los propios trabajadores, miembros y ex miembros del Comité Eureka, fundado por la madre de la titular, Rosario Ibarra de Piedra, forman parte de la CNDH, así como algunos de sus familiares, tal es el caso de su secretario particular, Daniel Nájera Piedra o Erick Piedra Méndez, jefe del departamento de Normatividad en la Comisión.
El Oficial Mayor, Ángel Gómez Garza tiene a su sobrino Gonzalo Garza Luna como enlace administrativo en la 4ta Visitaduría; Hilda López del Águila, directora general de recursos materiales que solo se dedica a comprar cosas caras en Internet, presume ser familiar de AMLO y del “tapado”, el secretario de Gobernación Adán Augusto López.
La Comisión, lejos de ejercer sus verdaderas funciones, se ha convertido en el escenario mediático de los intereses de AMLO, no han emitido nada que lo afecte como medicamentos o casualmente las 2 recomendaciones a Marina y Sedena pero fue Carlos Fazio quien entregó varias recomendaciones para firma de Rosario y las emiten una vez que ya no estaba Fazio, Estrada Correa lo obstaculizo durante toda su gestión y a formar un grupo político encabezado por el subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB, Alejandro Encinas, en alianza con Claudia Sheinbaum y el actual secretario de Gobernación.
Lo que vemos, aparte de una vergonzosa gestión de Rosario Piedra Ibarra al frente de la CNDH, es un avance inexorable hacia el autoritarismo y el olvido de lo que fue la lucha por los Derechos Humanos.