Andrés Manuel López Obrador dice con frecuencia que en política todo se puede hacer, menos el ridículo.
Por tal motivo el presidente debe haberse decepcionado cuando supo de la risible propuesta de Marcelo Ebrard: crear en el próximo gobierno la Secretaría de la 4T.
Si eso es de risa, porque lo es sin lugar a dudas, la segunda parte de la propuesta —también bastante ridícula— debe haber ofendido al presidente de México: que su segundo hijo, Andrés Manuel López Beltrán, sea el secretario de la 4T.
Las burlas en las redes sociales fueron brutales. Gravísimo error de Marcelo, sin duda. Se le dijo de todo. Se le voltearon sus aliados de la derecha y en la izquierda nadie lo tomó en serio.
Y, de pasada, Ebrard lastimó al joven López Beltrán, a quien se agredió de más sobre todo en Twitter. El hijo de AMLO no necesitaba que se le involucrara en tuna tontería de ese tamaño.
¿Por qué Ebrard actuó con tanta torpeza? Por desesperación, lo que le llevó a proceder de forma precipitada. No hay otra explicación.
El excanciller no es tonto, así que si lo hubiera pensado unos segundos no lo habría hecho: era obvio que su propuesta lo iba a convertir rápidamente en el más grande zalamero de todos los tiempos.
La desesperación, siempre pésima consejera, empujó a Marcelo Ebrard al abismo de lo extremadamente grotesco.
¿Por qué está tan desesperado Marcelo Ebrard? Solo hay una respuesta posible: ha caído bastante en sus propias encuestas.
Y si Marcelo está cayendo en los estudios serios que él financia —no en las encuestas patito que difunde—, necesariamente la que está creciendo es Claudia Sheinbaum.
En una de sus novelas José Saramago escribió: ‘No sé quién dijo que el ridículo de un instante puede arruinar la carrera de una vida’.
Yo tampoco conozco al autor de la mencionada frase, pero es verdad lo que afirma, como lo está demostrando Marcelo Ebrard: el ridículo de una inútil propuesta realizada a toda prisa, claramente a tontas y a locas, está acabando antes de lo esperado con las aspiraciones de quien presume haberse preparado durante 40 años para luchar por la presidencia de México.
El feo mensaje a AMLO
En realidad, Marcelo Ebrard se quiso pasar de listo y no le salió. De plano el tiro se le fue por la culata, como suele ocurrir en esto casos.
Por un lado Marcelo pretendió agradar a Andrés Manuel López Obrador: “Defenderé tu legado... al nivel de una sola secretaría, que te baste con eso. Porque no será todo mi gobierno la continuación de la 4T, sino nada más una dependencia, y pondré al frente a tu hijo; me tienes que dar las gracias”.
Por otra parte, quiso agradar a la derecha: “Habrá continuidad de la 4T, pero poquita, solo una de tantas secretarías del gabinete. Todo lo demás será mi propio proyecto ebrardista”.
Nadie entendió lo que quiso hacer el señor Ebrard y terminó en el más espantoso ridículo: se la ganó por jugar al vivillo.
Posdata
Andrés Manuel López Beltrán bateó a Marcelo Ebrard: no aceptó la absurda oferta de ser titular de la Secretaría de la 4T. Jamás se iba a prestar a una vacilada de tales dimensiones.