“Me pasé la vida preocupándome por cosas que nunca pasaron”
Winston Churchill
Los pensamientos obsesivos se presentan en las mentes de las personas con inteligencia superior al promedio humano, ya que son las que por su mayor capacidad de análisis de la realidad y de procesamiento del pensamiento, tienden a sobre preocuparse todos los días por prácticamente cualquier circunstancia adversa, aun sabiendo que las probabilidades de que ocurran sucesos negativos o catastróficos al respecto son probabilísticamente muy bajas.
Los pensamientos obsesivos generalmente se acompañan de acciones compulsivas para compensarlos, por eso al trastorno en su conjunto se le llamó: obsesivo-compulsivo.
Grandes personajes de la historia han presentado estos pensamientos obsesivos, pero han sido grandes gracias a que los supieron canalizar hacia acciones compulsivas propositivas, incluyendo al Rey David, quien compulsivamente a los 16 años de edad enfrentó a Goliat, su comportamiento se puede analizar al leer el Salmo 34 de la Biblia; un gran obsesivo fue Napoleón Bonaparte, quien gracias a sus pensamientos obsesivos y compulsiones, incluyendo la premeditadamente derrota de la batalla de Waterloo, logró conquistar al mundo; y ni se diga de Adolfo Hitler y Winston Churchill, ambos con sus obsesiones y compulsiones voltearon de cabeza al mundo hace 85 años, también fue muy obsesivo y compulsivo, en su momento, el presidente Luis Echeverría Álvarez, a quien tuve el honor de conocer personalmente.
Pero no todos los seres humanos son capaces de controlar y dirigir sus obsesiones y compulsiones para dominar al mundo, y estas les causan mucho sufrimiento cuando se presentan como pensamientos obsesivos y catastróficos sin razón.
Existen fármacos que se han desarrollado para las obsesiones y compulsiones negativas con cierta eficacia, incluyendo ansiolíticos y antidepresivos, y decenas de terapias psicológicas, incluyendo al famoso psicoanálisis de Freud, y se han utilizado para tal efecto varios tranquilizantes “naturales” durante toda la historia, incluyendo al tabaco y al alcohol.
Yo pretendo aportar una conducta, que más que terapia, ayuda mucho a las mentes superiores para dominar sus pensamientos obsesivos, y por ende, sus compulsiones, consiste en tener el mayor placer terrenal posible en todos los momentos del día en los que no aparecen dichos pensamientos, ya que al obtener placer, el cerebro libera sustancias que se mantienen en el cuerpo y que son de gran ayuda cuando aparecen esos pensamientos tan desagradables a los que Churchill llamó: “perros negros”, principalmente dopamina, noradrenalina, serotonina, cortisol, pero sobre todo, endorfinas, que se llamaron así por simular el efecto de la morfina por dentro del cuerpo, y este placer terrenal puede lograrse de muchas maneras, incluyendo caminar y hacer ejercicio, platicar con amistades, salir a pasear, bailar, escuchar música, yo personalmente recomiendo a José José como el poseedor de una de las voces más interpretativas de toda la historia, leer, jugar con mascotas, ver películas y programas de TV positivistas, coleccionar algo, incluyendo monedas y billetes, aprender a tocar un instrumento musical, aprender un nuevo oficio o arte, y, en general, divertirse.