“Los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los mayores”.

HANS CHRISTIAN ANDERSEN

Desde que andaba en campaña, López Obrador prometió que con él en la presidencia tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca. Esta semana, en la mañanera, con más de la mitad de su sexenio transcurrido, dijo que, ahora sí, ya estamos casi —ya merito— como Dinamarca y que el próximo año, esto es, en 2023, tendremos en México un sistema de salud óptimo.

El trayecto para llegar a tenerlo, no obstante, nunca se estableció; tampoco la ejecución del esquema. Sí hubo, en cambio, descalificaciones, errores y un desabasto de medicinas de épicas proporciones que los enfermos no dejan de sufrir.

El sistema de salud no era el óptimo antes en pasados sexenios, pero en lugar de mejorarlo, estos últimos años han ahondado los problemas. Pacientes, doctores, distribuidores en el desamparo.

Se pulverizó el Seguro Popular y en su lugar se inventó el INSABI, el cual —como dice el refrán— certificó que ‘es peor el remedio que la enfermedad’. Al grado que este año ya se declaró su muerte clínica y todos sus usuarios —esperemos— serán trasladados al IMSS Bienestar.

El descarado cambio ha dejado a la misma institución (el IMSS) sin conocer la estrategia o las dimensiones del reto que significará arropar a los usuarios del INSABI dentro de la nueva figura del IMSS Bienestar. Eso e inscribir cientos de miles (si no es que millones) de asegurados nuevos que no estaban cubiertos por el Instituto de Salud del Bienestar. Preguntar por fechas es un lujo; ello es un enigma total.

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Tratando de hacer ‘el cambio a Dinamarca’ se cancelaron las compras de medicinas, la logística para su entrega y se culpó a los laboratorios de corrupción, malas prácticas y desabasto. Seguro en este modelo danés, los encargados del abasto de medicinas definitivamente quieren que Andrés Manuel cambie de nombre. Basta recordar la promesa del tabasqueño quien dijo, en noviembre pasado, que si las medicinas no llegaban a los pueblos se dejaba de llamar AMLO. Noticia: no han llegado y están muy lejos de hacerlo.

No sabemos lo que le informan los responsables de Salud, pero lo que se presume como un éxito no es tal. La compra de medicamentos es de menos del 50%. Y, a mayor inri, 24 millones de recetas siguen sin surtirse. De hecho, esto no se circunscribe al INSABI; también el ISSSTE, Pemex y la SEDENA han sufrido desabasto.

Dicho por la institución misma, de de los medicamentos adquiridos por el INSABI en esta primera mitad del año, solo se ha distribuido un 32%. La razón es sencilla: se desmanteló el sistema anterior y no se tuvo una propuesta de sustitución adecuada. Ahora, las dificultades que se enfrentan son sufridas por quienes carecen de medicinas.

En esta Dinamarca tropicalizada, se tiene un código moral —no solo para el sector salud, sino para toda la gente—, pero de poco sirve cuando se trata de salvaguardar la integridad del personal médico. No se olvide, México ocupa el deshonroso primer lugar a nivel mundial de muertes en dicho sector producto de la pandemia del Covid-19. Tampoco sirvió para proteger a los menores de edad; nuestro país también presenta el primer lugar de niños huérfanos resultado de que sus padres murieron a causa del virus.

Ya no hablemos de hospitales del sector público que se encuentran sobresaturados y los cuales requieren —les urgen— apoyos de todo tipo por parte del gobierno. Usted dirá: ya para que se le solicite material quirúrgico a los familiares de los pacientes para atender a estos…

Dinamarca, sí; una de cuarta. En esta, los médicos mexicanos están en la base de la tabla cuando se compara su salario con el de otras naciones. No vayamos a lo que ganan en Europa o en Estados Unidos. Contrastémoslo con lo que perciben los galenos en Brasil. Ahí los médicos devengan 55,000 USD al año si son hombres y 35,000 si son mujeres (otro horror del que vale la pena hablar en otra ocasión). En nuestro país, los doctores que trabajan en el sector público ganan en promedio entre 11 y 17,000 USD al año (International Physician Compensation Report 2021).

Dinamarca de vaqueros… más bien de cubanos. Se invita a galenos de la isla caribeña a trabajar a México y solo ante la presión de la ciudadanía se abrieron plazas en diversas especializadas médicas para galenos mexicanos que antes no se conocían.

Dinamarca es reconocida por su sistema de salud y cuentos tan entrañables como La Sirenita y su gran cuentista Hans Christian Andersen. México, en cambio, se le conoce cada vez más por los cuentos del ganso cansado, unos que ni siquiera alcanzan la profundidad de la narrativa del Patito feo.

Así que, cada vez que escuche que “ya casi estamos como en Dinamarca”, díganle al charlatán de Palacio: “mejor cuéntennos una de vaqueros” o “a usted y a la 4T el cuento que mejor le queda es El traje nuevo del emperador”.