Si por Alejandro Moreno y Rubén Moreira fuera, la decisión de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados sería votar favor de la iniciativa presidencial sobre la Reforma Eléctrica. No es afinidad ideológica o programática; es el anhelo de ganar impunidad. En el caso de Moreira, el objetivo es doble: despejar del panorama una posible investigación en su contra por disponer de recursos federales en su periodo de gobernador de Coahuila y su interés en la elección de Hidalgo, en los dos temas el factor AMLO estima que es definitorio.
El coordinador de los diputados se ha apoderado de la voluntad de Alejandro Moreno, quien recibe todos los golpes por el tema de la Reforma. La cuestión ahora es cómo votarían los diputados del PRI, esto es si sus dirigentes podrán imponer su interés por encima del de su partido y de sus correligionarios.
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Si el asunto pasara al pleno en estos momentos, más de las dos terceras partes de los diputados del PRI votarían en contra. Por ello se resolvió posponer la discusión de la iniciativa bajo el pretexto de una consulta, incluso se ha propuesto la fórmula de sesiones en conferencia de las comisiones dictaminadoras del Senado y de la Cámara a efecto de involucrar a Ricardo Monreal en la negociación y de paso intentar planchar a los senadores priistas, quienes difícilmente aprobarían la propuesta presidencial y especialmente para someter al grupo de los cinco senadores, quienes previsiblemente exigirían cambios importantes al proyecto original para así ganar credibilidad e identidad.
Rubén Moreira requiere tiempo. Por lo pronto logró consensuar la idea de votar en bloque, lo que fue un error por quienes se oponen a la propuesta presidencial, ya que AMLO requiere 56 votos de diputados priistas, esto es, bastaría que una minoría de 16 diputados tricolores en contra para frenar la Reforma y con el voto en bloque el número se eleva a 36.
¿Qué podría modificar la intención de voto de los diputados? Está presente usar los recursos del Estado para que por la vía judicial/policiaca se construyera la pretendida mayoría calificada. La actuación de la UIF, el SAT y la FGR no es nada desdeñable. Así ocurrió en Coahuila en los tiempos de gobernador con el político Noé Garza, al utilizar temas familiares con perversidad y trampa para así neutralizarlo.
Son pocos los diputados priistas susceptibles de intimidación. Por ello el otro recurso al alcance y no sólo para los diputados, sino para todo aquél que pueda incidir en el voto legislativo es la cooptación, esto es, la oferta de inclusión en el gobierno o postulaciones en cargos de elección popular con vistas a las elecciones del próximo año.
Por la buena o por la perversa puede modificarse el escenario. Quizás lo que debiera estar presente en la definición de los legisladores tricolores es que al votar en un sentido o en otro no sólo están decidiendo su suerte personal y la del sector eléctrico, sino también la del PRI.
El fracaso de Moreno/Moreira de llevar al PRI al servicio del presidente López Obrador puede dar lugar a la rebelión. De concluir en la defenestración de ambos podría ser el principio de la recuperación del PRI como una fuerza política confiable en la disputa por la nación, especialmente si lo que se resuelve es marcar distancia a quienes son rehenes del poder por un pasado de corrupción y una riqueza más que explicable.
Federico Berrueto en Twitter: @Berrueto