Con mucho asombro, como madre de dos adolescentes y como psicóloga clínica también, veo que cada vez más los niños y jóvenes buscan formas de imponerse retos para sentir algo.
Están desesperados por tener algo qué sentir, por sacudirse la sensación de que transitan por el mundo como zombies y que algo los despierte de su letargo.
No buscan dentro de sus mentes y vidas algo que les funcione para bien. Lo están buscando afuera y para mal.
¿Y cuál es la mejor manera de provocarse algo para sentir que están vivos? A través de las adicciones.
Ahora, ante la carencia de afecto y de un entorno que les haga sentirse amados y protegidos, pero sobre todo aceptados, buscan retar a sus cuerpos y a la propia muerte para ver si todavía están vivos.
Este último reto que se ha viralizado en la plataforma de TikTok, que es una plataforma muy usada por niños que van desde los 11 años a los 20 y más, en donde en videos de segundos a tres minutos comparten contenido visual y auditivo.
El reto consiste en ingerir clonazepam, que es un medicamento para la ansiedad, todos al mismo tiempo y ver quién es el último que se duerme. El último que se duerma es el ganador.
* Grave, porque los niños y jóvenes están tomando estas pastillas sin control, por lo que terminan intoxicándose.
* Grave, porque no se sabe exactamente si están tomando pastillas vigentes o caducas o realmente con qué están fabricadas ya que la mayoría las obtienen en el mercado negro.
* Grave, por la facilidad con la que cuentan hoy para conseguir ese medicamento ya que es un medicamento absolutamente controlado.
¡Gravísimo!, por donde se le vea.
Hasta dónde se le está saliendo de las manos el tema de los medicamentos al presidente que cuando no hay desabasto, ahora hay mercado negro.
Y si bien es cierto ha existido el mercado negro de estos y otros medicamentos desde hace muchos años, lo cierto es que se está comprobando que en los tianguis más importantes de diferentes ciudades se encuentra específicamente el clonazepam con la leyenda en la caja que dice que es exclusivo para uso del sector salud.
Quiere decir que ese medicamento ha sido robado y sustraído de clínicas y hospitales para ser vendido a “compradores” piratas y malévolos para vendérselos a los niños.
Pero, ahora bien, hay otra alta posibilidad de la forma en cómo los niños y jóvenes están obteniendo este medicamento y es a través de los padres de familia.
Muchas personas requieren de medicación para dormir. Sobre todo en la pandemia, hay cientos de personas que nunca antes habían tenido que acudir a los ansiolíticos (el clonazepam es un ansiolítico) que les ayuda a conciliar el sueño. Por cierto durante la pandemia, y todavía, hay desabasto e informalidad en la adquisición de este medicamento.
Usar ansiolíticos prescritos por psiquiatras no está mal. Como psicóloga siempre he agradecido que existan esos medicamentos psiquiátricos que te ayuden a sentirte mejor. Para eso son. Y más si se trata de medicamentos que te ayudan a dormir, son muy necesarios. Sin embargo, aún la gente estigmatiza a aquellas personas que requieren de estos medicamentos para sentirse mejor, señalándoles como adictos o como enfermos mentales. Ese discurso tiene que cambiar.
Así que creo que no nada más para los niños y jóvenes queda en un reto “chistoso”, sino que el niño o el joven al sentir el efecto somnoliento que produce el medicamento, lo querrán seguir usando más y más, ya no como un juego o como un reto, sino para su propio uso. Por lo que, si esto no para y alguien lo detiene habrá una alza grave en niños y jóvenes adictos como nunca antes.
Algo le pasa a los niños y jóvenes que quieren sentirse vivos, quizá en el encierro de la pandemia de no toparse más que con muros ha hecho que quieran vivir experiencias al límite.
Y por eso están viviendo estas propias experiencias que no les corresponden aún: Relaciones sexuales prematuras, beber alcohol en grandes cantidades, el tabaco o el famoso “Vape” y ya ni hablar de la cantidad de embarazos no deseados que están habiendo.
Niños y adolescentes que también se están provocando autolesiones (cutting) en la piel como una forma de reconocer que siguen vivos, que no están muertos. Como una forma de desahogar su dolor y su frustración.
La salud mental de niños y jóvenes nos debe de importar absolutamente a todos. Y todos debemos de atenderla y saber cómo.
En el caso del reto de la ingesta de clonazepam les comparto algunos consejos si tienen en casa a niños y a adolescentes.
* Operación mochila: De vez en cuanto hay que revisarles su mochila, explicándoles que están cuidando como padres que no lléveme nada al colegio que pueda dañar a otros o a ellos mismos.
* El Hablar mucho con ellos hace que tomen conciencia de la toma de decisiones. Si bien por la curiosidad propia de la edad querrán experimentar cosas, al menos dejarles saber que las consecuencias pueden ser fatales.
* Enseñarles a ponerles límites a sus compañeros. La presión que ejercen los amigos es muy fuerte, pero ellos deben de mantenerse a salvo y eso es lo más importante. Hacerles tomar conciencia de que si un amigo les deja de hablar porque no cedió ante algún reto, entonces, no era amigo.
* Como padres y madres consumidores de clonazepam y de otros medicamentos, recomiendo usar una caja fuerte para introducirlos bajo llave y así tener la seguridad de que no serán sustraídos por los niños y jóvenes en casa.
* No podemos abstraerlos del mundo digital que ahora observan nuestros niños y jóvenes porque aquí y allá tendrán acceso a imágenes y contenidos muy fuertes. Pero en la medida que se hable del tema sin tapujo ni pudor, se abre una puerta para poder conducir un diálogo sincero en donde puedan comentarnos sus preocupaciones y culpas por estar haciendo cosas que saben que están mal pero que la inercia y la presión de otros jóvenes les obligan a hacer.
Nuestros niños y adolescentes quieren sentir que están vivos... Intentemos crear espacios y ambientes que los hagan sentir que sí lo están.
Un rato salir a caminar, una serie compartida en televisión, una tarde de palomitas… todo esto que les haga sentir que son amados y que tenemos tiempo para ellos pueda hacer la gran diferencia.
En tanto el gobierno no tome acciones contundentes para prohibir la adquisición de medicamentos controlados en el mercado negro, como padres y madres de familia podemos empezar a hacer algo por reconstruir las vidas de nuestros hijos para que tengan herramientas y carácter para no caer en estos tontos retos que para ellos solamente son divertidos porque los hacen sentir que pertenecen a algún grupo más, pero que les puede costar la vida.
Es cuanto.