Más tardó en tomar el micrófono que en destrozar cualquier duda prevaleciente en cuanto a si habría de maquillar o bajar el tono de sus amenazas hacia México. Éste lunes 20 de enero, Donald Trump asumió como presidente de los Estados Unidos de América del Norte para un segundo periodo (2024-2028), y de inmediato declaró “Emergencia Nacional”, al tiempo que disparó la artillería de amenazas pesada contra México, los cárteles de la droga y los millones de indocumentados que habitan su país.

De manera que todos los analistas internacionales y aquellos opinólogos que pronosticaban Trump no cumpliría sus amagues de campaña simplemente fallaron y fueron ridiculizados. Los que afirmaban que al jurar de nuevo como presidente cambiaría el discurso, fallaron crasamente. El polémico magnate norteamericano, apenas fue investido como presidente, repitió sus amenazas en temas migratorios y de seguridad, e incluso fue más allá:

Primero, el presidente de Estados Unidos confirmó que declarará emergencia nacional en la frontera con México para detener la migración ilegal.

“Pondré fin a la práctica ‘Capturar y liberar’ y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, explicó.

Segundo, Donald Trump también anunció que el gobierno de Estados Unidos declarará a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas.

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Esta medida forma parte de una serie de acciones que la nueva administración de Trump planea llevar a cabo contra el consumo de fentanilo en su país, problema del cual ha atribuido principalmente a los cárteles mexicanos, como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Trump explicó que aplicará la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 que le permite utilizar a las fuerzas del orden federales y estatales para expulsar a “todas las pandillas y redes criminales extranjeras que traen delitos devastadores a suelo estadounidense”.

“Hoy firmaré una serie de órdenes ejecutivas históricas. Con estas acciones, iniciaremos la restauración completa de Estados Unidos y la revolución del sentido común. Todo es cuestión de sentido común”, dijo en el Capitolio.

Para colmo de males, Donald Trump retomó su propuesta de renombrar el Golfo de México por Golfo de América durante su discurso de investidura como el presidente número 47 de Estados Unidos, el cual se llevó a cabo en Washington D.C.

“Estados Unidos va a reconquistar el lugar que le corresponde como la nación más respetada del planeta. En poco tiempo vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América y vamos a devolverle el nombre de nuestro gran presidente McKinley al monte McKinley”, dijo.

De acuerdo con especialistas del Centro de Estudios de América del Norte (CEAN) del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la UdeG, las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump en materia de deportaciones masivas e incursiones militares en el país para derrocar a los cárteles del narcotráfico, a quienes consideró terroristas, representarían la ruptura de la relación bilateral con México; sin embargo, la negociación de cada frente del gobierno podría traer oportunidades económicas, migratorias y de seguridad.

En rueda de prensa, desde Phoenix, Arizona, el maestro Miguel Ángel Sigala, miembro del CEAN, confirmó que algunas órdenes ejecutivas emitidas en los primeros días con respecto a la política migratoria son impulsadas por el nacionalismo y el supremacismo blanco, aunque sin la reflexión de la importancia económica de los mexicanos.

“El discurso por recuperar su país con sentido antimigratorio y antimexicano es paradójico, porque EUA ha experimentado en los últimos años una escasez de mano de obra que importa, y necesita no mano de obra poco calificada, obrera o trabajadora, sino altamente calificada”, aseguró Sigala.

Sobre las amenazas de Trump de enviar drones para bombardear posiciones estratégicas de los cárteles, opinó desde Los Ángeles, California, el maestro Miguel Alejandro Híjar-Chiapa, integrante del CEAN.

“Sería un atentado contra la soberanía mexicana, como ya lo ha insistido la presidenta Claudia Sheinbaum. Esto hará urgente que México y Estados Unidos tengan un canal de comunicación abierto para discutir estos temas y evitar confrontaciones innecesarias en una de las relaciones no sólo comerciales, sino también políticas, sociales y culturales más importantes del mundo”, subrayó.

Sobre las respuestas que Sheinbaum ha dado a cada una de las amenazas y estridencias de Trump, la doctora López-Vallejo Olvera precisó que será vital conocer quién tiene la capacidad de moderar al presidente estadounidense, pues si México no tiene ese poder, serán las alianzas mexicanas con grupos de interés mexicanos o afines desde Washington quienes puedan controlarlo.

“Esa parte no se ha realizado como se debe, y otros gobiernos sí lo han hecho. Es decir, una negociación con base en intereses comunes que controlen la burocracia de Estados Unidos; así han logrado bajar el tono al presidente y hacerlo lo más técnico posible, no tan político o politizado, como se ha visto”, dijo.

El doctor José Jesús Bravo Vergara, integrante del CEAN, planteó el escenario geopolítico que impulsará Trump: el interés por la anexión de Groenlandia, perteneciente a la soberanía danesa, tensa la relación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pues no hay antecedente del ataque de un miembro a otro de la misma organización.

Ucrania será la nación con más pérdidas, de acuerdo con el investigador, pues EUA dejará de brindarle apoyo económico y protección contra el avance ruso.

El director del CEAN, doctor Arturo Santacruz, dijo que Trump asume como un “delincuente convicto”, estatus legal declarado por un juez de Nueva York.

Aunque Trump no habló sobre aranceles, el especialista abordó el aspecto económico:

“Una es la económica, tanto en materia comercial e inversiones; la otras es la migratoria, no sólo por el endurecimiento de la frontera, sino también por las deportaciones y las remesas; y la seguridad, que perjudicaría la relación bilateral y México sería el principal perdedor”, dijo.

La doctora Marcela López-Vallejo Olvera, del CEAN, advirtió que el papel del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), acordado en su primer periodo y base de las relaciones comerciales, es más importante que las amenazas de campaña.

“Al parecer, las opiniones vertidas, con mucho énfasis, de imponernos aranceles son un punto de negociación, sólo eso, porque, recordemos, Trump es un negociador, a eso se dedica”, dijo la investigadora.

Para López-Vallejo Olvera hay dos opciones posibles en esa negociación: la imposición del 25% de aranceles a las exportaciones mexicanas, la misma medida de nuestro país a las exportaciones de EUA, medidas que extinguirían los tratados comerciales. La otra opción es la negociación de oferta y contraoferta arancelaria, migratoria y de combate a las drogas y el crimen organizado.

“Empezar a negociar por menos aranceles, mientras se vincula con otros temas como migración y el fentanilo. El T-MEC no se va a remover, sino a renegociar”, subrayó.

El asunto es que tal y como ya se advertía desde la campaña, el Donald Trump que juró este lunes como presidente de nuestro país vecino del norte llega “recargado”, y como ya lo habíamos comentado con anterioridad, con el agravante que esta vez ya no estará acompañado en su gobierno de los llamados perfiles ‘moderados’, por lo que será muy interesante ver qué o quién será el valiente que lo intente amainar o hacer que modere sus acciones.

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