El jueves 14 de marzo se dio por concluida la auditoría que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) llevó a cabo a las autoridades aeronáuticas de nuestro país.
La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) informó a través de un comunicado que la auditoría se realizó en dos partes: la primera fue del 14 al 27 de febrero y la segunda del 6 al 14 de este mes.
Para la primer auditoría estuvieron presentes 8 auditores, y los temas que se abordaron fueron los siguientes:
- Legislación Aeronáutica Básica y Reglamentos de Explotación Específicos
- Organización de la Aviación Civil
- Otorgamiento de Licencias al Personal e Instrucción
- Operaciones de Aeronaves, Aeronavegabilidad
- Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación
- Servicios de Navegación Aérea, Aeródromos y Ayudas Terrestres
Antes de seguir desmenuzando el comunicado de la AFAC, me parece necesario señalar que el área de licencias -hasta el día de hoy- sigue siendo un verdadero problema para el personal aeronáutico, pues no se ha logrado agilizar el trámite para la obtención de licencias; dicho esto, prosigo.
Se nos informa que los auditores realizaron diversas visitas, con la finalidad de verificar la correcta implementación de los sistemas de vigilancia de la seguridad operacional de la AFAC.
Estuvieron presentes en el Aeropuerto de Guadalajara, en la sede de VivaAerobus en Monterrey, y también en el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), dentro del AICM. De manera preliminar, la auditoría arroja que existen varias observaciones qué hacer, en especial en las siguientes áreas:
- Investigación de Accidentes e Investigación de Incidentes de Aviación
- Servicios de Navegación Aérea
- Aeródromos y Ayudas Terrestres
Si somos sinceros, esto no debe ser ninguna sorpresa. Seguramente ustedes recordarán el lamentable accidente del globo aerostático en Teotihuacán, hace prácticamente un año. En la investigación intervinieron diferentes autoridades, y que en aquella ocasión, desde este espacio les mencioné que la falta de claridad en cuanto a quién estaba a cargo de las diligencias iba a ser contraproducente, pues teníamos inmiscuidas a autoridades de diferente jurisdicción y diferentes niveles de gobierno: del Estado de México, de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes, y por supuesto la AFAC.
Además, se volvió muy notoria la falta de personal calificado para llevar a cabo estas investigaciones, cuestión que también había salido en las auditorías hechas por la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés) cuando nos degradaron a categoría 2, y entonces se estaba trabajando para recuperar la categoría 1.
Respecto a los controladores aéreos, la AFAC nos informa que los auditores de la OACI hicieron la siguiente observación: “falta de vigilancia periódica en vuelo a las radioayudas y ayudas visuales instaladas en los diferentes aeropuertos y estaciones que conforman la infraestructura aeroportuaria nacional, ya que en el 2022 las tres aeronaves Cessna Citiation estaban fuera de servicio y fue hasta inicios del 2023 que se finalizaron los servicios de las aeronaves y con ello se inició el programa de vigilancia para dar cumplimiento a las verificaciones atrasadas”. Esto quedó plasmado en el comunicado referido.
Me parece muy interesante que la OACI le haya dicho a la AFAC que “replantearan” su estructura organizacional; ¿qué habrán detectado?, ¿dobles funciones?, ¿falta de control sobre los procesos internos de la nueva dependencia? En este espacio he hablado largo y tendido de -por lo menos- dos áreas de la AFAC: Medicina de Aviación y la oficina de Licencias; y es que lamentablemente el caos y la destrucción sigue existiendo en la última.
También, la OACI le está recomendado a la AFAC incrementar el presupuesto para el personal que servirá como inspectores, así como establecer de forma clara las funciones de la Agencia, capacitar al personal encargado de la vigilancia de las terminales aéreas y el servicio en tierra.
Para la segunda parte de la auditoría, fueron a instalaciones de Volaris; de hecho varios compañeros me comentaron que el personal de la OACI estaba verificando la operatividad de las aeronaves; pero ellos confían que saldrán bien de la evaluación.
¿Qué detectaron en esta segunda parte de la auditoría? Según el propio comunicado de la AFAC “el auditor dio a conocer un mayor número de observaciones en el tema de Organización de la Aviación Civil, haciendo énfasis en la estructura del Manual de Organización de la AFAC el cual se encuentra en proceso de aprobación, así como la mejora de la herramienta de Staffing Model, que sirve como mecanismo para detectar la falta de personal”.
Ahora, ¿qué sigue? La OACI cuenta con un plazo de 90 días para entregar el informe sobre los resultados que arrojaron ambas auditorías, y a su vez la AFAC tendrá 45 días -una vez que tenga los resultados- para hacer los comentarios que crea pertinentes.
Por lo pronto, la AFAC ha mostrado disposición para hacer correcciones, si es el caso. Eso es positivo, pues hacerlo nos permite mejorar como país, en cuanto al tema de seguridad aeronáutica. Esta evaluación tendría que haberse llevado desde hace dos años, pero por motivos de la degradación a categoría 2 y de la pandemia fue necesario retrasarla.
Es conveniente que la nueva AFAC aplique todos los cambios y recomendaciones que sean necesarios, pues solamente tienen la finalidad de hacer más segura a nuestra aviación. Lo que urge, y hablo en serio, es actuar en el área de licencias; le pido a la AFAC que termine con la burocracia que existe, y de paso con los “gestores”, bonita forma de llamarles a los “coyotes” que “sacan” las licencias para poder ejercer la profesión de piloto, sobrecargo, mecánico, oficial de operaciones, etc.
Es muy fácil confundir este tipo de auditorías con actos de intervencionismo; incluso los más chovinistas pueden verlo como un sometimiento de nuestra autoridad a intereses extranjeros.
Pero debemos ver las cosas con calma y en su justa dimensión. México es miembro de la OACI desde 1957, y de manera libre y soberana aceptamos acatar las reglas que se dictan de manera internacional. Estamos jurídicamente obligados como nación a participar y aceptar este tipo de auditorías periódicas. El objetivo final es muy claro: seguridad en la aviación.