Muchos pueden recordar o no los estragos del huracán Alex en tierras regias. La fuerza del agua que bajo por el Río Santa Catarina se “comió” los carriles de las avenidas Constitución y Morones Prieto que corren al lado del cauce de este violento río.
En ese momento Rodrigo Medina y su equipo de gobierno pensaron en una solución temporal para el desgajamiento de ambas avenidas. Los carriles hábiles de Constitución todos irían en sentido hacia Gonzalitos y los carriles hábiles de Morones Prieto, todos, irían con sentido hacia Revolución. El plan temporal funcionó, el gran problema es que no fue temporal, se ha quedado hasta ahora.
Quienes ya tenemos algunos años recordamos a estas dos avenidas principales con otras características. Constitución era la avenida fresa, pavimentada, sin baches, daba la impresión de estar en alguna ciudad del sur de los Estados Unidos. Con velocidades medias de 50 kilómetros por hora, Constitución era un símbolo de movilidad en la capital de Monterrey cuando los presupuestos estatales si llegaban a los municipios no importando de que partido fuesen.
Morones Prieto era la avenida de los transportes de carga, mas reducida y teniendo como guardián a la Colonia Independencia. No siempre bien pavimentada pues todos los transportes de carga pesada pasaban por ella. Pensar en tomar Morones Prieto era pensar en meterse en un tráfico de elefantes donde hay camiones de carga y había que ser más ágil para manejar.
Llega el Alex el primero de junio del 2010 y nada volvió a ser igual. Se le otorgó un sentido a una de las avenidas y otro sentido a la otra. Constitución no tiene carga pesada, Morones Prieto tampoco. Constitución no hay tenido la oportunidad de tener la gloria vial de antes, Morones Prieto con puentecitos, subidas y bajadas, cada vez parece más una montaña rusa de Disneylandia, pero bizarra.
Ahora, la bella avenida Constitución tiene un añadido que parece una cicatriz mal tratada. En la orilla que nunca han terminado de arreglar le han puesto unas torres que llevarán al metro elevado que, al menos hasta ahora, hacen que la ciudad se vea horrorosa. Puede ser que cuando entre en funcionamiento esa nueva línea se vea mejor, pero hasta ahora no me parece nada bonita. Le podría decir que parece de esos metros que llegan a los barrios bajos de ciudades gringas, lo malo es que esta gran “cicatriz” atraviesa toda la ciudad. Ojalá sea útil y tenga algo estético que le quite la fealdad que ahora refleja.
Esperemos que esa nueva línea sea tan funcional, tan limpia y segura que la gente que regularmente usa su automóvil, la use para llegar a sus centros laborales. Que se hayan planeado grandes estacionamientos para que la gente que tenga carro estacione su coche y transborde al metro o al menos que haya una infraestructura de líneas de transporte público cuya capilaridad recoja y alimente a estas líneas del metro con pasajeros.
Mientras tanto los regios se tienen que poner en modo zen, soportar el tráfico y recordar que una avenida que tenía un promedio de velocidad de traslado de entre 40 y 50 kilómetros por hora ahora tiene una media de entre 25 y 30 kilómetros por hora con una afluencia de tráfico mucho mayor.
A mis paisanos les pediría entrar en estado zen a manejar y cambiar un poco sus hábitos de manejo. Ahora el lema de esas avenidas tiene que ser, lento pero seguro en lugar de andar como los de la película “Rápidos y Furiosos”.
Les paso el consejo que les daba a los jóvenes que trabajaban conmigo hace un tiempo que siempre llegaban apresurados, si llegan siempre 20 minutos tarde, levántense 40 minutos más temprano y seguramente llegaran a su destino a tiempo.
Con los tráficos regios aprovechen para poner música de meditación, cuencos tibetanos o aprender un idioma. Lo que si es que los tiempos de traslado de Monterrey todavía son tranquilos en comparación de los de la Ciudad de México. Hablo de los autos propios, en cuestión de transporte público, ellos están mucho más avanzados que nosotros.
¡Ánimo!