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El mercado de las cajas de cereales en México se encuentra sumamente concentrado y dominado por dos empresas que son: Kellogg’s y Nestlé mismas que tienen casi el 60% del mercado y que no les están dando la información a los consumidores del país azteca en referencia a que si sus productos son elaborados con transgénicos u Organismos Genéticamente Modificados (OGM’s), como si se hace en los Estados Unidos.
El gobierno de la Cuarta Transformación publicó el 13 de febrero del 2023 un decreto que abre las fronteras comerciales al maíz transgénico para uso de forraje e industrial y ratifica la prohibición del uso de granos genéticamente modificado para el consumo humano.
El consumidor mexicano no tiene la certeza de que las cajas de cereales que adquiere estén libres de OGM’s, como marca la ley en el país, ya que las empresas que están en el mercado en territorio nacional omiten informar si hay algún transgénico en la elaboración de los alimentos que venden.
Desde el pasado 1 de enero de 2022 se implementó en Estados Unidos un nuevo etiquetado promovido desde el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA) para los alimentos modificados genéticamente a través de procesos biotecnológicos con el objetivo de que este etiquetado sea determine y unifique las diferentes etiquetas de alimentos e ingredientes que han sido modificados científicamente.
El término transgénico está siendo sustituido en el mercado por el término “elaborado por bioingeniería”, ya que en Estados Unidos, a partir de 2022, los productos alimenticios de venta al por menor que contienen o hayan sido producidos con la ayuda de transgénicos deberán etiquetarse como “elaborado por bioingeniería” mediante palabras, un símbolo o enlaces que transmitan la información.
Los alimentos que son vendidos en el mercado estadounidense que antes se etiquetaban como productos que contenían “organismos modificados genéticamente” (OMG) o con “ingredientes modificados genéticamente” ahora son etiquetados con la distinción de “bioingeniería”. Además, cuentan en la etiqueta con un número de teléfono y un código QR para ayudar al consumidor y obtener más información sobre la tecnología que hay tras ese alimento y así poder hacer una compra lo más informada posible.
Compañías de la industria alimentaria de los Estados Unidos, utilizaron una certificación creada por NON GMO Project, una organización sin ánimo de lucro que ofrece este servicio. Esta organización tiene el reto de lograr que los consumidores puedan saber si los productos contienen o no transgénicos para que puedan realizar una compra informada, decidiendo según su criterio y convicciones.
En el mercado de la Unión Americana fuera del maíz, la mayoría de los granos estadounidenses empleados en los cereales de desayuno provienen de semillas no modificadas de forma genética, por lo que las cajas de estos productos tienen la leyenda Not Made with Genetically Modified Ingredients que significa que el producto no esta elaborado con ingredientes genéticamente modificados, mientras que si contienen transgénicos para su elaboración llevan la leyenda Contains a bioengineered food ingredient que significa en castellano “contiene un ingrediente producido con bioingeniería.
El gobierno de los Estados Unidos pidió en mayo del 2023 a México consultas formales bajo el acuerdo comercial del Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y al amparo del capítulo 9 de dicho convenio, por su decisión de restringir las importaciones de maíz transgénico y acusa a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador de no basarse en la ciencia para adoptar esa medida.
Lo que el gobierno de la Cuarta Transformación argumenta para no permitir adquirir maíz transgénico es que hay estudios que hablan de que ese grano producido con biotecnología y el uso de herbicidas como el glifosato eleva el riesgo de padecer cáncer, malformaciones congénitas y abortos, además de que la sobre producción de esta oleaginosa en la Unión Americana hace que se tenga almacenado el producto durante mucho tiempo, lo que también provoca otro tipo de males al cuerpo humano.
El jefe del ejecutivo mexicano ha repetido en varias ocasiones que ha dado instrucciones para que se haga un estudio sobre los daños que provoca en la salud el consumo de maíz transgénico y al mismo tiempo está modificando la política en el campo mexicano para aumentar la producción de este grano que es la base de la dieta de los mexicanos.
Los alimentos elaborados con organismos modificados no son tan fabulosos como dicen, a pesar de que la industria y compañías los defienden al decir que no son dañinos para la salud, estudios se han encargado de decir lo contrario; como es el caso de la investigación realizada por “The Cell Research Laboratory” o NCBI (Laboratorio de Investigación de Células), que expuso que la modificación del ADN de los alimentos procesados puede ser transferido al sistema digestivo e incorporarse por medio de las corrientes sanguíneas a células de órganos vitales.
El gobierno de los Estados Unidos obliga a los industriales de alimentos a informar a los consumidores si estos productos para el consumo humano están elaborados o no con organismos genéticamente modificados.
Los productos alimenticios que no contienen transgénicos para su elaboración tienen mayor aceptación en el mercado estadounidense, debido a que los consumidores del país de las barras y las estrellas consideran que sí puede haber daños a la salud al ingerir alimentos que contienen un ingrediente producido con bioingeniería.
Llama la atención que las autoridades sanitarias de los Estados Unidos tienen muchas restricciones para autorizar las modificaciones genéticas para el trigo, no solo para el consumo en el territorio de la Unión Americana, sino también para sus exportaciones, ya que hay naciones como Japón, Taiwán, entre otras que no aceptan importar granos transgénicos.
Los Organismos Genéticamente Modificados pueden producir efectos en la salud humana y animal y representan un potencial peligro a los países biodiversos. Particularmente en naciones que dedican mayoritariamente su siembra a una semilla nativa, como México que domesticó al maíz y el frijol, cuyas plantas se han convertido en alimento mundial.
En cuanto a aspectos sociales, los procesos de monopolización llevan hacia una concentración de actividades agroempresariales en manos de pocas empresas transnacionales, destruyendo la economía campesina y los mercados regionales, creando dependencia tecnológica y por ende, lejos de garantizar la seguridad alimentaria en el ámbito mundial, encarecen los alimentos básicos.
Algunos efectos del uso de transgénicos sobre el medio ambiente ya fueron verificados. Investigadores de la Universidad Estatal de Iowa, observaron que el polen de maíz transgénico puede ser mortal para las mariposas monarca. Además, en México los cultivos transgénicos contaminaron a las variedades endémicas y a las poblaciones silvestres de maíz.
México es considerado el centro de origen del maíz. Son diversos los motivos para la preocupación del efecto de los transgenes en el ambiente; podríamos destacar por ejemplo la difusión de vegetales resistentes a plagas agrícolas, que puede llevar a la eliminación en gran escala de especies de insectos importantes para la polinización y para el equilibrio ecológico, como es el caso de las abejas en la Península de Yucatán.
Las autoridades mexicanas deberían tener un control más enérgico para que los productos alimenticios no estén elaborados con transgénicos y dejar de importar cajas de cereales de los Estados Unidos que están elaborados con organismos genéticamente modificados.