“Y cuando llegué ay

Llegó el tiburón y con él se me fue

Ahí esta el tiburón

Ahí esta el tiburón

Se la llevó el tiburón, el tiburón, el tiburón

Ahí esta el tiburón

Ahí esta el tiburón

Se la llevo el tiburón, el tiburón

No pares, sigue, sigue, no pares, sigue, sigue

No pares, sigue, sigue, no pares, sigue, sigue”

Proyecto Uno

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, suplica la cancelación de eventos como una mejor opción a cancelar la vida y no andar de luto después. Su llamado es posponer las fiestas, particularmente las tumultuosas, ante el aumento de casos de Covid y máxime con su variante Ómicron.

Ante tan angustiosa convocatoria, el zar anti Covid de nuestro país, Hugo López-Gatell, se aventó a decir que lo dicho es una recomendación para Europa, no para nosotros.

No creo, sin embargo, que en las verbenas latinoamericanas se pueda decretar agarrar al bicho como si fuese piñata o en las posadas, cuando se entone “entren santos peregrinos”, el virus decida de motu propio quedarse fuera de las casas. Digo.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, que ya desde hace rato se siente presidenciable, remató diciendo que la recomendación de la OMS sobre cancelar las fiestas de Navidad por el Covid-19 “fue descontextualizada por los medios”.

Me aboqué entonces a escuchar la grabación de la intervención del director de la OMS y concluyo que no hay forma de descontextualizar. El directivo NO habla de Europa; hace un llamado desesperado al mundo para no seguir sufriendo el azote de la muerte disfrazada de jolgorio.

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De hecho, Tedros es más explicativo de lo que escuchó Gatell, pues el contexto es el siguiente: “El aumento de la mezcla social durante las vacaciones en muchos países provocará un aumento de los casos, la saturación de los sistemas de sanitarios y más muertes”. En ningún momento se acota a Europa u otro continente. Más bien deberíamos querer —y actuar para— NO estar dentro de esos “muchos países”.

Mas, desafortunadamente, nuestro doctor considera sabe más que todos los científicos de la OMS, pues remató con: “no saquemos conclusiones… es información preliminar que compila la OMS”. Ya podemos decirles a los que se enfermen o fallezcan, entonces, que no son conclusiones, tan solo sirven de información que compila la OMS…

Se ufanó en la mañanera del día de ayer de que en México los contagios siguen a la baja, pero olvida lo contagioso que ha resultado la variante Ómicron y que ante la temporada de fiestas y reuniones, los niveles de contagio pueden incrementarse grandemente.

Es entendible que no se quiera ni se deba cerrar la economía, pero sí se debería solicitar continuar con las medidas de cuidado, prevención, detección y la aplicación de vacunas a la población que aún no tiene esquemas completos. Valga el ejemplo de nuestro vecino del norte, donde se desplegará mil médicos militares a hospitales para tener la estrategia y logística necesaria por si vuelven a aumentar los ingresos; el gobierno estadounidense ha comprado 500 millones de pruebas rápidas para distribuir gratuitamente a la población y se redoblarán las vacunas y las pruebas. Joe Biden pidió: “todos debemos estar preocupados por Ómicron, pero no entrar en pánico”, cuidarnos e impulsar la vacunación.

López-Gatell es negligente; mientras el resto del mundo busca hacer más pruebas y terminar de vacunar a su población, él desestima lo señalado por los expertos. No solo eso, aunque presume la vacunación, a nivel mundial, México solo tiene al 51 por ciento de su población vacunada con el esquema completo de dos vacunas. Brasil, Argentina tienen un porcentaje mayor al nuestro. Chile tiene más del 82 por ciento de su población vacunada de forma completa.

En el país de los otros datos, Gatell dice que él no tiene la información de los contagiados de Ómicron en nuestro país, cuando es información pública y el mismo INDRE (Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica) se los da. Lo que sucede es que él desprecia el trabajo de esta institución seria y apolítica; parte de su muy extendida soberbia.

Su indolencia refleja su anuncio de que en México solo tendríamos si acaso 60 mil muertos y en números oficiales llevamos cerca de 650 mil defunciones (números del registro civil y de la propia SS), y casi 4 millones de casos confirmados.

México tiene una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo por Covid. Esto es, por cada 100 mil habitantes, tenemos un número muy por arriba del promedio mundial. Lo cual es sinónimo de una pésima (nula) política de enfrentar la pandemia de forma correcta.

Las personas que han sufrido y continuarán dolientes por el Covid en nuestro país son miles. Seguramente Gatell dirá que “están descontextualizadas” de la realidad que impera en el país. Pero más allá de su necedad y sus telarañas mentales, México ocupa el deshonroso primer lugar en niños huérfanos por el letal virus; el mismo lugar en decesos en el sector de atención a la salud.

Sigue sin conocerse el número real de vacunas compradas o que se obtuvieron como donación, o lo que se pagó por ellas, pues esa información se encuentra embargada bajo el pretexto de “seguridad nacional”. Seguridad nacional que debería más bien ser el cuidar a la población, escuchar las recomendaciones de la OMS y evitar eventos multitudinarios. Haber permitido la reunión del 1º de diciembre por ser el aniversario de gobierno de AMLO fue una burla a la población y una señal de desprecio a la misma por ocultar información.

Es momento de contextualizar a López-Gatell; ciertamente no está a cargo de enfrentar este virus, no ha sido responsable de cada muerte que pudo haberse evitado de tomar las medidas necesarias.

Se debe contextualizar a López-Gatell, claro que sí: un cínico, elata de sí mismo, preocupado por salir bien a cuadro y sonar —solo eso— medianamente coherente.

Despreció a los expertos, científicos y revistas especializadas que señalaron sus pifias. Sus errores están por ahora enterrados, pero ya saldrán a la luz. Contextualicemos a Gatell, el servidor público debe pagar por demasiados muertos; su actitud y desidia son un crimen de lesa humanidad.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero