La reciente controversia en torno a las nuevas unidades del sistema de transporte Va y Ven en Yucatán, que serán de color guinda, ofrece un claro ejemplo de cómo la desinformación puede desvirtuar una discusión pública legítima. La nueva administración, electa bajo el partido de Morena, anunció que estas unidades, que empezarán a operar en noviembre, llevarán este color distintivo. Inmediatamente, sectores de la sociedad se manifestaron en contra, argumentando que se trataba de un gasto innecesario para repintar las actuales unidades, que son azules. Sin embargo, lo preocupante no es solo la rapidez con que surgieron estas opiniones, sino que algunos medios de comunicación consolidados replicaron estas críticas, sin tomarse el tiempo de verificar la información.

Lo cierto es que el gobierno, consciente de la sensibilidad que este tema podría generar, fue claro desde el inicio: solo las nuevas unidades serán de color guinda, mientras que las ya existentes mantendrán sus colores actuales. Además, el sistema de transporte Va y Ven ha tenido desde su implementación unidades de diferentes colores, como blanco y morado, de acuerdo a las funciones o el año en que fueron incorporadas. A pesar de esta claridad, la falta de precisión en la difusión de la información permitió que se alimentara una narrativa falsa, amplificando una polémica que, en realidad, carecía de fundamento.

Es importante señalar que el uso de colores en unidades de transporte, así como en edificios públicos, no es un tema trivial. Desde una perspectiva de comunicación institucional, los colores ayudan a la ciudadanía a identificar y vincular las acciones del gobierno con quienes las realizan. Esta conexión visual refuerza el sentido de responsabilidad pública y, en última instancia, la rendición de cuentas. Lejos de ser un gasto innecesario, el uso de un color específico en las nuevas unidades es parte de una estrategia de identidad que facilita la percepción de la labor gubernamental.

Además, la decisión de la administración actual de introducir este cambio de manera gradual es una muestra de sensibilidad hacia las preocupaciones de la ciudadanía y congruencia con el principio de austeridad que caracteriza a Morena. No se está destinando dinero a repintar las unidades existentes, sino que simplemente las nuevas unidades se integrarán con un color diferente. Esto denota un manejo prudente de los recursos públicos, alineado con la visión de un gobierno responsable.

La dinámica política moderna se fundamenta en el derecho a la crítica y el debate, elementos esenciales de una democracia sólida. Sin embargo, para que la crítica sea constructiva, debe basarse en hechos reales y argumentos sólidos. La propagación de información inexacta no solo daña el diálogo público, sino que también fomenta la polarización, uno de los fenómenos más nocivos de la política actual. En este contexto, los medios de comunicación juegan un rol fundamental, ya que su responsabilidad es proporcionar información verificada y contextualizada.

La lección de este episodio es clara: antes de emitir juicios o replicar opiniones, es fundamental verificar la información. Solo así podemos garantizar que la crítica política sirva para fortalecer la democracia y no para promover la desinformación.