Sé muy bien que en la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) -mi sindicato (todavía)- no va a gustar nada lo que voy a decir, pero me siento obligada a hacerlo. El encono versa sobre el contenido y alcances del Convenio 190 de la Organización Internacional de Trabajo, que como he abordado en este y otros espacios, tiene la finalidad de erradicar la violencia en el ámbito laboral.
Vayamos al principio: en mi opinión, el evento llevado a cabo el día 3 de octubre, en el Hotel NH con motivo del evento #VolemosSinViolencia, no tuvo la suficiente promoción por parte de ASSA de México, su organizadora. A mí me queda muy claro que mis compañeros se confundieron y pensaron que era igual que hacer campaña electoral, como la hacen los sobrecargos, pero no, no funciona así.
Con una pobre difusión en redes sociales, evidentemente el tema no emocionó ni siquiera a los sobrecargos; la transmisión en vivo hecha vía internet se dividió en dos partes, y la primera careció totalmente de audio; en la segunda, el número de personas que vieron en vivo el evento fluctuó entre 2, y máximo 6 personas. Yo fui una de ellas.
Desde que llegó la nueva administración a ASSA, les pedí que me incluyeran en su lista de medios; evidentemente no lo hicieron, porque no me llegó invitación alguna. No soy ingenua, sé muy bien que para ellos existe un conflicto porque por un lado sigo siendo agremiada al sindicato, y, por otro lado, ser periodista es una especie de especie de “defecto”, que debería obligar a los agremiados a “tomar con precaución” mis opiniones y puntos de vista, según palabras la misma secretaria general del sindicato.
Pero ese no es el punto medular. Considero que se tiró a la basura una excelente oportunidad, porque mi sindicato fue incapaz de transmitir el mensaje de manera correcta, y establecer de manera tajante cuál es la finalidad del Convenio 190 de la OIT. Me remito a la nota que el diario Milenio publicó respecto a este evento, llevó como encabezado: “¡No ofendas a sobrecargos! Más del 70% han sufrido agresiones por parte de pasajeros”, escrita por Roberto Valadez.
Me apena mucho decirlo, pero el Convenio 190 de la OIT no tiene nada que ver con las agresiones de los pasajeros, ese es otro rubro, y precisamente ese tema lo abordé en la columna “Pasajeros enojados”, donde hablé de la campaña de la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) “Zero tolerance”, que aborda justamente el caso de los pasajeros disruptivos.
Me parece preponderante dejar claras las definiciones; veamos qué dice la propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) al respecto:
“El Convenio núm. 190 de la OIT (o C190 para abreviar) es el primer tratado internacional que reconoce el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género.”
Organización Internacional del Trabajo
El gobierno de México signó este acuerdo en junio del 2019, y entró en vigor en junio del 2021. ¿Qué dice el gobierno sobre este Convenio de la OIT?
“El Convenio reconoce el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso, su ratificación permitirá elaborar mecanismos para la protección de las mujeres ante cualquier situación en el ámbito laboral, así mismo contempla los costos que suponen la violencia y el acoso no solo en términos de salud, sino también de bienestar y economía pues se traduce en merma de la integridad física y psicológica de quien vive la violencia, hasta la pérdida de productividad, pasando por el deterioro del clima laboral, de la propia entidad contratante o patronal”
Gobierno de México
ASSA de México está atravesando por una crisis terrible que termina traduciéndose en un ambiente laboral tóxico. Por ejemplo, Aeroméxico que está luchando por ser una empresa incluyente, en su planta de sobrecargos hay una persona trans, quien constantemente es atacada por sus mismos compañeros. Tristemente la razón que origina esos ataques es su filiación familiar con una ex representante sindical, que fue férrea defensora del pasado secretario general, Ricardo Del Valle.
Las agresiones que hacen algunos sobrecargos en redes sociales y grupos de WhatsApp están a la orden del día, persiguiendo todo aquello que “huela o parezca” pertenecer a la pasada administración sindical; y terminan aseverando “ahora nos toca a nosotros fastidiarlos como ellos en el pasado nos fastidiaron”.
Créanme, los creadores del Código de Hammurabi estarían muy orgullosos de estos sobrecargos, que aplican sin clemencia la ley número 196: “si un hombre libre vaciaba el ojo de un hijo de otro hombre libre, se vaciaría su ojo en retorno”, o sea el famoso “ojo por ojo”. Como es fácil imaginar, esto trae como consecuencia un ambiente de lo más tóxico entre los sobrecargos de la única aerolínea tradicional (no bajocostera) que hoy vuela.
¿Cómo hacerle entender? Parece que esta nueva representación sindical no tiene claro que justamente el mensaje del Convenio 190 de la OIT es para que los compañeros sobrecargos dejen de crear un ambiente tóxico en el trabajo, que dejen de estar atacándose en redes sociales o de mensajería instantánea. Bastante abyecto es que un grupo de sobrecargos esté buscando que corran a compañeros y compañeras, por el simple hecho de haber sido gente de Ricardo Del Valle.
No pido impunidad, sino que las cosas se hagan de manera correcta. Soy una persona que estuvo día y noche denunciando a este personaje. En noviembre del año pasado votamos por un cambio, precisamente porque nos cansamos de ser perseguidos por nuestras opiniones o posturas.
A tal grado ha llegado el acoso laboral hacia los compañeros identificados con la pasada gestión, que ahora son anulados para ascender a otros cargos, como es el caso de los asesores. Me llegaron varias quejas de distintos compañeros quienes evidentemente son identificados como “ricardistas”, a los que se les negó la posibilidad de ser nombrados asesores en Aeroméxico, dándole preferencia al círculo cercano de la actual secretaria general.
En las elecciones del año pasado votamos precisamente para estas prácticas ya no se dieran. Lamentablemente hoy las siguen repitiendo, y con ello generan violencia laboral, paradójicamente lo que busca atacar el Convenio 190 de la OIT.
Un punto a destacar es que este convenio no va solo, está correlacionado con un amplio andamiaje jurídico. Va de la mano con la recomendación 206 (R206) del mismo organismo internacional, que menciona que los firmantes del Convenio 190 deben velar por los trabajadores, quienes deberán disfrutar de manera plena de la libertad sindical, así como el reconocimiento a la negociación colectiva. Esto forma parte del Convenio 87, así como tener el derecho la sindicación, tal y como lo estipula el Convenio 98.
Y la recomendación 206 dice a la letra: “Los miembros deberían adoptar medidas apropiadas a fin de:
a) fomentar el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva a todos los niveles como medio para prevenir y abordar la violencia y el acoso y, en la medida de lo posible, mitigar el impacto de la violencia doméstica en el mundo del trabajo, y
b) apoyar dicha negociación colectiva mediante la recopilación y divulgación de información sobre las tendencias y buenas prácticas con respecto al proceso de negociación y al contenido de los convenios colectivos.
5. Los miembros deberían velar por que las disposiciones sobre violencia y acoso contenidas en la legislación y las políticas nacionales tengan en cuenta los instrumentos de la Organización Internacional del Trabajo sobre igualdad y no discriminación, como el Convenio (núm. 100) y la Recomendación (núm. 90) sobre igualdad de remuneración, 1951, y el Convenio (núm. 111) y la Recomendación (núm. 111) sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958, así como otros instrumentos pertinentes.”
Tal y como podemos observar, el Convenio 190 de la OIT no tiene nada que ver con el tema de los pasajeros disruptivos. Sí, en ambos casos estamos hablando de violencia, en ambos casos es nociva y en ambos casos se deben tomar acciones; pero estamos hablando de dos esferas jurídicas y espaciales totalmente diferentes.
El Convenio de la OIT busca que entre los trabajadores, y entre estos y los empleadores no haya acoso ni abuso sexual. Esa sutil diferencia es la que no ha logrado transmitir mi sindicato.
Puede ser una mera incapacidad o error de comunicación social, tanto al interior del gremio, como hacia la población en general, y hago votos porque así sea.
Pero me aterra la idea de que el sindicato de sobrecargos prefiera navegar con esa “indefinición” en un mar de ignorancia supina, y así evadir una muy necesaria revisión autocrítica. Mi sindicato debe voltear a verse a sí mismo, enderezar el rumbo, y concretar verdaderamente el objetivo del Convenio 190 de la OIT. El asunto de los pasajeros disruptivos es harina de otro costal.
Desde aquí mi frontal rechazo y repudio a cualquier tipo de acoso laboral y sexual, ya sea proferido en persona, o de manera virtual. ASSA, haz lo que tengas que hacer para evitarlo. Somos un mismo gremio.