La Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, mejor conocida como ASSA de México, tiene mucho que explicar. La creación de las “Cooperativas” de Mexicana se zambulle en la opacidad, y los actuales representantes sindicales se amparan en la abulia que los sobrecargos de Mexicana de Aviación manifiestan por este tema, lo que hasta ahora ha hecho al sindicato operar de forma discrecional, diáfana y por demás mafiosa.
Partamos de que la convocatoria para conformar una o más cooperativas surgió del Gobierno Federal, a través del Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), y que fue el paliativo que el titular del Poder Ejecutivo encontró para que los trabajadores de Mexicana de Aviación tuvieran una alternativa para subsistir. Pongamos atención en esto: no se está solucionando el conflicto en que todavía se encuentra Mexicana de Aviación, pues ese proceso sigue entrampado después de más de 10 años. Digámoslo claramente: ante la imposibilidad de hacer pagar a los responsables del fraude, y restituir a los trabajadores en sus derechos laborales, Andrés Manuel optó por abrir otra ventanilla para que los damnificados -como él nos llamó- acudiéramos a pedir trabajo, en un modelo de cooperativa “mixto y nunca antes visto” (Octubre, 2021).
Así el INAES inició los trabajos correspondientes, convocando a aquellas personas que tuvieran alguna relación con la alicaída Mexicana de Aviación. El Instituto fue puntual al señalar desde el principio que los sindicatos (de pilotos, sobrecargos, trabajadores de tierra, etc.) no tendrían cabida ni injerencia en la conformación de estas nuevas cooperativas. Desafortunadamente esa directriz quedó en un “bonito deseo”, pues se han filtrado datos de que personajes como Claudia Estela Rosales Quijas está buscando incrustarse en la cooperativa desde su creación.
Sí, ella es una “damnificada” de Mexicana de Aviación, pero también es un animal político muy hábil que no solamente logró ser contratada en Aeroméxico, sino que se coló en el sindicato de sobrecargos (encargada del Centro de Estudios de ASSA actualmente, y otros cargos sindicales por los que ha pasado). Yo no descalifico sus ambiciones políticas, pero me pregunto si un personaje como ella, que tiene empleo, cobra su salario, y además percibe los emolumentos sindicales tiene cabida en una cooperativa como la que “se le ocurrió” al Presidente de la República. Y es que no es el único caso.
Este domingo tendrán lugar las votaciones para el “Registro de Candidatos a Consejo de Administración y Vigilancia” de la Cooperativa en ciernes, y destacan nombres de compañeros que antes del conflicto ya habían renunciado a Mexicana, por lo que el vínculo con la empresa es inexistente. También hay nombres de candidatos “a modo”, por parte de ASSA de México, que actualmente están laborando para Aeroméxico. A pesar de que me puse mis “gafas de buena fe”, en esto yo solo puedo ver un serio conflicto de intereses.
Además de Claudia Quijas, como la conocen los trabajadores de Mexicana, también está el compañero Víctor Guerra, que presta sus servicios como sobrecargo en la aerolínea del Caballero Águila.
No obstante, el nombre que más llama la atención es Patricia Arreola Becerril, ex-sobrecargo de MEXICANA (porque renunció a la aerolínea hace más de 20 años), y ex-representante sindical de ASSA de MÉXICO. Tras su renuncia laboral, unos años después regresó a trabajar a la empresa como personal de confianza, siendo Jefa de Sobrecargos. Durante su estadía en el cargo convirtió la Jefatura en una autentica mafia, tomando decisiones que contravenían el Contrato Colectivo de Trabajo de los sobrecargos, y asignando vuelos con favoritismo, privilegiando a sus allegados e incondicionales. Hizo mancuerna con personal de la jefatura de Relaciones Laborales, y se embarcó en una autentica campaña de acoso laboral, donde las amenazas y todo tipo de acciones intimidatorias se hicieron presentes. Llegó al grado de arrebatarle su fuente de trabajo a varios compañeros por razones injustificadas, e incluso incurriendo en actos de extorsión.
“La Señora Pati” ha trabajado tanto en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, como en la Secretaría de Educación de la Ciudad de México, así como Vocal suplente y Representante de la Coordinación General de Gestión y Planeación Educativa, siempre de la mano de Alejandra Barrales.
Para la conformación de la nueva cooperativa, se han puesto muchas ideas sobre la mesa. En algún momento se habló de cinco, después de tres diferentes: ventas, carga y chartera. Actualmente la idea que más ha avanzado es la de conformar solamente una, que llevaría por nombre “Cooperativa Mexicana Aérea”. Este domingo llevarán a cabo votaciones, con base en sus propios lineamientos, que evidentemente deben de ser congruentes con la Ley de Cooperativas, sobre todo en lo referente al voto secreto.
Dicho ordenamiento describe las materias en las que necesariamente la Asamblea General tendrá que usar el sistema de voto secreto bajo pena de nulidad. Sin embargo, existen voces que desde dentro señalan que en muchas de las Asambleas Generales han surgido numerosas dudas de cuándo hay que tomar acuerdos mediante el sistema de voto secreto y cuándo se puede hacer de manera pública a mano alzada.
Y es que a pesar de lo clara que pueda ser la ley, los cooperativistas ven cómo el grupo de representantes sindicales y amigos que acompañan, están empujando a que las votaciones en lugar de que sean “secretas”, sean a mano alzada. Y es que lo que debería de ser un tablero de ajedrez, con todas las piezas a la vista de los jugadores, se ha convertido en una mesa de tahúres. Claudia Quijas, que está postulada a un cargo de suplente, ha comenzado una campaña de amenazas en contra del candidato titular, para que en caso de ganar, renuncie pasados tres meses, y sea ella quien se quede con la titularidad.
Los participantes no quieren “mostrar su juego”, y las apuestas son fuertes. El riesgo es mucho porque todos dicen tener información de primera mano, y todos quieren quedar en la mejor posición para lo “que está por venir”. Los cooperativistas en ciernes apuestan a que más pronto que tarde surja una nueva aerolínea, que redondee el proyecto presidencial del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Quieren tener a tiempo su cooperativa para ser ellos los que le brinden los servicios, ¿de qué?, de venta de boletos, carga y chartera.
Hay muchos personajes inmiscuidos que ya se relamen los bigotes, aunque la ley ponga trabas y obstáculos. Van a usar a su favor el lamentable caldo de cultivo que representa el limbo jurídico en el que estamos parados. Y es que existen trabajadores “en activo” de Mexicana de Aviación, porque no han sido liquidados al no haber sido ejecutada la quiebra; dentro de este grupo, algunos ya son empleados de otras aerolíneas, como Aeroméxico. Otros son empleados de Interjet en huelga, y ahora tienen dos procesos sin resolución. Otros ya no tienen ninguna relación con Mexicana, pero están en primera fila de la cooperativa, gracias a las manos de Ricardo Del Valle (Secretario General de ASSA) y de Alejandra Barrales.
También está involucrado el sindicato de tierra de Mexicana, mejor conocido como el SNTTTASS. Los pilotos de ASPA no están inmiscuidos en la conformación de este proyecto de cooperativa, pero no podemos olvidar que ellos tienen todavía el 5% de las acciones de Mexicana de Aviación.Tal vez en el papel fue buena idea conformar una cooperativa que “ayudara” a los damnificados de Mexicana de Aviación. Pero conforme aterriza el proyecto, se va volviendo más complicado, pues las inercias y vicios se agolpan unas con otras, los temas pendientes explotan y pasan facturas. Todo, en un mundo aeronáutico que hoy por hoy es más que caótico, incierto y nebuloso.