No estoy hablando de algo tan drástico como matar a la mitad de la población humana “para salvar a nuestra especie de la extinción”, tal como lo propone alguien en una serie de Netflix que vi hace tiempo.

Se trata nada más de que el PAN y sus principales figuras —pienso especialmente en Santiago Creel— denuncien ante la FGR a Felipe Calderón para intentar salvar al partido fundado por Manuel Gómez Morín.

¿Que Calderón no es panista? Ahora no, abandonó a ese instituto político cuando, antes de 2018, entendió que ya no podía controlarlo. Pero fue militante del PAN la mayor parte de su vida y, gracias a su dominio de la burocracia del panismo, le arrebató en 2005 la candidatura presidencial a Creel.

Enseguida unos cuantos hubieras:

  • ¿Qué habría pasado si la burocracia panista no le hubiera quitado la candidatura presidencial a Creel para entregarla a Felipe Calderón? Respuesta: Que Santiago Creel habría sido, en las elecciones de 2006, el rival de Andrés Manuel López Obrador.
  • Creel no le habría ganado a AMLO —Calderón tampoco le ganó—.
  • Si hubiera perdido en 2006, Creel no se habría robado la elección. Tiene muchos defectos el hoy presidente de la cámara de diputados y diputadas, pero entre ellos no está el de ser tan miserable como para recurrir al fraude electoral. Sí cometió el pecado de apoyar el desafuero de Andrés Manuel ordenado por Vicente Fox, pero en el gabinete foxista fue el primero en intentar convencer al entonces presidente de que no era correcto eliminar de esa manera a un rival político. Llegó a tal conclusión cuando supo que un magistrado de aquella época —el hoy ministro de la corte suprema Alberto Pérez Dayán— con sólidos argumentos jurídicos rechazó condenar a AMLO por la supuesta violación a un amparo.
  • Si Santiago Creel hubiera aceptado su derrota en 2006, Andrés Manuel López Obrador habría sido presidente a partir de ese año, y Creel habría sido el líder de la oposición.
  • Si Creel, con AMLO presidente, hubiera sido el líder de la oposición entre 2006 y 2012, habría tenido fuerza política suficiente como para buscar por segunda vez la presidencia en 2012, y muy probablemente la habría ganado.
  • Si Santiago Creel hubiera ganado la presidencia en 2012, el PRI no habría vuelto al poder. Enrique Peña Nieto, recordémoslo, participó fortalecido a las elecciones de ese año por la debilidad del PAN, partido que perdió prestigio debido a la fallida guerra contra el narco de Felipe Calderón.
  • Si Creel hubiera aceptado la derrota en 2006, AMLO habría gobernado sin la necesidad de tener que legitimarse lanzando a tontas y a locas a las fuerzas armadas a pelear contra las mafias del narcotráfico.
  • Si Creel hubiera ganado a la buena la presidencia en 2012 después de haber encabezado a la oposición a AMLO durante todo un sexenio, tampoco habría sentido la necesidad de declarar la guerra al narco.
  • Si todo eso hubiera pasado, Felipe Calderón no habría llegado a la presidencia gracias a un fraude electoral, no habría reclutado a Genaro García Luna como su secretario de Seguridad y este no habría pactado con la mafia de Sinaloa desde una posición tan relevante.

Pero no ocurrió nada de eso. Lo que sí pasó es que:

  • Calderón le quitó a Creel la candidatura presidencial de 2006, apoyado en la burocracia de un panismo ya echado a perder.
  • Después, desesperado porque no podía vencer a la buena a AMLO, Calderón diseñó y ejecutó un enorme fraude electoral, lo que hizo con la complicidad del entonces presidente Fox, la dirigencia del PRI, los gobernadores priistas, los grandes medios de comunicación, la dirigente del sindicato de maestros y la clase empresarial.
  • Como todo el mundo se dio cuenta del enorme fraude, Calderón empezó su gobierno necesitado de legitimidad, y tuvo la ocurrencia de conseguirla disfrazado de héroe militar el día en que declaró la estúpida guerra contra el narco que tantos años después sigue enlutando a México.
  • Como no estaba capacitado para integrar un gabinete solo con gente honorable, en el mejor de los casos sin darse cuenta —en el peor, perfectamente consciente de lo que hacía— Calderón entregó a Genaro García Luna, ya empleado de El Chapo Guzmán y del Mayo Zambada, la Secretaría de Seguridad y, con esta, el diseño estratégico y la jefatura de los operativos bélicos.

Calderón como lastre

Cuando la oposición intenta reinventarse y presentar una imagen de rectitud frente a la población mexicana, Felipe Calderón tuvo la mala idea —y se la compró el diario Reforma—, de publicar un texto con supuestas estrategias para organizar la alianza entre el PRI, el PAN, el PRD y aun Movimiento Ciudadano.

La innegable influencia de Reforma en el electorado de derecha, hizo de Felipe Calderón, a partir del pasado domingo, el líder opositor más importante. Dos días más tarde, cuando un jurado en Brooklyn encontró al principal aliado de Calderón culpable de varios delitos relacionados con el narcotráfico, la oposición perdió a su gran dirigente y quedó todavía en peores condiciones.

Las columnas más leídas de hoy

El más dañado con la condena a García Luna ha sido el más importante de los partidos de la alianza opositora, el PAN, y con este Santiago Creel ha perdido las pocas posibilidades que tenía de llegar a la presidencia en 2024.

Solo un camino podrían recorrer Creel y su partido para evitar la extinción del panismo: denunciar a Calderón. Pero, que conste:

  • Denunciarlo penalmente en la FGR; no bastará que verbalmente se deslinden del amigo y quizá cómplice de García Luna.
  • No debe ser cualquier denuncia, sino una que se acompañe de pruebas contra Calderón. El PAN tiene recursos suficientes y mucha información como para presentar rápidamente pruebas contra el esposo de la señora Zavala.
  • A Calderón el panismo lo debe denunciar por narco y, también —y sobre todo— por traición a la patria. Porque solo un traidor pudo entregar la conducción de las operaciones en la guerra contra las mafias a alguien aliado de uno de los cárteles, el de Sinaloa.

Si Santiago Creel y el PAN no se arman de huevitos y denuncian a Felipe Calderón —y a gente de su gabinete que pudo haber apoyado los delitos de García Luna—, que se resignen no solo a que no podrán competir con mínimas posibilidades de victoria en 2024, sino inclusive a la desaparición del partido que tanto hizo por la democracia y que políticos sin principios como Fox y Calderón destruyeron.

Con el PRD prácticamente sin militancia y con el PRI dirigido por impresentables como Alito Moreno, el pronóstico es que habrá Morena para rato.