Es información no confirmada pero muy creíble. Explicaré a qué me refiero con eso de “slut prut”. Ya me dirán especialistas en el idioma danés si entendí correctamente lo que me dijeron, o no.
En Milenio, el columnista Román Revueltas dijo: “Ah, y en en Dinamarca, ni enterados”. Es falso. Por supuesto que desde hace bastante tiempo se enteraron, en tan pintoresco reino perteneciente a la Unión Europea, de que en México se les usa para el más pitorreo político y periodístico de la historia.
Y, naturalmente, ya se enojaron daneses y danesas. De ahí que si se topan con algún mexicano lo primero —y a veces lo único— que le dicen es “slut prut” (traducción simultánea: “deja de tirarte pedos”).
Lo mismo escuchó el ciclista mexicano Isaac del Toro en una de las etapas de montaña cuando pasó a su lado el danés Mattias Skjelmose. Eso comentan algunos de los rezagados del pelotón cuando se resignan, dejan de pedalear enérgicamente y lo único que quieren es terminar la subida. No vale la pena tanto problema.
En Groenlandia, territorio danés, lo dicen de otra manera porque su lengua es diferente —hablan kalaallisut—. Pero de que están hartos de la vacilada de que tenemos un mejor sistema de salud que el de Dinamarca, lo están, que no quede la menor duda.
¿Por qué elegimos a Dinamarca para el cachondeo de moda? ¿Por qué no Alemania o Francia, o Kazajistán? Misterio de la 4T.
Hasta el muy formal director del IMSS —repetirá en el cargo por su reconocida circunspección— le ha entrado al vacilón. En el mismo diario en el que colabora Revueltas publicó don Zoé Robledo el artículo “Mejor que en Dinamarca”. Seguro ya lo leyó Claudia Sheinbaum, la siempre madrugadora presidenta electa, y se le atragantó el primer café del día. No necesita ella cuenta chistes en su equipo.
No me quiero ni imaginar al muy formal próximo secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, totalmente angustiado leyendo a Zoé: “¿Y con este imitador del Joker me tengo que coordinar?”.
Porque si nuestro presidente AMLO luce simpático cuando se pone provocador con insensateces como la de Dinamarca —lo hace solo para alborotar al columnismo político—, se ve totalmente fuera de lugar cualquier funcionario de las áreas técnicas que intente pasar por gracioso.
Hay un refrán danés que viene al caso: “Lo malo nunca es bueno hasta que sucede algo peor”. Si no nos ponemos serios no solo tendremos que pausar las relaciones diplomáticas con Dinamarca, sino que jamás lograremos que nuestro sistema de salud sea, si no mejor que el danés —que no lo es, claro que no—, al menos mínimamente eficaz. Si esta esperanza la perdemos, México se arruinará.