Es una situación más común de lo que parece. Lamentablemente hay personas que fallecen cuando están a bordo de un avión, ya sea por causas naturales o por padecer una enfermedad. Les guste o no, sepan ustedes que hay estrictos protocolos para los tripulantes en estos casos.

Primero, ¿qué hacer si un pasajero fallece en el mismo vuelo que voy? Lo primero es dar aviso a la tripulación. Como les comenté, ha habido casos en el que el pasajero sube saluda a la tripulación, toma su asiento, se “duerme”, y no vuelve a despertar.

Si el pasajero no viaja solo, su acompañante se dará cuenta. Pero hay casos en los que viaja solo, y es hasta que se llega al destino final que la tripulación, al desembarcar al pasaje, se percate de que un pasajero sigue en su lugar “dormido”. La tripulación debe acercarse y verificar que tenga signos vitales.

De no presentarlos, llama al Gerente de Aeropuerto para que a su vez se ponga en contacto con la policía y peritos forenses, para que den fe del fallecimiento del pasajero. En todo momento la tripulación tiene que cooperar indicando cuándo fue la última vez que lo vieron con vida.

Es poco frecuente que pasajeros que vayan solos fallezcan durante el vuelo; generalmente la aerolínea pide que se proporcione un número telefónico para avisar “en caso de emergencia”, y así es como se contacta con algún familiar o amigo que corresponda.

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La tripulación tiene prohibido modificar o alterar el lugar, no se puede mover para nada el cuerpo; eso tiene que hacerlo personal autorizado del SEMEFO (Servicio Médico Forense) o alguna otra dependencia similar.

En casos así, lo más probable es que el siguiente vuelo que tenía asignado esa aeronave se demore, porque el levantamiento de un cuerpo por parte de las autoridades lleva mucho tiempo, pues se interroga a toda la tripulación, y debe seguirse todo el protocolo para que las agencias investigadoras hagan lo que técnicamente se llama: “levantamiento del cuerpo”.

No es que suceda todos los días, pero cuando se llegan a presentar estos casos, las consecuencias son inevitables. Si ese avión debe quedarse en tierra, la aerolínea debe buscar la manera de realizar el resto de vuelos programados, pero las demoras y cancelaciones son casi seguras. Usted, que está leyendo esto, ¿a quién le cargaría la demora?, ¿al pasajero que falleció o a la aerolínea?

Muchas veces, ante las demoras, a los pasajeros no se le explican las causas reales como esta, y las razones son muchas, desde la protección de datos personales, hasta considerar que hay gente muy sensible que se negará a viajar o se pondrá nerviosa a bordo al saber que “alguien falleció en ese mismo avión”.

Los seres humanos no somos fáciles, y menos en situaciones que generan estrés, como es el volar en avión. Las probabilidades de que un pasajero estresado se convierta en “pasajero disruptivo” son muchas.

Una situación diferente se presenta cuando el pasajero va acompañado. Pongamos de ejemplo la hipotética situación: en pleno vuelo se comienza a sentir mal; él o su acompañante avisan y se le brindan los primeros auxilios, pero aun así pierde la vida.

La obligación de la tripulación es -antes que nada- dar aviso al Capitán, quien buscará aterrizar en el aeropuerto más cercano y solicitar ayuda médica una vez que el avión toque tierra; mientras, los sobrecargos están obligados a seguir dando RCP al pasajero, hasta que el avión abra la puerta, y es que la tripulación no tiene permitido “declararmuerto a ningún pasajero.

De igual forma, una vez en tierra, el Capitán pide que acuda personal médico y el Ministerio Público, y se levante un acta ante la comandancia, narrando los hechos. Puede ser que -en nuestro ejemplo- como el pasajero no va solo, los trámites se agilicen un poco más.

Si el aterrizaje no fue en el aeropuerto que era el destino final, hay dos posibilidades: que se ordene bajar a todo el pasaje, mandándolos a la sala de abordaje para que los peritos forenses hagan el levantamiento del cuerpo, o se queda el pasaje a bordo. Esto es raro y menos frecuente, sin embargo puede llegar a suceder, y eso lo deciden las autoridades aeroportuarias o incluso las migratorias, si sucede allende las fronteras.

Una vez, un vuelo de Mexicana de Aviación que había salido de la ciudad de Guadalajara con destino a Chicago, a mitad del vuelo un señor se sintió mal, perdiendo el conocimiento; la tripulación avisó al capitán y le dieron permiso de aterrizar en el aeropuerto de San Louis, Missouri.

Hasta este punto de la historia, se estaban siguiendo todos los protocolos establecidos, hasta que finalmente se pudo aterrizar. De inmediato subieron agentes de migración a darle directrices al capitán: que los pasajeros debían permanecer a bordo, que no podían surtir ni comida ni bebida para los pasajeros y que tenían que esperar a que los responsables de su nación llegaran a “levantar el cuerpo”, pero que tenían que “checar los papeles del difunto”, no se les fuera a colar un mojado muerto. Así los protocolos del país de las barras y las estrellas.

Es en serio, no es broma. Más de dos horas estuvieron esperando todos arriba del avión, ya que las autoridades aeroportuarias de San Louis no permitieron el desembarco de los pasajeros, para evitar que se escaparan y se adentraran en territorio norteamericano.

Sin embargo, el vía crucis no terminó ahí, pues una vez que llegó el personal correspondiente, solo se levantó el acta de defunción, pues no quisieron bajar el cuerpo, y este tuvo que permanecer a bordo hasta llegar a su destino final.

Antes de que desembarcaran los pasajeros, bajaron el cuerpo del pasajero fallecido y su acompañante por la parte trasera del avión.

Y evidentemente hubo otro vuelo demorado por “fallecimiento de pasajero a bordo”. Son casos muy raros, pero sí llegan a pasar. Generalmente el procedimiento es muy ágil, sobre todo si no se requirió de desviar el vuelo, y se aterriza en el destino final.

En esos casos los protocolos se agilizan, pues se deja desembarcar al pasaje, y mientras van bajando ya están arriba los peritos levantando el cuerpo, mientras por la parte trasera una ambulancia ya está lista para llevárselo, y la tripulación puede continuar con el resto de vuelos que tengan asignados en el día.

Sí, -como pasa en las películas-, es real que se pregunta si hay un médico a bordo dispuesto a ayudar, pero se hace después de haber dado aviso al Capitán. Si algún médico que viaja como pasajero, leal a su juramento hipocrático levanta la mano para ofrecer ayuda, debe identificarse, y él será el responsable en todo momento, quedando obligado a levantar el acta junto con la tripulación de lo ocurrido.

Y aunque normalmente los galenos colaboran incondicionalmente, hay casos en los que médicos se hacen los desentendidos. Y es que legalmente no están obligados a ayudar, es más bien un deber moral. Imaginemos que se trata de un viaje de placer con el resto de la familia; definitivamente no debe ser agradable interrumpir las vacaciones para ir a una comandancia a declarar.

Dentro de las recomendaciones que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) hace a los tripulantes, cuando estos proporcionan RCP, es que deben irse turnado en caso de cansarse, y que la reanimación deberá darse por lo menos por un lapso de 30 minutos, y solo en caso de que el tripulante no corra peligro, como podrían ser las turbulencias severas.

¿En qué parte del avión dan la reanimación cardiopulmonar (RCP)?, generalmente en el pasillo del avión; se busca bajar al pasajero de su asiento y se le coloca sobre el pasillo, tratando de desplazarlo lo menos posible. Y bueno, en los tiempos que yo volé no se contaba a bordo con elementos que ahora son comunes en los equipos, como la mascarilla “bucofacial”, y el desfibrilador, que permiten ir checando los signos vitales del “paciente”, permitiendo que el tripulante ponga en práctica el adiestramiento que obligatoriamente debe tomar año con año para obtener su licencia como sobrecargo.

Eso independientemente de la aerolínea que usen para viajar; todos y cada uno de los tripulantes del mundo cuentan con el adiestramiento necesario para salvarles la vida en caso de requerirse, de esto pueden estar seguros.

Todo lo anterior es derivado de que el pasado 20 de marzo una mujer de nacionalidad estadounidense falleció a bordo de una aeronave de Volaris en el vuelo N512VL cuando llegaba al Aeropuerto Internacional de Tijuana, procedente de Hermosillo. Reportan sus familiares que la mujer de 61 años padecía de insuficiencia renal. Por lo que se procedió a realizar todos los protocolos que ya les platiqué.