He abordado los adeudos de ABC Aerolíneas, mejor conocida por su nombre comercial de Interjet, y he sido clara en decir que han sido en franco detrimento del erario público, pero todavía no hemos hablado de cuánto debe Aeromar.

Todo parte de un comentario que vi en redes sociales, un usuario de nombre Isaac Katz reclama de manera airada a otra usuaria de nombre Laura Cevallos sobre el tema de la nueva Mexicana de Aviación.

Mientras ella esgrime “Lo dicho: el ODIO obnubila. Desear que la gente no pueda acceder a un servicio de transporte aéreo y que al requerir medicamentos no los tenga, es tener el hueco donde había cerebro retacado de… paja, por decirlo bajito @MexicanaVuela_ es recobrar la soberanía don.”

A lo que Isaac Katz responde “Explique cómo es que una línea aérea operada por el ejército y que requerirá de significativos subsidios por las pérdidas en la que incurrirá, dinero que podría usarse en otro fin como la salud, educación, etc., fortalece la soberanía nacional. No le crea a López; es un mitómano.”

Justo al momento de leer lo anterior, un nombre me vino a la cabeza: el de Zvi Katz, quien al morir su padre Marcos Katz, quedó al frente de Transportes Aeromar, aerolínea ejecutiva que recientemente dejó de volar por las múltiples deudas que enrojecían sus finanzas. Deudas que, ni modo hay que decirlo, al día de hoy siguen sin pagarse.

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El apellido Katz no es precisamente muy común, y por eso le pregunté a Isaac si acaso era familiar de Zvi; lamentablemente al escribir estas líneas no he recibido respuesta, pero esto no impide que hablemos de una aerolínea que fue la niña de los ojos de un personaje excepcional como Marcos Katz. Tristemente al fallecer dejó a la compañía aérea como títere sin cabeza, y terminó muy mal.

Transportes Aeromar acumula más de 5 mil millones de pesos solo en deudas por falta de pago de impuestos al SAT, dependencia que desde el año 2022 intervino su caja. Pero no es lo único que adeuda, y esa historia la sé muy bien y de primera mano. Desde hace tiempo y hasta el momento he tenido contacto con muchísimos trabajadores de la aerolínea, desde personal administrativo, pasando por los mecánicos y personal de tráfico, hasta -por supuesto- con los tripulantes.

Tan sólo de salarios devengados y prestaciones les deben a los empleados poco más de 120 millones de pesos. Y es que cuando dejó de operar la aerolínea ni siquiera había pagado las liquidaciones concretadas dos años antes, y tengo constancia de los correos que la aerolínea les mandaba a los trabajadores prometiéndoles que ya les iban a pagar.

Por supuesto que también hay adeudos con Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) de alrededor de 74 millones 161 mil 379 pesos; al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) le adeuda 522 millones de pesos.

Aeromar

Y esta línea aérea también tiene encima una querella por parte de la arrendadora Export Development Canada. Por tal motivo en febrero de este año el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México ordenó poner en tierra tres aviones, ATR (matrículas XA-UZE, XA-UZS y XA-UZT), que quedaron bajo resguardo “como ejecución de garantía mediante prenda sin transmisión de posesión”, según consta en la resolución dictada por las autoridades judiciales.

Hagamos la suma de todo lo que hasta hoy sigue debiendo la administración de Transportes Aeromar:

  • 5 mil millones de pesos al SAT
  • 120 millones de pesos de salarios y prestaciones a los trabajadores
  • 74 millones 161 mil 379 pesos a ASA
  • 522 millones de pesos al AICM

Tan sólo debe de lo anterior $5,716,161,379 (cinco mil setecientos dieciséis millones ciento sesenta y un mil trescientos setenta y nueve pesos), y no estamos contando por ejemplo aquí el TUA que cobró a los pasajeros y retuvo en sus cuentas, pero que no ingresó a las arcas del erario público; ni tampoco está contemplada la deuda por los pagos no hechos al SENEAM por servicios aéreos; mucho menos están en esta cuenta el importe de los boletos que vendió, y de los cuales no prestó el servicio.

Pero eso sí, como siempre pasa en este tipo de historias, Aeromar dejó a poco más de 700 trabajadores sin su fuente de ingreso; trabajadores dejaron hasta el último momento la piel en su labor, y trabajaron, aunque no recibían un pago por ello.

Me consta que hicieron maravillas para mantener a flote la empresa, tuvieron que verse obligados a “canibalizar” sus propios equipos porque ni para refacciones había dinero; llevaron sus propias herramientas, y adquirieron nuevas para seguir dándole mantenimiento a la aerolínea y sacar los vuelos adelante.

Conocí muy bien la empresa cuando Marcos Katz la dirigía, y pude ver que trataba a todos como familia, les puso un comedor a los trabajadores con precios sumamente accesibles, y ellos se veían muy contentos y agradecidos con su empresa.

Un compañero -y amigo scout- trabajó para Aeromar, y puedo aseverar que él solamente hablaba maravillas de su fuente de empleo. Pero el lado obscuro de la historia aparece cuando fallece Marcos, el patriarca de los Katz; la empresa quedó en manos de los hijos, con Zvi al frente.

No todo es consecuencias de malas decisiones, ni tampoco puede culparse solo a una persona. Siendo justos, debemos sumar la existencia de una guerra desleal con Aeroméxico, encabezada por quien fuera el secretario general de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), Ricardo Del Valle.

Reviso mis archivos, y ahora la fecha me brinca más. En marzo de 2017 documenté y escribí el 8 de marzo de ese año, para conmemorar el Día Internacional de la mujer, la columna que se llamó “Yo me robé a esas “huercas” (El rapto de 40 sobrecargos de Aeromar)”.

En 2017 comienza la debacle de la aerolínea; se volvieron cada vez más recurrentes casos de falta de pagos al personal, a quienes no les entregaban sus fondos de ahorros, se retrasaban en los pagos de los aguinaldos, y hubo quienes se cansaron de no cobrar y de plano renunciaron, pero les quedaron a deber sus liquidaciones; así hay aproximadamente 200 trabajadores, quienes hoy viven en un limbo jurídico.

Aunado a esas tragedias personales, el daño que la empresa en mención ha hecho al erario público es inmenso. Deudas que se vuelven incobrables, pero que además los dueños siguen al día de hoy sin dar la cara. Seremos una vez más todos los mexicanos quienes tenemos que sufrir las consecuencias y pagar los platos rotos de las malas administraciones de estos empresarios.

Ese golpe a las finanzas públicas ya está hecho, y nadie nos lo quita. Por eso me llama poderosamente la atención la opinión vertida en redes sociales por el usuario Isaac Katz sobre la aviación; concretamente habla de las pérdidas que tendrá (en el futuro) la nueva Mexicana, porque en los hechos todavía no suceden. Se duele de que ese dinero no podrá usarse en “… otro fin como la salud, educación, etc”

Aeromar tenía 21 rutas nacionales y tres internacionales: Ciudad de México, Acapulco, Aguascalientes, Cancún, Chetumal, Ciudad Victoria, Colima, Cozumel, Guadalajara, Ixtapa Zihuatanejo, Ixtepec, Mazatlán, Mérida, Monterrey, Piedras Negras, Puerto Escondido, Puebla, Puerto Vallarta, Tepic y Villahermosa, en México. Y en el extranjero La Habana, Laredo y McAllen. Hoy Aeromar solo tiene deudas.

Ese hecho me duele por varios motivos: es una historia muy cercana por todos los compañeros y colegas que laboraron en esta pequeña línea aérea, a la que sus dueños la dejaron quebrar.

Me duele porque hoy tiene estallada una huelga que no sabemos en qué terminará, pero queda claro que jamás resarcirá a los trabajadores. Me siento agraviada por la millonada que en impuestos (y otros rubros aquí expresados) desfalcó a la hacienda pública. Efectivamente, como dice Isaac Katz, ese dinero que debe Aeromar tampoco podrá usarse “en otros fines como la salud, educación, etc.”.

Por eso duelen tanto los callos que pisa con su arranque la Aerolínea del Estado Mexicano. Por eso para muchos es una bofetada con guante blanco que use la marca Mexicana de Aviación. Ni modo, la primera siempre será la primera.