“Quien no conoce su historia esta condenado a repetirla”.
Vaya que Veracruz tiene una historia reciente muy álgida en materia política, que debería de ser algo que tomaran en consideración los gobernantes en turno, para evitar errores pasados que les puedan cobrar facturas futuras.
Era septiembre de 2011, el entonces gobernador del Estado de México era recibido con bombo y platillo en el Palacio de Gobierno del estado de Veracruz, en una visita oficial, para supuestamente hermanar la capital de su estado con la veracruzana.
En ese tiempo, Peña Nieto fue recibido por el entonces mandatario jarocho, Javier Duarte De Ochoa, quien en realidad, realizaba ese acto como una declaración pública de su apoyo al mexiquense de cara a sus aspiraciones para contender por la Presidencia de la República en 2012.
Duarte era así, uno de los gobernadores que se la jugaban en abierto con Peña, a quien el apoyo le favorecía en sus aspiraciones por tratarse de una de las entidades más pobladas del país, con un gobernador amigo que además, acababa de entrar prácticamente a gobernar su entidad.
El resultado ya nos lo sabemos, tan solo 6 años más tarde, el gobierno federal capturó en Guatemala al ex gobernador veracruzano, echando por la borda la supuesta amistad y pacto que presuntamente había entre Duarte y el entonces Presidente Peña, a quien no le quedó de otra más que aparentar combatir la corrupción, para tratar de librar la crisis mediática que cimbró a su gobierno desde el escándalo de la Casa Blanca.
Peña Nieto a recomendación de sus entonces cercanos, daría el “volantazo” y trataría de desviar la atención de sus problemas y detener la caída de su popularidad yendo tras los suyos, sin empatar el marcador persiguiendo a uno que otro opositor de los que tenían colas largas fáciles de pisar.
Cuitláhuac García recibió el pasado fin de semana también en Xalapa, Veracruz en una visita oficial, a la precandidata a la Presidencia y jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, en lo que es un espaldarazo más y una declaratoria de apoyo del mandatario jarocho a quien hoy pinta como una de las favoritas para hacerse de la candidatura de su partido para suceder al Presidente López Obrador.
No es secreto para nadie que Cuitláhuac desde hace tiempo se decantó por la jefa de gobierno, pero tampoco es secreto que la imagen del mandatario jarocho ha estado envuelta en la polémica prácticamente desde su primer día de gobierno, y que si bien es cierto que mantiene el control electoral en su entidad, también es cierto que la elección más difícil de operar es la de salida, la que coincide precisamente con la presidencial; por lo que los resultados que este le pueda ofrecer a Sheinbaum en caso de que esta logre llegar a la boleta en el 2024, aún están en duda.
También esta en duda si con este apoyo le será suficiente a García Jiménez para seguir siendo relevante durante el próximo sexenio y agarrar un puesto en gabinete, o de perdido para salir tranquilamente a disfrutar de su retiro político.
Ya que si se mira en el espejo del pasado, debe saber que las alianzas en política no son eternas, y que en caso de que estalle alguna crisis que ponga en riesgo la continuidad y estabilidad del próximo gobierno, seguramente el veracruzano será uno de esos extintores resguardados con un delgado cristal que fácilmente se podrá romper en caso de algún incendio.