La política de alianzas es fundamental siempre y cuando exista una relación o conexión con la población civil. En muchos casos es una estrategia que ha dado resultados para ganar elecciones, especialmente porque la probabilidad aumenta en plena competencia. De esta manera, muchas coaliciones han capitalizado triunfos, especialmente en el momento en que definen un buen perfil para abanderar la coalición, ya que eso levanta la perspectiva de intención del voto.

Pero no todo es positivo en algunas alianzas que se pactan. De eso fuimos testigos en 2018, cuando Anaya abanderó a la derecha. Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, cayó en el encanto prometedor de un bloque variopinto que se integró, sabemos, fue una mezcla de corrientes ideológicas que, no hay duda de ello, hicieron corto circuito entre sí. La mayoría de los partidos o fuerzas que integraron ese frente no fueron compatibles. Aun así, se convencieron o pensaron que era suficiente para acotar el dominante paso de Morena.

Dante Delgado, confiado en el canto de las sirenas de Anaya, apostó el todo por el todo y, con una victoria contundente del ahora presidente López Obrador, no tuvo más remedio que aceptar, primero, el triunfo electoral y, de paso, el fracaso que significó unir fuerzas con los partidos tradicionales. De hecho, el éxito que obtuvo Morena fue tan decisivo que, a la postre, vimos como se rezagaron fuerzas como la del PRI y PRD, que prácticamente quedó al borde de la extinción.

No hay otra explicación más sencilla que, en política, hay alianzas que suman, sin embargo, hay otras que restan porque caen en detrimento. Está más que claro: Dante Delgado aprendió la lección que le dejó el balance de los resultados del 2018. Incluso, los niveles de crecimiento, o mejor dicho, las conquistas que ha tenido MC, son gracias a las decisiones que tomaron de competir solos. Lo vimos en las elecciones intermedias del 2021; ganaron Nuevo León y, por poco, conquistan Campeche.

Paradójicamente, su ascenso se vio reflejado cuando participaron sin coaliciones. Salvo una que otra opinión, la mayoría de militantes de Movimiento Ciudadano, a través de un estudio, han coincidido en que, en las próximas elecciones del 2024, y para mejorar los resultados obtenidos, su destino es, como hace dos años, ir solos. Esto se fundamenta, repito, en el crecimiento que han tenido como fuerza política dado que, al día de hoy, son prácticamente la segunda fuerza de oposición en México.

Las columnas más leídas de hoy

Vemos que hay una lógica en la lectura de Dante Delgado, líder moral y nacional de Movimiento Ciudadano. Es verdad, MC vive una enorme presión de la derecha que trata de acechar, sin embargo, han sostenido su posicionamiento y, en ese sentido, no hay duda que irán solos en 2024. Hacen bien. Se avecina una derrota para la derecha, quienes no han encontrado una elocuencia con la población civil. Dada esas circunstancias inminentes, MC anticipó muy bien el escenario y, con determinación, no quieren saber nada de alianzas, menos con el PRI que, en las últimas semanas, se ha dedicado a hostigar a MC para que acepte una colación que está condenada al fracaso.

Dante Delgado es un viejo lobo de mar. Sabe perfectamente que, con el paso de los meses, MC se va consolidando más y más. La cuestión es que, hoy por hoy, su futuro depende de ellos mismos. Dudo mucho que hagan caso a la presión que ejercen PAN, PRI y PRD. Movimiento Ciudadano y su militancia están definidos y, en las elecciones federales del 2024, mejor solos que mal acompañados.