La historia de las relaciones internacionales ha estado marcada por una compleja interacción de alianzas, conflictos y maniobras diplomáticas. La confianza, un componente delicado pero fundamental, a menudo ha sido puesta a prueba, e incluso destrozada. Frente a los desafíos geopolíticos y los agravios históricos, el tema de la reconstrucción de la confianza emerge hoy como una narrativa crucial.
Examinar casos en los que la confianza se ha visto comprometida en el pasado nos permite extraer lecciones que son invaluables para el presente y el futuro. Quienes estudiamos relaciones internacionales sabemos que los episodios de erosión de la confianza entre naciones se encuentran dispersos como piezas de un rompecabezas geopolítico.
Las secuelas de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y los conflictos en el Medio Oriente son sólo algunos ejemplos. El abuso de confianza durante estos periodos no sólo generó tensiones geopolíticas sino que también tuvo implicaciones para la paz y la cooperación globales.
Los años posteriores a 1945 fueron testigos de una frágil relación entre antiguos aliados. La confianza entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que alguna vez fue crucial para derrotar a un enemigo común, se erosionó rápidamente a medida que surgieron todo tipo de diferencias.
La Guerra Fría que siguió no sólo dividió al mundo en bloques ideológicos, sino que también preparó el escenario para la desconfianza, el espionaje y una peligrosa carrera armamentista. Restaurar la confianza durante este periodo requirió iniciativas diplomáticas audaces, como la contención y la distensión, para derretir las gélidas relaciones entre las superpotencias.
En Medio Oriente, el conflicto árabe-israelí ha sido un crisol de tensas sospechas. Los agravios históricos, las disputas territoriales y las narrativas divergentes han perpetuado un ciclo de desconfianza entre las naciones de la región. Los esfuerzos por reconstruir la confianza, a menudo a través de acuerdos y negociaciones de paz, han tropezado con efímeros éxitos y reveses prolongados, lo que pone de relieve los intrincados desafíos que implica fomentar el entendimiento mutuo.
En el siglo XXI, los desafíos a la confianza en las relaciones internacionales han evolucionado, pero siguen siendo potentes. Las amenazas a la ciberseguridad, la competencia económica y la lucha por el dominio regional continúan tensando las relaciones entre las naciones. Abordar estos desafíos requiere un enfoque multifacético que implique no sólo estrategias políticas y diplomáticas sino también cooperación económica y empresarial.
Reconstruir la confianza en el panorama internacional contemporáneo exige un compromiso con la transparencia, el diálogo y la diplomacia. Las instituciones multilaterales desempeñan un papel fundamental a la hora de facilitar la cooperación. Los esfuerzos para promover el intercambio cultural, el entendimiento mutuo y las iniciativas de colaboración pueden cerrar las brechas creadas por animosidades históricas.
Aprender de los errores del pasado, abrazar la diplomacia y priorizar la comunicación abierta son pasos cruciales para construir una base de confianza que pueda resistir las complejidades del panorama geopolítico moderno. Sólo a través de esos esfuerzos colectivos las naciones pueden trascender los agravios históricos y forjar un camino hacia un futuro más pacífico e interconectado.
En mi experiencia como subsecretario de relaciones exteriores aprendí que la confianza es esencial para el éxito de la diplomacia y la negociación entre naciones. Los países que celebran alianzas o asociaciones necesitan tener la seguridad de que sus aliados cumplirán sus compromisos, compartirán información y colaborarán eficazmente en momentos de necesidad.
Cuando las partes involucradas en un conflicto confían entre sí, es más probable que entablen un diálogo pacífico, lleguen a acuerdos y busquen soluciones en lugar de recurrir a la agresión. La confianza facilita el establecimiento de un entorno económico estable y predecible, fomentando las inversiones y el comercio transfronterizos. La confianza mutua es esencial para la eficacia de las operaciones militares conjuntas y el intercambio de inteligencia.
La confianza está estrechamente vinculada al poder blando de una nación, que incluye la influencia cultural, la educación y la diplomacia pública. Las naciones en las que otros confían tienen más probabilidades de atraer el apoyo, la admiración y la colaboración de la comunidad internacional. Las iniciativas de diplomacia pública destinadas a generar confianza pueden moldear positivamente la imagen de una nación en el exterior.
Davos es una estación de esquí cerca de Zurich, Suiza. Cada enero se celebra ahí la reunión anual del Foro Económico Mundial. Representantes de empresas globales, gobiernos, sociedad civil, medios de comunicación y académicos participan, durante varios días, en sesiones diseñadas para abordar las cuestiones globales. No se trata sólo de conferencias magistrales. Es el paraíso del “networking”, las conexiones, las interacciones sociales, las conversaciones en los pasillos, los acuerdos en las salas laterales, las negociaciones de alto nivel en las suites de hoteles y restaurantes.
El Foro Económico Mundial fue fundado en 1971 por el economista alemán Klaus Schwab. La reunión de este año en Davos se llevará a cabo del 15 al 19 de enero. Se centrará en reconstruir la confianza en un entorno de rápida transformación. Responder a la incertidumbre y a las profundas fuerzas del cambio requiere generar confianza en nuestro futuro, dentro de las sociedades y entre las naciones.
El programa de Davos 2024 gira en torno a cuatro temas críticos:
1. Lograr seguridad y cooperación en un mundo fracturado:
a) Entender y proponer recomendaciones ante las crisis inmediatas, como los conflictos actuales en Medio Oriente y Ucrania. Abordar las fuerzas estructurales de la fragmentación.
b) Comprender la geopolítica es fundamental para los países y las empresas. El mundo se enfrenta a nuevas concentraciones en el comercio global, complicadas por crecientes tensiones en múltiples frentes.
c) Identificar y entender los matices de las cambiantes interdependencias globales y cómo podemos colaborar mejor para garantizar un futuro sostenible para todos.
2. Crear empleo y crecimiento para una nueva era:
a) Reinventar los marcos económicos para fomentar el crecimiento y la creación de empleos, enfatizando enfoques centrados en las personas, en una década potencialmente de bajo crecimiento.
b) Comprender el nuevo marco económico, fruto de la creciente inestabilidad geopolítica y la crisis climática, así como de la aceleración de la inteligencia artificial.
c) Trabajar juntos, los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, de manera creativa, para evitar períodos prolongados de bajo crecimiento y poner a las personas en el centro de una trayectoria más próspera.
3. La inteligencia artificial (IA) como fuerza impulsora de la economía y la sociedad:
a) Aprovechar la IA para beneficio social mientras se gestionan los desafíos regulatorios y los avances tecnológicos en otras áreas como 5/6G y la computación cuántica.
b) Analizar lo que ocurrió en 2023 , el año de la disrupción por la llegada de la IA generativa.
c) Garantizar que la transición hacia el futuro en tecnología sea lo más ordenada y equitativa posible. A medida que más gobiernos y empresas comienzan a diseñar e implementar herramientas de IA generativa, la colaboración entre organizaciones del sector público y privado es crucial.
4. Una estrategia a largo plazo para el clima, la naturaleza y la energía:
a) Desarrollar enfoques sistémicos para un mundo neutro en carbono y positivo para la naturaleza, para 2050, equilibrando las compensaciones para lograr un consenso social.
b) Entender que la descarbonización y la creación de valor no son un juego de suma cero. Los líderes innovadores están mostrando audazmente a otros cómo hacer ambas cosas simultáneamente.
c) Trazar un rumbo y una hoja de ruta hacia la neutralidad de carbono y un mundo positivo para la naturaleza, al tiempo que se brinda acceso inclusivo a la energía, los alimentos y el agua.
El Foro Económico Mundial de Davos es un espacio, una oportunidad y una plataforma con el poder de generar cambios. La globalización tiene que convertirse en un instrumento del desarrollo sostenible. ¿Qué se puede lograr, desde el sector privado y las organizaciones de la sociedad, para reconstruir la confianza?
Se espera que las empresas y las ONGs prestigiadas actúen. Son instituciones confiables, que pueden informar el debate y ayudar a ofrecer soluciones sobre una variedad de temas, desde el clima, las habilidades hasta la diversidad, la equidad y la inclusión. Al trabajar juntos, empresas, sociedad y gobierno, pueden ayudar a generar consensos y colaborar para lograr resultados.
La reconstrucción de la confianza depende de la verdad y del optimismo. La verdad exige honestidad, transparencia, sinceridad y rendición de cuentas entre gobiernos. Y son las empresas las únicas que pueden restaurar el optimismo económico ante un entorno político de polarización.