1.- Cierre de precampaña de la precandidata de Morena, PT y el PVEM, en plena Plaza de la Revolución, con las calles laterales atestadas hasta Paseo de la Reforma.
Se habla de decenas de miles, cien mil asistentes, al evento de Claudia Sheinbaum. No es AMLO, la efervescencia es distinta, pero existe. A Claudia la acompañan figuras top de la política mexicana: Adán, Ebrard, Mario Delgado, Harfuch... hasta Noroña, Monreal y Velasco.
Es la continuidad con cambio, pero abrevando de un bloque votante poderoso que será explotado al máximo: las votantes mujeres que quieren hacer historia, nuevamente, eligiendo a la primera presidenta de México.
La oposición mediática, partidística y trollera en Internet y redes sociales dirán lo mismo, que es una elección de estado, que es oficialismo, etcétera. Pero la realidad es que desde hace casi un año tal parece que a esta ola no la para nadie.
2- “Después de una agotadora campaña de seis días”, dijera uno de los mordaces moneros en redes sociales, Álvarez Máynez lleva a cabo su cierre de campaña ¿dónde más? en “Fosfo León”, el feudo de MC entregado tras una torpeza mayúscula de Morena a la hora de seleccionar candidata.
Máynez, saltimbanqui irredento que lo mismo ha transitado por el PRI que por el PRD y algún otro partido de la chiquillada antes de aterrizar en Movimiento Ciudadano -el partido empresa que ni es movimiento, ni es ciudadano- luce disminuido. Lo acompañan, cómo figuras medianamente reconocibles, un Dante Delgado con la apariencia del Nosferatu de Robert Eggers disfrazado de naranja. La sangre joven es Mariana Rodríguez, quién utiliza a Jorge -es fácil olvidar su nombre- de fondo, o de prop para uno de sus infumables videos en redes sociales. ¿Hay candidato en MC? Quizás, apenas para salvar ese 3 por ciento para no perder el registro nacional, ni las jugosas prebendas de las que disfrutan desde hace dos décadas. Quizás.
3.- Xóchitl se vuelve a disfrazar, ahora de cristera, con un crucifijo visible en el pecho, en su cierre de campaña en Guanajuato. Como el Zelig de Woody Allen, Gálvez se mimetiza de acuerdo a lo que dicten las circunstancias. En la CDMX es trotskista y pro-derecho a decidir, con el ex actor de telenovelas y stripper Verástegui es devota, con los priístas era de ilustre padre tricolor y con los empresarios fue emprendedora que hacía y vendía cientos de gelatinas diarias al día.
Xóchitl es todo y nada a la vez. Los cínicos que la aventaron al ruedo presidencial lucieron por su ausencia en su cierre de precampaña en tierras cristeras. A Zambrano quizás ya ni lo toman en cuenta, el “jefe de campaña”, Creel, se la lleva de vacaciones y Alito es demasiado ladino para aparecer junto al chivo expiatorio al que culparán de la derrota.
Ahora bien, como se dice en el futbol: Hay maneras de perder. ¿Qué es preferible, perder siendo títere de “asesores” fracasados y politiquillos que no han ganado una elección en su vida -como Creel-, o perder bajo tus propios términos y seguro o segura de haber dado tu máximo esfuerzo, por limitado o insuficiente que este sea? Sin duda, lo segundo.