Sabio y atleta

No sé si a Eratóstenes lo apodaban Pentathlos porque destacaba en cinco disciplinas científicas o culturales —geografía, matemáticas, astronomía, poesía y filosofía— o bien si ese era su sobrenombre porque participó en los antiguos Juegos Olímpicos y venció en cinco pruebas.

Una de sus aportaciones más notables al conocimiento humano fue haber medido hace más de 2 mil años, con notable exactitud, la circunferencia de la tierra.

Curiosamente su cálculo fue muy preciso porque estaba basado en varios errores que, de alguna manera, se anularon unos a otros, como haber partido del falso supuesto de que la Tierra es una esfera perfecta y haber hecho un mal cálculo de la distancia entre Alejandría y otra ciudad.

Otros sabios, Posidonio y Ptolomeo, repitieron tales cálculos, corrigiendo errores por supuesto, lo que obviamente les condujo a un resultado distinto —en efecto, más alejado de la realidad— que el estimado por Eratóstenes.

Las nuevas —e inexactas— mediciones de la circunferencia de la Tierra fueron utilizadas por Cristóbal Colón para viajar a China y Japón, algo que lógicamente no consiguió: el almirante hoy desalojado del Paseo de la Reforma desembarcó en nuestras tierras, es decir, descubrió, para Europa, todo un mundo nuevo.

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Europa sin viento y con gasolina y luz caras

La apuesta de la civilizada Europa por las energías alternativas está conduciendo a las principales economías del planeta a una crisis por los excesivamente elevados precios de la gasolina y la electricidad.

Son chistosos —y cínicos— algunos analistas económicos neoliberales, como el señor Robert Armstrong del Financial Times. Según esta persona, imitador del Chapulín Colorado, todo lo que ocurre ahora estaba fríamente calculado.

Hace días, el señor Armstrong publicó un artículo titulado “La energía cara fue el plan todo el tiempo”, en el que afirma que “la inflación energética es una característica, no un error, de la descarbonización”.

Es decir, solo un aumento en los precios de los combustibles fósiles podía hacer caer la demanda de tal mercancía. Impecable razonamiento en estricta lógica económica, pero ¿es ético visto desde el punto de vista de tantas personas —demasiados millones solo en la avanzada Europa— que viven al día y a quienes, de plano, no les alcanza para llenar el tanque de gasolina o pagar las cada día más elevadas tarifas de la luz?

Salvar al mundo va a ser inflacionario o no se salvará. Miserable conclusión. O sea, el costo de limpiar el aire que respiramos lo pagarán las mismas personas de siempre, esto es, las que se quedan sin dinero para cubrir sus necesidades básicas demasiados días antes de recibir su salario quincenal o semanal.

En España la luz ha aumentado su precio a niveles históricos. La principal causa de este fenómeno radica en los elevados costos de los derechos de emisión de CO2 que impone la Unión Europea: han pasado de 20 a 60 euros por tonelada en año y medio, y subido más de 100 % en los últimos seis meses.

Sí, limpiar el planeta es caro... e impagable para las clases trabajadoras y aun para las clases medias.

Para colmo, leo este domingo en el propio Financial Times que Europa se desvientó. Es decir, que la caída en la velocidad del viento ya ha disminuido la generación de electricidad por esa vía. O sea, ahí vienen más aumentos en el precio de la luz. Altamente satisfactorios para lograr metas ambientales, pero con potencial enorme de desestabilización política.

AMLO como Eratóstenes

Por las razones incorrectas —basadas en la errónea ideología del nacionalismo revolucionario y no en la ciencia económica o en razonamientos ambientales—, el presidente López Obrador ha apostado por los combustibles fósiles, que están en el centro del principal proyecto de la 4T, rescatar a Pemex y a la CFE.

Hemos criticado bastante a Andrés Manuel por no haberse sumado a la moda, tan europea, de promover casi exclusivamente las energías alternativas. Hasta hemos llegado a decir —sobran columnistas que lo han hecho, y me incluyo— que cuando la refinería de Dos Bocas opere ya no habrá necesidad de gasolina. Así de soñadores nos hemos visto… por no decir que así de pendejos.

El mencionado analista del Financial Times está escandalizado porque el presidente Biden, en Estados Unidos, busca liberar las reservas nacionales de petróleo para combatir “un aumento políticamente peligroso en el precio de la gasolina”, lo que si se logra, sugiere Robert Armstrong, irá en contra del medio ambiente ya que, insiste, nada apoya más la consolidación de una infraestructura verde que la gasolina cara.

Me recuerda eso lo que, hace muchos años, me dijo divertido mi hijo Federico Manuel, quien estuvo una breve temporada en la London School of Economics: que un maestro estaba maravillado con una idea de The Economist; tal idea era subsidiar el consumo del tabaco para que la gente fumara más y se muriera a menor edad, es decir, que no envejeciera para, de ese modo, evitarle una carga excesiva al ya muy costoso sistema de pensiones y de seguridad social.

Si AMLO rescata a Pemex y la CFE y si empieza a operar a tiempo y con eficiencia la refinería de Tabasco, se habrá hecho lo correcto por las razones equivocadas. En efecto, algo así como el muy exacto cálculo de la circunferencia de la Tierra realizado por Eratóstenes basado en supuestos falsos. El valor de la intuición tanto en ciencia como en política.

En una de esas, de nuevo por las razones equivocadas, la reforma eléctrica de AMLO termina por ser una salida a la actual crisis energética.

Un fantasma recorre la 4T y convierte algunos errores en éxitos: es el fantasma del sabio Eratóstenes, de quien me gustaría creer que sí fue, además de matemático, todo un atleta olímpico. Algo así como el actual ciclista filósofo Guillaume Martin, quien se defiende bastante bien frente a los campeones Primož Roglič y Tadej Pogačar en el Tour de Francia y en la Vuelta a España.