Aunque hay euforia por el arranque de operaciones de la nueva Mexicana de Aviación, muchas cosas que suceden dentro de la industria aérea se suelen ignorar, y sería conveniente que ustedes, mis estimados lectores, tuvieran conocimiento de ellas.
Ya me referí al tema de los subsidios, y cómo en el pasado se subsidiaron un montón de líneas aéreas y pocas son las que siguen al día de hoy prestando servicios. Esto no fue innocuo, sino que trajo consigo fuertes golpes al erario público; la razón de subsidiarlas es porque son empresas importantes y necesarias para la economía del país, y se pretende que sean exitosas, pero no ha sucedido así, por eso quiero ahondar más en el tema.
Durante muchos años en México solo hubo de dos sopas, Aeronaves de México (Aeroméxico) y Compañía Mexicana de Aviación (Mexicana). Ambas en su momento fueron empresas administradas por entes privados, posteriormente fueron nacionalizadas con el gobierno de López Portillo, y después fueron de nueva cuenta privatizadas en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Aquí vamos a detenernos un poco; en el sexenio 1988-1994 nacieron muchas líneas aéreas. Una de ellas, TAESA, sigue en la memoria colectiva, pero en cambio otras pasaron de noche y muchos ya ni las recuerdan, como es el caso de Aerofiesta, SARO, Aerolíneas Internacionales, AeroCancún, Noroeste, Oasis, Estrellas del Aire y LaTur.
Cuando entré a volar a Mexicana de Aviación, en 1998, muchos de mis compañeros venían de estas alicaídas líneas aéreas; algunas en ese entonces todavía volaban, pero otras ya no. Nacieron durante el sexenio de Salinas de Gortari, subsidiadas por cinco años por el gobierno (plazo legal), pero en algunos casos, ni siquiera pudieron cumplir con ese término, como fue el caso de LaTur que vio la luz en 1988 y para el año 1992 ya se estaba bajando la cortina.
Podemos decir que fueron las líneas aéreas de ese sexenio, que se las dieron a sus cuates y que al final tomaron la decisión de quebrarlas, una vez que dejaron de ser subsidiadas.
Nadie habló de ello en su momento, a nadie le pareció extraño, censurable ni digno de ser investigado. Silencio perverso y opacidad dañina que permitieron que la misma historia se repitiera en el sexenio foxista, años en los que se pusieron a dar concesiones para aerolíneas a pesar de que en esos momentos tanto Mexicana como Aeroméxico habían regresado a ser parte del gobierno, después de que fueron privatizadas en sexenios anteriores.
Ustedes recordarán que “gracias” los malos manejos de los empresarios privados, tuvieron que ser rescatadas y metidas a la panza del FOBAPROA. Esta fue una de las principales razones por las que en su momento se cuestionó la ligereza de crear tantas líneas aéreas, que competerían de manera desleal contra las dos aerolíneas del gobierno federal. Otra vez, silencio sepulcral.
Con el nuevo milenio llegó el primer gobierno panista, que tomó la determinación de crear nuevas líneas aéreas, entre ellas la de los hijastros de Vicente Fox. Hay dos que todavía siguen “operando”: Volaris y VivaAerobus; pero no corrieron con la misma suerte, ALMA de México, Aladia, Avolar, Novoair, Líneas Aéreas Azteca e Interjet.
¿Saben las fechas en que estas aerolíneas dejaron de operar? ALMA de México vio la luz en 2005, para dejar de operar en el 2008; Aladia comenzó a operar en 2006 y en 2008 ya se había declarado en quiebra; Avolar, de los hijastros de Vicente Fox también comenzaron operaciones en 2005 pero curiosamente también en 2008 dejó de volar; Novoair también comenzó operaciones en 2005, tendiendo como base el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), pero en este caso fue la propia autoridad quien terminó bajándolos de vuelo por no pagar los servicios a la navegación aérea, o el uso del espacio aéreo gestionado por Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM).
Finalmente, Líneas Aéreas Aztecas, que arrancó sus operaciones en el año 2000, para el 2007 dejó de operar por problemas financieros y no cumplir con los estándares de seguridad.
Pongamos atención, todas estas aerolíneas fueron subsidiadas por el gobierno, y no llegaron a ningún lado, solo generaron grandes pérdidas al erario público, pero de eso nadie habla. No fueron fantasmas quienes se beneficiaron de estas concesiones y subsidios, pero nadie llama por su nombre a los empresarios que solamente las utilizaron para enriquecerse, o simplemente hacer más grandes sus fortunas.
Desde 1988 a 2023 han dejado de volar 22 líneas aéreas, y esto va de la mano con todo lo que en su momento dejaron de pagar, y pasaron a ser deudas incobrables para el gobierno. Ya fuera porque no pagaron impuestos, o los servicios de aeropuerto, o los servicios aéreos, o la turbosina, o una mezcla de todo lo anterior, pero dejaron una deuda monumental, de la que (una vez más) nadie habla.
En este país, durante décadas funcionó una fórmula terrible: se podía robar impunemente el dinero de todos los mexicanos, al final ya se sabían que la salida era “quebrar” o pedirle un rescate a papá gobierno.
Hoy muchos piensan que “eso está en el pasado”, que “ya fue”; en ese tono he recibido respuestas; por ello quiero que veamos casos más recientes. En 2021 el Instituto Nacional de Migración (INM) denunció a diferentes aerolíneas -tanto nacionales como extranjeras- de quedarse con el dinero de los impuestos que pagan los turistas extranjeros, y que debieron de haber sido entregados a dicha dependencia.
Líneas aéreas como Allegiant, Miami Air Internacional, Tui Airlines Belgium, LOT Polish Airlines, XL Airways, Alaska Airlines, Eurowings, Neos y Avianaca fueron señaladas de tal acción, pero también enfrentaron el mismo problema con Aeromar, Interjet y Aeroméxico.
Y es que de acuerdo con una nota de Forbes “Las empresas de transporte aéreo internacional de pasajeros, quienes enfrentan los créditos fiscales ante el SAT, cobraron y recaudaron este derecho —que es un impuesto que pagan los extranjeros para entrar a México en primera instancia, por turismo—, pero no entregaron los recursos al INM como se establece en la Ley de Migración, de acuerdo con información en poder de Forbes México.”
Resulta muy llamativo, porque se parece mucho a lo que sucede con el impuesto de Tarifa de Uso de Aeropuerto, más conocida como la famosa TUA. Esta se la “jinetean” durante meses y en algunos casos hasta años, y mientras eso sucede, es un impuesto que no ingresa a las arcas gubernamentales.
Hablo de Interjet y Aeromar, que dejaron deudas millonarias, y todo indica que no habrá poder humano -ni divino- para recuperar ese dinero. El caso de ABC Aerolíneas es espectacular para analizar este tipo de malos manejos financieros.
Mientras Interjet, en manos de la familia Alemán, fue subsidiada por el gobierno, no tuvo problemas económicos; todavía de la mano del gobierno de Peña Nieto pudieron hacer algunos malabares y no pagaron ni impuestos ni combustible, entre otras cosas.
Cuando llegó la 4T, lo primero que hicieron fue pedirles el pago de los impuestos que dejaron de pagarle al SAT, y se hicieron como el Tío Lolo. A eso habría que sumarle malas decisiones administrativas, y una pandemia de Covid 19, que terminaron por llevarla a la quiebra.
Hoy Interjet adeuda, nada más de impuestos que no ingresó al SAT, 9 mil millones de pesos, o lo que es lo mismo cerca de 500 millones de dólares. Justamente ayer en redes sociales, usuarios de la oposición hacían cuentas alegres de las supuestas “pérdidas” que se van a tener con la nueva Mexicana de Aviación, ¡y bueno! la cifra más alta que se mencionó fue de 7 mil millones de pesos. Y lo pretenden vender como un desfalco nunca antes visto en la historia del país.
A los usuarios que Interjet dejó colgados de la brocha les adeudan más de 144 millones de pesos; deben más de 20 mil millones de pesos entre combustible, proveedores de servicio y arrendadores. Y a los trabajadores, la cifra que les adeudan es de 2,800 millones de pesos. Y aquí solamente estoy tocando a Interjet, pero la merma también es sustancial en el caso de Transportes Aeromar.
Pero me parece importante puntualizar todo esto, porque la oposición lanza cifras al aire con la única finalidad de hacerles creer a ustedes que les va a salir “carísima” la operación de la nueva línea aérea estatal, y dejan a un lado el beneficio que es contar con ella, y sobre todo ocultando cada uno de los escandalosos desfalcos que ha sufrido el erario.
No me voy más lejos, el país dejó de ganar millones de dólares cuando privatizaron, una vez más, a Mexicana y Aeroméxico, pues ambas aerolíneas fueron valuadas en más de mil millones de dólares, cada una.
Mexicana fue vendida en 165 millones de dólares, pero Gastón Azcárraga terminó pagando sólo 10 millones de dólares por la aerolínea más antigua del país. Por su parte Aeroméxico fue vendida vía la Bolsa de Valores en 246 millones de dólares, y con esta fórmula, la transacción no pagó impuestos.
Si todo lo anterior no son actos en contra del erario, se parecen mucho. Me sorprende la cantidad de voces y plumas que ahora salen a defenderlo a capa y espada. Por eso, quiero que hablemos de los verdaderos desfalcos realizados y que han quedado impunes; pongamos los reflectores en los responsables, muy felices de enriquecerse gracias a nuestros impuestos. Exijamos a los gobiernos corruptos que solaparon estas acciones dolosas, y que no tuvieron empacho en hacerse de la vista gorda en detrimento de los ciudadanos. Hablemos con datos.