Este miércoles apareció un desplegado de una página completa en El Debate, firmado por doctores y maestros en ciencias de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Me llamó poderosamente la atención el espíritu del texto.
El grupo de académicos universitarios reconoce que los recursos de Casa Rosalina son de orden federal y estatal, en consecuencia, por ley, ambos deben ser fiscalizados.
El mismo grupo de académicos con prestigio universitario reconoce que la autonomía no les separa del sistema que rige el orden público.
En la misiva, señalan que “La UAS necesita un cambio verdadero que incluye dejar atrás verticalismos y reduccionismos”, en reconocimiento al liderazgo absoluto y unidireccional que se ejerce desde rectoría.
Haciendo una dura crítica al actual sistema de autogobierno de la universidad, refieren que “Los sistemas de representación prevalecientes desde hace más de tres lustros tienen signos de agotamiento, ya no garantizan una ruta clara y sostenida de transición y mejoría democrática”, lo que significa la urgencia de cambiar el modelo actual de elección de dirigentes universitario.
Para cerrar, “las imputaciones judiciales hechas a funcionarios de la UAS deben enfrentarse sin estridencias y confiando en la justeza del debido proceso”, y aquí es donde el rector Jesús Madueña Molina ha hecho todo lo contrario.
El rector improvisa, utiliza estrategias dilatorias del proceso, se victimiza, politiza el tema, lleva su discurso a lo absurdo, moviliza a parte de la comunidad universitaria para su defensa política, ataca al gobernador, despotrica de autoridades, ataca al poder judicial, a proveedores, a los abogados, a Fiscalía; en fin, el rector hace de todo, excepto una apropiada defensa jurídica de su tema, y menos, mucho menos, aclara el uso de los recursos que le señalan.
Ha reducido la figura de rector al mínimo. Desde afuera podemos observar cómo Madueña Molina ha perdido el sentido de la investidura de rector. Actúa como un rufián y de mal gusto, inadmisible diría yo, para quien ocupa el máximo cargo de la máxima casa de estudios del estado. Utiliza recursos públicos para su defensa y genera ruido alrededor de Casa Rosalina. Es inverosímil creer que dedicará el tiempo necesario a su encomienda en detrimento de su defensa jurídica personal.
Lo de ayer, despedir a los abogados para alargar el proceso, no se había visto ni en los más grandes casos. El derecho lo permite, pero la argucia, es de risa. Al final, el proceso judicial se celebrará en algún momento, justo ahí la aplicación de la ley se hará presente.
Al final, entre todos los nombres que firman el documento, aparece el de Sergio Mario Arredondo Salas, diputado local por el PRI que ha mostrado criterio propio y ha sido fustigador de la opacidad de las cuentas en la UAS. Me pregunto si en el tricolor que coquetea y en serio con el PAS de Héctor Melesio Cuén, estarán de acuerdo con la postura de uno de sus dos legisladores restantes o iniciarán un procedimiento de expulsión del partido por “renegar” públicamente del maestro y virtual aliado.
X: @vanessafelixmx