Uno de los mayores problemas en el proceso de transición entre López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum es que el saliente, se niega a dejar el poder en manos de su sucesora.

Es muy curioso, desde que Zedillo entregó el poder a Vicente Fox en el 2000, en el primer gobierno de alternancia después de 70 años, este apoyó la transición, lo mismo Fox con Calderón, quienes aunque eran del mismo partido, no se podían ver ni en pintura; Calderón le entregó a Peña con respeto y sin sobresaltos y Peña Nieto hizo lo correcto con AMLO.

De hecho, el expresidente Peña Nieto una vez que conoció los resultados electorales recibió en diversas ocasiones a AMLO, le dio el estatus del estado que guardaba la administración pública y respetó las decisiones que tomó el tabasqueño, como la de cancelar el NAIM, arruinar la reforma educativa y revertir la reforma energética.

Sin embargo, AMLO actúa como lo que es, un obsesivo por el poder, misógino, antidemocrático y autoritario que no permite que su sucesora, que él impuso e impulsó, tome las riendas del país.

No se quiere ir

Empezó con su chiste de que se iría a su rancho La Chingada, pero en realidad, luego del contundente triunfo que Claudia obtuvo en las urnas, con muchos más votos que él (lo que al parecer no le perdona), aseguró que sólo regresaría si la presidenta lo mandaba llamar o para ejercer su derecho a disentir.

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Esto último es algo cosa ninguno de sus antecesores hizo, todos respetaron al nuevo mandatario a pesar de tener fuertes diferencias, sobre todo Peña con AMLO, pero el presidente no respeta y no cumple, lo ciega su enfermedad de poder.

Salió con que sus hijos van a participar en política, es decir, impone a Claudia a sus hijos y todo el clan que los acompaña.

También le impone una agenda y una serie de reformas que le permitirán controlar y mantener el poder, aunque signifiquen una camisa de fuerza para Claudia, sin importar el daño que le pueda hacer al país ni a su sucesora.

Por otro lado, vino una filtración acerca de que se busca que el bloque de legisladores de Morena, PVEM y PT, que le juren lealtad a AMLO para controlar la legislatura y que le obedezcan a él.

Mientras Claudia habla de que la reforma al poder judicial se tiene que discutir, que se genere un parlamento abierto y que se lleve el tiempo que se tenga que llevar, AMLO le corrige la plana y afirma que a la iniciativa no se le mueva una sola coma.

Algo que considerar

La última, que parece chiste, pero conociéndolo resulta que sí hay mucho de qué preocuparnos, fue durante la entrevista que tuvo con los caricaturistas de su club de propagandistas donde reveló que Claudia Sheinbaum lo invitó a su gabinete como secretario de la defensa nacional.

Como se relató en una nota publicada en SDP, en una de sus conversaciones con Sheinbaum, recordó que tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Ávila Camacho le pidió a Lázaro Cárdenas regresar a ser secretario de la defensa nacional a pesar de que se había retirado tras culminar su sexenio.

Y lo repitió en su mañanera del lunes pasado, cuando dijo que saldría del retiro sólo si la presidenta se lo pide para acudir en su apoyo si ocurriera alguna situación crítica en el país como una invasión o una guerra, porque “la Patria es primero”.

Lo cierto es que AMLO prefiere incendiarlo todo antes de dejar el poder ¿quién le dijo que él personifica la patria? ¿Desde cuándo es un estratega militar? ¿Quién le dijo que es economista o jurista?

En ocasiones nos hace dudar si activaría agentes de otros países por salirse con la suya.

En el fondo, quisiera reelegirse y ante la falta de altura con la que Peña, a cambio de impunidad, le entregó el poder, está fuera de sí.

X: @diaz_manuel