A diferencia de otras latitudes, cuando se habla del espectro político de la izquierda en México, se le considera en singular, como si no existiera una diversidad de movimientos, de contextos históricos.

Se habla de una izquierda como si el comunismo, el socialismo, la socialdemocracia, la democracia cristiana y los grupos guerrilleros compartieran los mismos principios y las mismas acciones.

Se le individualiza para introducirla en el ring de otras corrientes políticas y sustraer aquello que resulta menos escandaloso del pensamiento en pugna con el capitalismo, huelga decir que no todos los grupos se encuentran en absoluta oposición al capitalismo, algunos solamente maquillan estas inconformidades y otras, abiertamente, la adoptan como parte ineludible de un todo.

En México parece que no hay izquierdas o derechas, cuando en realidad, nuestro concierto político tiene más pluralidades que extremismos y/o fundamentalismos.

Tampoco se habla del socialismo del siglo XXI, corriente sudamericana que retoma ciertos postulados del socialismo científico y lo ajusta a las nuevas realidades, de ahí que temas como la nacionalización del litio o la democratización del internet, sean respuestas concretas a necesidades y exigencias populares.

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En todo caso, cuando se habla de socialismo del siglo XXI en México se hace de manera peyorativa por grupos de pensamiento pro capitalista o también conocido como neoliberal (realmente no tiene nada de neo, como he sostenido, ya que aspira a la misma idea de enriquecimiento en cascada del liberalismo decimonónico).

Estos grupos, seleccionan ciertos ejemplos funestos del socialismo latinoamericano para desacreditar todo el pensamiento de izquierda, usualmente siendo exitosas sus falacias con una combinación de pensamiento mágico-religioso-pseudo guadalupano.

Sus juegos de descarte consisten en integrar dentro del mismo campo semántico cualquier pensamiento que sea anti derechos: comunistas, rojos, ateos, anarquistas, porros, chairos, lobby gay, pervertidores de niños (no de niñas y niños, de niños, porque no creen en la evolución del lenguaje), etc.

Tristemente, son el único grupo que utiliza el término del socialismo actualizado y lo emplea de manera errónea. No parecen tan lejanas las historias que contaban en Cuba sobre Fidel Castro, un demonio comeniños o sobre Chávez y sus pactos con el demonio.

Una versión más reciente es la del líder Norcoreano, Kim Jong-un, de quien los medios dicen barbaries dignas de literatura fantástica y la gente lo consume sin criticar o cuestionar. Aceptando que es un personaje siniestro con gustos extravagantes y una crueldad ilimitada.

Finalmente, los procesos de la izquierda en México han tomado rumbos distintos, algunas sendas se van por la vía armada, por la guerrilla urbana y rural, otra se institucionalizó y poco a poco se convirtió en una versión diluida de principios radicales y ahora es ampliamente aceptada, al menos por un poco más de la mitad de la población.

Otros grupos que recuperaron la bandera han sido los grupos católicos militantes, divididos en aquellos que decidieron seguir la teología de la liberación y apoyar la comunalidad y quienes se orientaron por la teología de la prosperidad, apoyando decididamente al empresariado como una nueva forma de santidad económica.

Otros permanecieron en grupos de reflexión y de acción, eventualmente integrados a la academia o al tercer sector. Los menos apostaron por revivir frentes y acciones de resistencia, no siempre pacíficos, pero respondiendo a las necesidades provocadas por la precarización, por ejemplo: el Partido de los Pobres, el Partido Comunista de México y el Partido de los Comunistas de México, por mencionar algunas agrupaciones.

La izquierda en México no es incipiente ni nueva, ha cambiado, ha mutado y permanece. Tiene un rostro humano, el de un profesor rural cuestionando a su alumnado sobre la desigualdad, el de una campesina defendiendo sus tierras del saqueo, el de una persona obrera organizando a sus pares para revisar el contrato colectivo.

Decía Ignacio Zaragoza que “nacimos libres; así nos conservaremos o moriremos en la demanda” y si bien la izquierda o gran parte, no está dispuesta a morir, sí está dispuesta a luchar para seguir siendo.

Twitter: @Teotihuachango