No cabe duda que la lucha contra la derecha, misma que ahora sostienen los legisladores de Morena y sus aliados en el Congreso federal y la misma presidenta de la república, no es cosa sencilla. Y no es porque la oposición, por si sola, sea una fuerza formidable. El gran problema es la actitud injerencista de fuerzas externas que se oponen a los cambios que se han venido haciendo a favor del pueblo de México, cambios impulsados por la 4T. Fuerzas que, por supuesto, defienden sus intereses y consideran el saqueo de los recursos de los mexicanos como un derecho, de ahí su activismo e intromisión. Y es evidente que esas fuerzas se han aliado a esta oposición antinacional que reside en territorio mexicano, de ahí su peligrosidad de ambas.
Para allanar el camino, en la construcción de la ruta del segundo piso de la 4T, es preciso remover algunos obstáculos que desde dentro impiden que sigan aterrizando las verdaderas políticas a favor del pueblo. En eso estribará mi aportación.
De los pendientes y que son muy relevantes, está el tema de los representantes de origen proporcional y la reelección de funcionarios. Ambas figuras, ante su evidente coraza de corrupción, es necesaria su desaparición del marco jurídico o su reformulación a favor del pueblo.
Ante la necesidad de eliminar o revisar las figuras de representación proporcional, diputados y senadores, una parte de la dificultad estriba en que, posiblemente, hasta los aliados de Morena se van a oponer porque a ellos también les afectaría esta medida. Pero, no obstante, es un cambio necesario al marco jurídico porque, estoy seguro que, de concretarse, es el pueblo quien saldría ganando.
Para empujar esta medida, desaparecerla o revisarla, existen argumentos sólidos que la justifican.
Tal y como ya lo vimos en la reciente elección del dos de junio, los partidos de oposición propusieron a verdaderos rufianes para los cargos de representación proporcional. Por lo que, si no se reforma la ley, lo van a seguir haciendo con el consiguiente daño a la sociedad.
En su defensa, la derecha afirma que una parte del pueblo votó por ellos de ahí su derecho a conservar las posiciones de representación proporcional. Parcialmente esto puede ser verdad puesto que ese era el espíritu de la representación proporcional. Pero lo cierto es que esta figura, en estos momentos, viene arrastrando una terrible mancha de corrupción y un sentido de inutilidad social.
Debemos de tomar en cuenta que, en los últimos años, la mayoría de las personas que han propuesto los partidos políticos para estos puestos, son personas impresentables. Es evidente que, si a esas personas las pusieran en alguna boleta, es posible que ni sus huestes votarían por ellos. Otros, son gentes que no han tenido empacho en confesar sus inclinaciones antinacionales y su vocación en contra del pueblo. Sobre esto último, estoy seguro que muchos de sus votantes, conocen y saben el valor de la soberanía nacional de ahí que tampoco votarían por aquellos que públicamente han manifestado su espíritu entreguista y antipatriota.
Por lo anterior, me atrevo a hacer algunas propuestas.
Para los puestos de legisladores de representación proporcional, presento dos sugerencias, siempre pensando en el pueblo.
PRIMERA.- En el caso de senadores, conservar la formula de dos propietarios y dos suplentes por entidad. Sin embargo, la cámara alta debe de reducirse a 80 representantes. Me explico. 64 senadores entrarían a la cámara alta por ser 32 fórmulas las que necesariamente van a resultar ganadoras en un proceso federal. Después, de entre los otros 32 nombres que quedaron en las fórmulas como primera minoría, únicamente escoger a 16 candidatos de los más votados y que estarán registrados como el número uno de la fórmula de esa primera minoría. Esto significaría que, del cómputo realizado por el INE, en automático se sabría quienes entrarían como representación proporcional. Sería más justo ¿No creen?
Para el caso de diputados federales, propongo que las posiciones de representación proporcional sean únicamente 100 en total para conformar una cámara baja con 400 representantes. Es decir, 300 de mayoría y 100 de representación.
Veamos. Se propone que se mantengan las 5 circunscripciones existentes. Ahora bien, se entiende que cada circunscripción, en promedio, se integrará por 60 distritos federales electorales de mayoría. Es claro que en cada distrito federal electoral van a competir fórmulas de mayoría de acuerdo a los partidos políticos registrados. De todas las fórmulas registradas, van a resultar electos 60 diputados de mayoría y como son 5 circunscripciones entonces, igual que ahora, ingresarán a la cámara 300 diputados.
De los otros 100, llamados de representación proporcional, para cada circunscripción se asignarán para repartirse únicamente 20 posiciones. Entonces, del cómputo que se arroje en cada circunscripción, en automático, quedarán asignadas las 20 figuras mas votadas como primera minoría. Si no hubiese ni 20 formulas en primera minoría en alguna circunscripción, la ley prescribirá lo conducente. Con esto se garantiza que el pueblo estará representado por representantes que fueron votados pero que no alcanzaron mayoría. Igual procedimiento se aplicaría para los diputados locales.
SEGUNDA.- Bajo la lógica de que las leyes responden al momento histórico en que se generan, cabe lo siguiente. En esos momentos, es evidente la corrupción en las representaciones proporcionales, por lo que es prudente desaparecerlas.
Otro tema, es la actual reelección de ciertos funcionarios. Sobre todo, legisladores, presidentes municipales y regidores. Las cosas que más han lastimado al pueblo es la reelección inmediata o espaciada de los funcionarios o representantes así como la elección de familiares del mismo funcionario saliente.
En muchos lados, al permitirse la reelección, se han formado verdaderas mafias que han controlados estas posiciones por décadas y no hay forma de que se vayan, sobre todo, por el dinero que gastan en las campañas cuando compran conciencias. Además, revisar de manera más minuciosa sobre cómo amarrar las manos a todos aquellos que se han acostumbrado a soltar dinero en sus campañas. Aquí no hay vuelta de hoja. Debe de prohibirse la reelección directa o espaciada de presidentes municipales, legisladores y regidores. Así también, debe de prohibirse el que familiares, por afinidad o consanguinidad, hasta por tercer grado, se postulen como candidatos. Quedarían fuera de esta prohibición aquellos que se han postulado pero que han perdido. Eso digo, pero la decisión es del Congreso actual.
Mtro Juan Durán Martínez, docente de escuela pública.
Puebla, Puebla.
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