Parece que nos tendremos que acostumbrar. Los discursos de Xóchitl Gálvez están basados en la ofensa, el insulto, las leperadas.

Ayer domingo ante un nutrido grupo de personas que la acompañaron al Ángel de la Independencia en esta capital del país para recibir la constancia como coordinadora del Frente Amplio por México, Gálvez pronunció un discurso plagado de mentiras y palabrotas, mientras era vitoreada por los asistentes al circo.

Y es que eso es lo que fue: un circo, donde quien se dice ganadora de una elección " ciudadana” para representar al bloque opositor se valió de una arenga hueca para hacerle creer a los incautos que los “necesita a todos”, excluyendo, eso sí, a los “rateros, los huevones y los pendejos”.

Lo que los capitalinos vimos (y se replicó en el mundo por medio de los medios electrónicos y redes sociales) fue una farsa porque Gálvez no fue elegida, ya que jamás existió votación debido a que los demás contendientes a ser el candidato de esa coalición se bajaron del carro sin avanzar y a la última, la senadora priista Beatriz Paredes, de plano la bajaron. No hubo encuesta real, solo mentiras y simulación. Tampoco fue una decisión ciudadana que Gálvez fuera la “elegida “: a la senadora panista le levantó la mano lo peor del priismo, representado por Alito Moreno.

Lo de ayer fue, pues, un acto grotesco y como tal, no podía estar exento de palabras soeces e insultos a la ciudadanía, que mal haría en darle su apoyo.

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No nos hagamos: decir a grito abierto leperadas es una ofensa a quienes dedicaron su valioso tiempo para asistir al evento, que “apendejados” por la algarabía del momento aplaudieron como focas sin parecer que el saco les quedara.

Y a lo mejor no les quedó porque los insultos iban dirigidos al actual gobierno cuatroteísta, pues Gálvez no soporta que se le haya negado el acceso a Palacio Nacional. El rencor la tiene cegada.

Y no está ciega solo en su afán de demeritar el trabajo realizado por el gobierno de la cuarta transformación: su euforia le impide ver que quien se lleva, se aguanta. Si ya comenzó el sainete de atacar sin ton ni son a quien le plazca tendrá que apechugar cuando un ciudadano común, un político o un periodista le suba de tono en sus críticas sin decirse violentada u ofendida, pues en una democracia todos somos iguales y “chivo el que se raje”.

A Xóchitl urge que la asesoren bien, pues, aunque se vea muy aventada y envalentonada, no la tiene fácil.

De entrada, hay que cambiar el discurso. Sus alegatos contra el actual gobierno son una burda copia de los que pronunció en su momento Vicente Fox, cuando aseguró que iba a sacar a las tepocatas, alimañas y víboras prietas y resultó ser uno de los peores presidentes de la historia reciente de México.

No hay duda. Lo chistoso deja de serlo cuando te topas de golpe con la realidad.

A Xóchitl le tocará enfrentar a millones de mexicanos que han sido beneficiados por los programas de bienestar vigentes en el actual gobierno, que han impedido que la hambruna y la desolación los mate, sin contar los apoyos que las mujeres han tenido a lo largo de esta administración, así como las Becas Benito Juárez, que han permitido a los estudiantes continuar con sus estudios.

En México hay 4.18 millones de madres solteras, que representan el 11 por ciento de un total de 38 millones de mujeres que somos madres.

¿Propuestas para nosotras, que vayan exentas de palabrerías y gritos?

De los demás programas sociales, como el de apoyo a los adultos mayores, tenemos en la actualidad 10.2 millones de personas que son beneficiados y muchos de ellos han sido rescatados de la indigencia y del olvido, y puedo extender más estos apuntes señalando más de los avances que como sociedad hemos tenido, pero por lo pronto mencionaré el principal reto que tendrá que enfrentar Gálvez Ruiz: competir por la presidencia con quien resulte ganador o ganadora de la encuesta de Morena.

Y ahí es donde la risa se puede convertir en mueca, pues cualquier candidato emanado del partido guinda representará la continuidad de un gobierno que llegó arrasando de manera histórica en la elección del 2018 y cuyo presidente mantiene, a cinco años de comandar este país, una aprobación indiscutible.

Pero aún hay más. Lo peor para Xóchitl vendrá cuando se enfrente a quien encabeza las encuestas de Morena para ser la candidata de su partido: Claudia Sheinbaum, mujer preparada que sí representa la continuidad de un gobierno que ha sacado de la pobreza extrema en los últimos dos años a casi nueve millones de personas, según datos del Coneval.

Las cifras no mienten y cualquiera las puede consultar.

En suma, si la senadora panista cree que por emular a un personaje de la calaña de Fox tiene el éxito asegurado debe pensarlo más de una vez. Quizá la soberbia, característica del guanajuatense la tenga aturdida, pues si de algo carecen ambos es de humildad.

Los ciudadanos conscientes no queremos PAN de lo mismo y aunque existan muchos que se apantallen con las palabrerías o palabrotas hay millones de mexicanos que preferimos un gobierno humanista y sensible a las necesidades reales de la población, además de que hay muchos, muchísimos más, que votarán por el partido que literalmente les salvó la vida y gracias al cual tienen a diario alimento en su mesa y a sus hijos disfrutando de becas que les permiten continuar con su educación.

Esperemos lo que ocurra en los meses siguientes.