Cuando pensábamos que Xóchitl Gálvez no podía caer más bajo, lanzó el más vulgar y sucio ataque posible: intentó golpear a Claudia Sheinbaum por su religiosidad. ¿El proyecto político de la candidata del PRIAN significa el renacimiento de la inquisición? Terrible, lamentable fanatismo de la aspirante X.
La futura presidenta Sheinbaum respondió a la obscena agresión con toda tranquilidad: “Es una absoluta provocación”, dijo, y enseguida habló, con propiedad, del problema de la migración. Es lo que hizo ante cada mentira de su rival.
Antes, la desesperada Xóchitl embistió contra Claudia y el presidente de México con un libelo de Anabel Hernández en el que se acusa a AMLO de haber pactado con la mafia. Eso es tan falso que el trabajo de la periodista Hernández no puede ser considerado un libro, o no un libro valioso porque, como dijo el extraordinario Hermann Hesse, “los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles”. Lo escrito por Anabel, totalmente calumnioso, como no aporta nada positivo a la sociedad mexicana, de plano no vale nada.
Por esa razón, Claudia Sheinbaum descalificó fuertemente al libro de Anabel Hernández. Lo describió como ficción y recomendó una obra maestra del género, que además es una maravillosa lección de ética política, la novela distópica Fahrenheit 451 del escritor Ray Bradbury.
Cito a Paula Conde, del diario argentino Clarín: “La historia es conocida: bomberos que no apagan incendios, sino que los propician y usan ¡libros! como combustible. El contexto es una sociedad totalitaria, hípercontroladora, en la que está prohibido leer”.
La edición de libelos como el de Anabel Hernández, citado por Xóchitl para atacar a AMLO y a Claudia , significa la destrucción de los libros verdaderamente útiles, si no por otra cosa porque acaparan —y agotan— los recursos que podrían aplicarse para financiar la verdadera literatura.
Por lo demás, Claudia Sheinbaum se vio muy bien antes de su cierre al contrastar su proyecto, humanista y honesto, con el de Xóchitl Gálvez, corrupto y alejado de la gente.
Y sin duda la candidata de izquierda se vio genial cuando aclaró dos infamias que la derecha ha difundido bastante: que Morena busca desaparecer las iglesias y la propiedad privada.
Ganó Claudia contundentemente porque se vio presidencial. Se notará en las últimas encuestas que se publiquen antes de las votaciones.