Despierto a las cuatro de la mañana, como siempre. Reviso en un celular los mensajes que llegan por WhatsApp. Uno en particular me llama la atención. Es de un periodista famoso. No lo identificaré porque no voy a despertarlo a esta hora para pedirle su autorización. Pero sí puedo dar a conocer el breve texto que he recibido: “Claudia Sheinbaum necesita estar mañana con Joaquín López Dóriga. Necesita romper mitos”.

¿Claudia necesita a Joaquín? ¿A ella le hace falta romper mitos? Creo que mi amigo, uno de los pocos periodistas famosos que todavía me dirigen la palabra, no ha entendido los nuevos tiempos.

Ignoro cuándo fue la última vez que la doctora en ingeniería Sheinbaum estuvo en el programa de radio de López Dóriga. El hecho es que, durante la contienda de las corcholatas, ella no acudió a las instalaciones de Radio Fórmula para ser entrevistada por tan conocido periodista. Claudia tampoco tomó el teléfono para dialogar al aire con Joaquín.

Quienes sí estuvieron con López Dóriga —y a cada rato— fueron dos rivales de Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. ¿Ayudó a estos dos políticos dejarse entrevistar por Joaquín? No mucho: al primero Claudia le ganó, en promedio, por 14 puntos de diferencia, y al segundo por casi 30 puntos. Marcelo y Adán también estuvieron en otros informativos de radio a los que Sheinbaum no asistió.

Ignoro los planes comunicacionales de la doctora Sheinbaum para su campaña electoral presidencial. Podría animarse y visitar a López Dóriga, o podría no hacerlo. Eso lo decidirán ella y sus asesores. Si la entrevistara Joaquín, ¿qué mito rompería Claudia? Porque eso dijo mi amigo el periodista famoso: que la candidata de Morena debe acudir al programa de radio de JLD para romper mitos.

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Creo que mi amigo, periodista famoso e inteligente, fue traicionado por el corrector de WhatsApp. Seguro no hablaba de mitos, sino de mitotes, que en eso se han convertido los noticieros de López Dóriga y de algunos de sus colegas. Por eso se sienten tan a gusto entrevistando a Xóchitl Gálvez, la frívola candidata de oposición que va a la radio no a expresar ideas, porque no las tiene, sino a mentar madres y a alburear.

En fin, Claudia Sheinbaum ya es candidata. Ganó la contienda interna de Morena sin López Dóriga y los que son como este periodista. Si se lo propone, será presidenta sin dejarse entrevistar por gente que tanto calumnia a AMLO y a la 4T. Porque, es un hecho, Claudia será presidenta. Así que de una vez debemos acostumbrarnos a llamarla así: pre-si-den-ta, como en el libro de Arturo Cano.

Las portadas de los periódicos de hoy serán las mismas en unos meses, al día siguiente de las elecciones: “Es Claudia”.

Excélsior
La Jornada

Posdata 1

De Marcelo Ebrard y sus caprichos y traiciones ya no vale la pena hablar. El tipo quedó en ridículo.

Posdata 2

Alfonso Durazo y Mario Delgado, dirigentes de Morena, hicieron un espléndido trabajo.

Posdata 3

María de las Heras, donde se encuentre, debe estar feliz por el buen trabajo de su hijo Rodrigo como encuestador.