Un verdadero lodazal el proceso interno de Morena. Marcelo Ebrard pide reponer el proceso, condena el uso de la fuerza pública para impedir el ingreso de sus representantes al sitio donde se realizaba el conteo de las boletas. Mientras la “cargada morenista”, es decir, los 22 gobernadores de ese partido firmaron un comunicado de respaldo al mecanismo propuesto por Andrés.
Ni en las épocas más añejas y antidemocráticas del priismo autoritario se dio una selección de candidato presidencial tan desaseada como esta, con el presidente utilizando todos los instrumentos del Estado para imponer a su candidata.
AMLO adelantó su sucesión al menos tres años
A partir del tres de junio de 2021, un día después de las elecciones intermedias el presidente se olvidó de gobernar para convertirse en jefe de su partido y coordinador de campaña.
El autoproclamado “pueblo hecho hombre”, ha creído que nunca perderá el poder y que debe ser quien determine lo que es bueno y malo. Desde su mesiánica y miope visión, él es el pueblo y él dispone y decide todo:
“Ya lo que falta es consolidar, lo que se ha avanzado, terminar obras y entregar la estafeta y eso es otra cosa, también que me tiene tranquilo, hay muchas mujeres y hombres para el relevo, hay muchos, todos, los que están en el gabinete, gobernadores, todos tienen posibilidad, dirigentes parlamentarios, todos, todos, todos., ahora sí que ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va ser la del pueblo, esa es la regla, la gente va decidir en su momento en forma libre, democrática quién debe representarnos en lo que corresponde al movimiento progresista liberal con dimensión social”.
Andrés Manuel López Obrador
Desde ese tiempo se decía que en el juego de “los tapados”, su corcholata preferida era Claudia Sheinbaum. Aunque también “le dio cuerda” a Marcelo Ebrard., AMLO se dedicó a proteger a Claudia, sobre todo después de 2021, cuando la popularidad de la regenta cayó en 22 puntos por la inseguridad y la terrible tragedia de la Línea 12 del Metro.
Con aquella tragedia no solo colapsó la obra insignia de la CDMX, sino la votación para Morena. En algo que ni AMLO vio venir, Morena perdió nueve de 16 alcaldías y la alianza opositora recibió más votos para diputados federales que Morena y sus aliados.
El ADN autoritario
Tan cantado estaba que el dedazo estaba dirigido a Claudia, que en un evento de Morena para festejar a AMLO la cargada empezó a gritarle “presidenta”, desde aquella ocasión Marcelo Ebrard se sintió traicionado.
Las formas del viejo PRI, de los tapados, del destape y el dedazo están en el ADN de Andrés. Con él regresaron las viejas y deleznables prácticas que ya no se veían por la presión de la oposición hacia el PRI-gobierno para que el presidente dejara de fungir como jefe de su partido.
Pero a AMLO poco le importa, sin disimulo tomó decisiones como jefe del proceso de elección de candidato presidencial y para que no quepa duda, utilizó el poder de su encargo para convertir a los gobernadores en actores políticos que operan para sus intereses. Nada más ver el papel de Alfonso Durazo, quien luego de hacer el trabajo de partido para Morena en el Estado de México, sin dignidad aceptó los regaños públicos de Claudia, la ungida.
Una larga, cara e innecesaria simulación
AMLO decidió cómo sería el proceso de “selección”, designó quiénes serían las “corcholatas”, designó los “premios de consolación” para los aspirantes derrotados y hasta eligió la “chiquillada” que participaría para simular y burlarse de los que creen que eso es democracia. Para hacerle juego estuvieron Monreal, Manuel Velasco, Gerardo Fernández Noroña y hasta Adán Augusto, que jugó sus cartas para restar fuerza a Ebrard, el único que tenía posibilidades de triunfo frente a la elegida.
Él decidió que la “elección” sería a través de una encuesta y definió las preguntas y hasta a las casas encuestadoras, para mantener el control, y bueno, todos sabemos que “el que paga manda”. Es sabido que las encuestadoras serias, para seleccionar las preguntas aplican un método que involucra diversas disciplinas como antropólogos sociales, sociólogos, psicólogos, actuarios, entre otros, para lograr, medio garantizar la validez y disminuir el margen de error. Las encuestas de Morena carecen de cualquier sustento.
Morena ya demostró que ese método no le funciona, en su pasada elección de dirigente, perdió el candidato más popular y con mayor experiencia y profesionalismo, Porfirio Muñoz Ledo y ganó el impresentable Mario Delgado. Claro, la encuesta la mandó a hacer “el pueblo hecho hombre”.
La historia de la falsa democracia, la manipulación y la simulación se repitió
Ganó quien fue señalada con toda la fuerza del dedazo presidencial. Lo que sigue no es de sorprender a nadie, una contienda donde el presidente, como lo ha venido haciendo, lance toda la fuerza de su investidura para que su candidata gane. Cueste lo que cueste.
X: @diaz_manuel