La ruptura al interior del llamado segundo piso de la Cuarta Transformación se profundiza, mientras la oposición guarda silencio o se limita a gestos simbólicos.
Al interior del oficialismo el quiebre es evidente. Están los que se quedaron en el primer piso: los hijos de López Obrador, Adán Augusto con sus presuntos vínculos con el CJNG, Ricardo Monreal que dice que se va, pero no se va y Noroña, bailando solo como siempre, entre otros. Todos expuestos, sin poder ni narrativa, sólo con fuero y haciendose compañía con los congelados de la comisión para la reforma electoral, enviados a obedecer sin cuestionar.
Del otro lado aparecen figuras que parecen buscar una corrección interna del proyecto: el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, algunos cuadros técnicos, el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar y otros que, a pesar de sus contradicciones, se alinean con cierta racionalidad institucional.
Pero ¿dónde están los líderes de la oposición?
¿Dónde quedó Jorge Álvarez Máynez con su campaña de TikTok y promesas huecas? ¿Dónde está Alito Moreno, más preocupado por su blindaje judicial que por su partido? ¿Dónde está Jorge Romero, cuyo cálculo electoral parece más importante que el rumbo del país?
En el oficialismo hay otra vertiente, la de oportunistas que quieren evitar ser desechados, ahí aparecen el Verde haciendo lo que mejor sabe: sacar ventaja de cada crisis y el PT.
El Verde nació de la mano de Carlos Salinas y Manuel Camacho, en principio aliado del PRI, después del PAN, con Vicente Fox, regresó al PRI con Enrique Peña, luego se convirtió en el brazo ejecutor de Morena y AMLO, donde ha sacado mayor raja política y ahora la quiere hacer valer por cuenta propia.
El PT también creación de Salinas con su dueño, Alberto Anaya, muy cercano a Raúl Salinas y vinculado al Partido Comunista de Corea del Norte del nefasto Kim Jong-un, continuará cobrando desde el erario, defendiendo sus cotos de poder, fingiendo representar al pueblo mientras administra escuelas y guarderías, cuotas y privilegios.
Vendrán nuevos partidos, muy probablemente, con nombres distintos, pero con los mismos vicios y entonces habrá que preguntarse si realmente son una alternativa o más de lo mismo.
Más allá de lo local
Todo apunta a que la guerra interna es real y rebasa la política local: por un lado, un bloque que busca aliarse con China, Rusia y los enemigos tradicionales de EE.UU.; y otro, de quienes apuestan por conservar la relación de socios y aliados, y reconstruir las instituciones democráticas, aunque ello implique rendir cuentas o aceptar límites.
No debe malinterpretarse la aparente sumisión de Claudia Sheinbaum. No es un voto de confianza. Es la rendición que el obradorato le impuso: incendiar el país o entregar algunas cabezas.
Mientras tanto, no queda claro el papel de Gertz Manero. Como fiscal debería estar generando carpetas de investigación de personajes que han sido señalados e investigados desde Estados Unidos, como Adán Augusto, Mario Delgado, López Beltrán, Félix Salgado y los gobernadores Américo Villarreal, Alfonso Durazo, Rubén Rocha y Alfredo Ramírez Bedolla, todos con presuntos vínculos con el crimen organizado y el huachicol, pero a quienes la FGR no toca, ni con el pétalo de una investigación.
Gobernadores de oposición
Los del PAN están huérfanos. Su líder los utiliza o los “catafixia” según el interés de sus titiriteros de la 4T, por lo que no se sabe que camino tomarán.
Los del PRI, son dos y uno de ellos, el de Durango, es prácticamente guinda.
Otros gobiernos de supuesta oposición son Nuevo León, incrustado en la primera fila del obradorismo y San Luis Potosí, gobernado por el Verde con Ricardo Gallardo. “El Pollo” está dando la batalla frente a Morena para imponer a su esposa como candidata y de hecho, esta podría ser la primera fractura electoral en la batalla intestina de la 4T.
¿Y el resto de los gobernadores?
Podrían alinearse con uno u otro bloque, buscar su propia conveniencia, seguir sumisos a cambio de las migajas que les deja el régimen o bien, asumir, por fin, una postura de franca oposición.
En este escenario, ante la descomposición oficial y la inutilidad de los partidos de oposición surgen opciones, algunas muy válidas y esperanzadoras y otras, más de lo mismo. Por un lado, el Frente Cívico lidereado por Guadalupe Acosta Naranjo, Fernando Belaunzarán, Gustavo Madero y otras de cuidado, ultraconservadoras, como Movimiento Viva México, de Eduardo Verástegui o México Republicano vinculado al Yunque y apoyado por evangélicos.
Al final, como se sabe, el crimen organizado ya eligió su bando. Estados Unidos también y algunos medios de comunicación muestran con claridad dónde están sus intereses. Pero la oposición institucional… ¿del lado de quién está?
X: @diaz_manuel