La propagación inmediata de la información por medio de las redes sociales al alcance de los dispositivos móviles en nuestros tiempos, hace que diversas noticias que ni siquiera deberían serlo, cobren escándalos efímeros cuyo fin es desprestigiar personas, minimizar causas.
Hace menos de dos meses me sucedió a mí y a mi hija. Estando afuera de nuestra casa “una vecina” llamó a las patrullas ante una peligrosa madre que se disponía a salir de su hogar argumentando estado etílico. Nos llevaron a los separos de la policía municipal donde ya nos esperaba un fotógrafo.
No había delito que perseguir porque no existió motivo alguno que ocasionara la detención. No se me hizo ninguna prueba que confirmara que iba en estado de ebriedad como lo dijeron. Todo estuvo preparado, montado, con saña, con el deseo de lastimarme mediáticamente. No a mí, al movimiento que ha cobrado fuerza y que llevamos a cabo en todo el país denunciando a deudores alimentarios, promoviendo la Ley Sabina para sancionarlos de forma más severa a través de tendederos que exhiben sus rostros, nombres y apellidos de los padres irresponsables.
El asunto es que viralizaron el video a modo y vino un vendaval de críticas hacia mi maternidad: mala madre, alcohólica, borracha, irresponsable, por decir las menos. ¿Estuvo fuerte? Sí. ¿Aprendí? Sí. ¿Con qué nos quedamos? Con la conciencia plena de que estamos haciendo lo correcto y resultamos incómodas a un sistema patriarcal. ¿Hubo mujeres que se solidarizaron? Muchas y a quienes les sigo agradeciendo no soltarme.
Saco a colación lo sucedido porque no pude evitar recordarlo al ver la viralización de Luis Donaldo Colosio Riojas por un video donde se le ve “alcoholizado, junior, borracho…” y toda una perorata de críticas que le han llovido en redes sociales por quienes están nerviosos ante su crecimiento en las preferencias electorales. El mismo escándalo recientemente cuando se difundió el video de Omar Fayad, gobernador de Hidalgo, haciéndola de DJ en una discoteca; como si estuviera impedido de disfrutar la música y bailar como cualquier persona.
En el caso específico del alcalde de Monterrey, buscan lastimarlo en los ángulos que puedan ser más sensibles, disminuirlo moralmente comparándolo con el “santo de su padre que lo mira desde el cielo y se sentiría avergonzado de él”. Háganme el favor. Bajezas que rayan en lo absurdo. Ya solo falta que la vidente Mohni se comunique con él para regañarlo por la imprudencia.
En nuestro país conservamos una doble moral para señalar, juzgar y adjetivar lo efímero. Así lo hacen opositores, conservadores, estrategas en comunicación para aminorar a los adversarios. Pero enmedio de un video que no dice nada, pongamos los hechos al centro: Luis Donaldo Colosio Riojas ¿dijo algo inapropiado? ¿Dañó a otra persona? ¿dejó de cumplir su función como alcalde? ¿tuvo alguna conducta que amerite alguna sanción? La respuesta es NO. Y todo indica que su imagen es de empatía, sensibilidad y va en crecimiento.
Con lo anterior no justifico la imprudencia, pero tampoco avalo el linchamiento. Ojalá la humanización de la política tenga oportunidad en estos tiempos y por el contrario, para los agresores, violentadores, deudores alimentarios no exista ninguna concesión, ningún cargo, ningún espacio en la toma de decisiones. Para ellos sí, todo el escarnio público.
Mientras tanto, Luis Donaldo tendrá que trabajar más duro y enviar mensajes de sumo compromiso con la ciudadanía para difuminar este mensaje que se han encargado de difundir y potenciar sus enemigos. En tanto siga subiendo su puntaje en percepción y aceptación, serán más quienes buscarán el mínimo error para truncar cualquier aspiración. Así es el juego de la política y al entrar, se asumen las reglas y los costos que implica.
La contienda no la tiene fácil, porque en los perfiles más competitivos destaca el de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, una mujer íntegra, que ha cuidado mucho su carrera política y va en potencial crecimiento. Así que Colosio Riojas tendrá que ser estar más atento a los detalles.