En un país como México en donde nuestra raza nos hace tener un color de piel moreno o claro-oscuro, están habiendo casos todavía en este siglo de discriminación y racismo en terminales de autobuses y aeropuertos.
En SDPnoticias se reportó el caso de un hombre que fue discriminado por su color de piel hace unos días:
De acuerdo con la información, el usuario @guskubrick en Twitter acusó que un agente del INM lo discriminó por ser moreno.
Relató que iba a abordar un autobús en la Central del Norte, pero un agente del INM le pidió que le mostrara su identificación del Instituto Nacional Electoral (INE) para comprobar que es de nacionalidad mexicana.
El tuitero dijo que la revisión supuestamente era aleatoria, pero él y otras tres personas, a quienes también les solicitó la identificación, era morenas.
“Su revisión ‘aleatoria’ se concentró en otros tres chicos morenos y yo. El racismo está cabrón”
@GUSKUBRICK
Seguramente pondrán a personas morenas a revisar de manera discriminatoria a otras personas morenas
Muy seguramente pondrán a personas morenas a revisar de manera discriminatoria a otras personas morenas. Es el absurdo que se vive en nuestro país ahora. Y es que, por un lado el presidente dice que México es la casa de todos los foráneos, muchos de ellos que también vienen de orígenes de piel morena. Entonces, ya no se sabe si es una forma de controlar a los migrantes, o de “identificar erróneamente, que una persona de tez morena es señal de que puede ser riesgo para otros, que puede robar, que puede asesinar, portar armas, o drogas.
Pero es una realidad muy triste, sean por las razones que sean, que en México existe el racismo y la discriminación entre personas de diferente color de piel. Como si unas fueran mejores que otras, como si unas fueran más poderosas, o bondadosas, o confiables, que otras. Llevamos años en el rezago de la desigualdad racial, así lo demuestra una reciente encuesta que habla de este tema.
Traemos esta diferenciación entre los tonos de piel en nuestra mente y en nuestra psique colectiva.
Mientras no trabajemos a profundidad sobre el tema, sobre todo con nuestros servidores públicos, las cosas no van a cambiar.
Y como comentario y experiencia personal, mis dos hijos tienen distintos colores de piel: uno es de piel blanca y ojos claros y mi otra hija de piel morena y ojos obscuros. La diferenciación que la gente desde chiquitos hacía (y hace) entre ellos, les hizo mella en sus emociones: “¡Ay qué bello esta el güero!”, me decían... “¡Ah!, la niña, es como morenita, ¿verdad?”.
Mi hija de chiquita alguna vez se puso talco en su carita para querer ser blanca como su hermano, porque se daba cuenta que la gente lo miraba más o le hacía más “faramallas” por ser rubio.
Los invito a que rompamos de una vez por todas estas desigualdades entre nosotros mismos. Nadie es mejor ni vale más por su color de piel. El propio hijo del presidente es moreno, y no lo hace menos valioso. Dejemos ya por favor este racismo, que pensé estábamos pidiendo erradicarlo, pero veo que estamos a años luz de lograrlo.
Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo