Tengo otros datos
Los expresidentes de México Ernesto Zedillo y Felipe Calderón que ahora son empleados de trasnacionales que favorecieron en sus sexenios, hicieron duras críticas al gobierno del presidente Andrés López Obrador (AMLO) durante el Foro Iberoamericano de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) desarrollado en Madrid, España, y el cual es presidido por el premio nobel hispano-peruano Mario Vargas Llosa. En sus mensajes los políticos no tuvieron empacho en criticar al jefe del ejecutivo mexicano, esto sin ninguna autocritica a sus gobiernos, y lo hicieron con una total falta de ética.
El lunes pasado publique en este mismo espacio una columna que llame “Poco éticas las críticas de Zedillo y @FelipeCalderon al gobierno de AMLO” en donde mencione algunos aspectos de los errores que tuvieron estos exmandatarios en sus respectivos gobiernos que hasta la fecha nos siguen afectando, pero faltaron algunos datos que será bueno recordar.
La administración de Zedillo no solo nos dejó la deuda del Fobaproa que seguimos pagando, también nos heredó el “rescate carretero” que a los mexicanos todavía nos sigue costando a más de 20 años.
El proceso de privatización, que se dio en la década de los noventas del siglo pasado, en la administración del expresidente Carlos Salinas de Gortari, consideró entre sus prioridades al sistema carretero nacional, ya que se requerían de cuantiosas inversiones para ampliar la red carretera nacional, así como para el mantenimiento y eficiente operación de la red de autopistas federales que había en ese momento.
La historia de este rescate se remonta al gobierno de Salinas de Gortari que creó un régimen de concesiones al sector privado donde se otorgaron 52 autopistas que involucraban a casi 5 mil kilómetros de la red federal de carreteras, siendo éstas, por su ubicación estratégica, las más transitadas del país y por lo mismo, las más lucrativas, por lo que los concesionarios favorecidos esperaban obtener elevadas utilidades por su operación; pero este esquema fracasó en la mayoría de las autopistas concesionadas por la mala planeación, y lo que se presentaba como una solución para el desarrollo de la red carretera se convirtió en un pasivo para los mexicanos, el cual seguimos pagando.
La mala planificación del Programa Nacional de Autopistas del gobierno de Carlos Salinas, la corrupción que existió en la asignación de los proyectos y el hecho de que la mayoría de las concesionarias estaban integradas por constructoras que fueron incapaces de cuantificar los riesgos financieros de los proyectos, debido a que estaban más interesadas en los trabajos de construcción que en la factibilidad financiera de largo plazo, causó que los precios de sus insumos se modificaran, además de que estos concesionarios inflaron los presupuestos.
Entre 157 mil y 165 mil millones de pesos es lo que se calcula fue lo que heredamos los mexicanos y que tenemos que seguir pagando por del rescate carretero. Fueron varios los elementos que hicieron fracasar el esquema de privatización de las carreteras, entre los que destacaron los créditos que otorgaron los bancos en manos del gobierno en ese entonces, asumiendo riesgos excesivos.
De acuerdo con el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, hubo otros elementos que causaron que se invirtiera dinero público para salvar las concesiones carreteras, entre estas destacan los inesperados aumentos de costos ocasionados por la crisis de 1995 y la devaluación del peso frente al dólar, lo que derivó en problemas de operación, mantenimiento y amortización de los créditos contratados por parte de los concesionarios con la banca.
Los concesionarios de carreteras estaban sumamente endeudados y con graves problemas financieros, por lo que en 1997 el gobierno del presidente Ernesto Zedillo decidió recuperar 23 de las 52 autopistas, asumiendo la deuda de los concesionarios por 58 mil 123 millones de pesos, las empresas que más se favorecieron con esto fueron Trituradora Basáltica y Derivados (Trivasa), ICA y GMD.
En 2003 el entonces secretario de hacienda, Francisco Gil Díaz, del gobierno del presidente Vicente Fox y el que era el director de Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), Felipe Calderón Hinojosa, subastaron la deuda carretera y se trasladaron en concesión otros 26 tramos carreteros del patrimonio propio de Capufe, no incluidos en el decreto de 1997, y así, ahora maneja un total de 52 carreteras rescatadas, y los ingresos obtenidos por su explotación han sido destinados al pago de indemnización; con estas decisiones y los intereses del rescate carretero la deuda se elevó a 165 mil millones de pesos.
El rescate carretero también contempló la creación del Fideicomiso de Apoyo al Rescate de Autopistas Concesionadas (Farac), para el manejo de las carreteras rescatadas.
En febrero del 2008 el gobierno calderonista creó por Decreto el Fideicomiso 1936, denominado Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) siendo el fiduciario de este organismo Banobras.
El fideicomiso es el concesionario de las 52 autopistas rescatadas y muchas de estas son administradas por Capufe en lo que se refiere al cobro del peaje y el mantenimiento de las mismas.
Para disminuir la deuda del rescate carretero, se utiliza lo recaudado por la operación y explotación de los tramos carreteros y por Pagarés de Indemnización Carretera y Certificados Bursátiles de Indemnización Carretera Segregables, emitidos por el Gobierno federal.
Hasta la fecha gracias a las malas administraciones de Ernesto Zedillo y Felipe Calderón los mexicanos seguimos pagando el llamado “Rescate carretero”.
Las declaraciones del político michoacano en el Foro Iberoamericano son lamentables ya que si alguien se vio favorecido para acceder al poder gracias a la debilidad democrática del país fue el mismo Felipe Calderón, y si de algo nos tendríamos que cuidar los mexicanos, es de un gobierno como el del panista y no solo por la violencia y corrupción que caracterizó su administración, sino el caos que nos heredó en lo referente a la economía.
La herencia que dejó la administración de Felipe Calderón en lo referente a la economía se ha convertido en un lastre para el crecimiento y desarrollo del país. Las políticas instrumentadas por el ejecutivo federal en el sexenio antepasado, fueron por decir lo menos, bastante erradas, y trajeron como consecuencia un crecimiento mediocre del Producto Interno Bruto (PIB) (el más bajo de sus cuatro antecesores ), el aumento del porcentaje de pobreza de la población, el aumento récord de la deuda interna y externa, aunado con el aumento del desempleo, crecimiento de personas ocupadas en la economía informal, además de que se hizo una pésima política de gasto público.
Los ingresos petroleros del país durante el sexenio del gobierno de Calderón aumentaron en un 69.8% con respecto al sexenio de Vicente Fox, solamente en lo que respecta a excedentes petroleros el segundo gobierno panista recibió aproximadamente 737 millones de pesos extras a lo presupuestado, lo que representa el 20% del presupuesto público federal del 2012.
El aumento de los ingresos petroleros lejos estuvo de usarse como palanca del desarrollo económico del país en el gobierno de Felipe Calderón, ya que este ingreso extraordinario sólo sirvió para aumentar subsecretarios, jefes de unidad, directores generales adjuntos, directores y subdirectores de área, jefes de departamento y personal de enlace que sumaron 1 mil 531 plazas -y engrosar la burocracia del Poder Ejecutivo Federal-. Esto únicamente en los dos primeros años de su gobierno, datos revelados en el informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008, dado a conocer por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
El despilfarro de los ingresos petroleros y dinero de los contribuyentes en el gobierno de Felipe Calderón no sólo se dio en la esfera de sueldos y salarios de la alta burocracia, también lo podemos observar en el aumento del gasto en publicidad, donde la erogación por este concepto en su mandato fue del orden de 39 mil 040 millones 580 mil 390 pesos para publicitar su gestión. Además, entre el arranque y el final de su sexenio, el gasto en publicidad creció más del doble.
La economía mexicana en 30 años ha permanecido con crecimiento del Producto Interno Bruto muy mediocre y casi nulo. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) respecto al crecimiento promedio anual de la economía en 4 sexenios neoliberales señalan que en el sexenio de Carlos Salinas el crecimiento del PIB promedio anual fue de 3.96%; con Ernesto Zedillo del orden del 3.50%; con Vicente Fox fue de 2.15%; y con Felipe Calderón, que ha sido el peor, de apenas 1.93 por ciento.
El combate a la pobreza en el gobierno calderonista estuvo muy lejos de ser exitoso, ya que la pobreza no sólo no disminuyó, sino que aumentó, según datos de CONEVAL del 2008 al 2010 la pobreza en el país se incrementó, de 49 a 52 millones de mexicanos y según datos de la CEPAL en el 2012 (último año del gobierno de Felipe Calderón) en el único país de América Latina, en donde no disminuyó la pobreza y hasta aumentó fue México.
Felipe Calderón en la campaña del 2006 decía que él iba a ser el “presidente del empleo”, pero en el tercer trimestre de 2012 la tasa de desempleo fue de 15.1%, con una población desocupada de 8.6 millones, de personas con interés en trabajar, 2.1 millones más respecto al cuarto trimestre de 2006 lo que representó un aumento de 32.7 por ciento.
Entre 2006 y 2012 el 58% de los empleos en México se generaron en la informalidad, en condiciones precarias y con sueldos reducidos, esto según datos del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Tenemos que recordar que el ex presidente Calderón extinguió a Luz y Fuerza del Centro, dejando sin empleo a más de 40 mil personas y no hizo nada para salvar de la quiebra a Mexicana de Aviación, cuando podía haber propuesto un rescate de la empresa, como se hizo con General Motors en Estados Unidos y así salvar el empleo de más de 8 mil personas.
La política de endeudamiento, ejercida durante la administración calderonista llevó al país a fijar sus débitos interno y externos netos del sector público federal en un máximo nivel histórico de 3 billones 567 mil 800 millones de pesos y de 123 mil 100 millones de dólares, respectivamente, según datos de la SHCP, en su informe sobre finanzas públicas y la deuda pública a noviembre del 2012.
Los datos de la SHCP nos señalan que en un plazo de seis años la administración de Felipe Calderón aumentó la deuda total en 207.7%, la deuda interna en 210.1% y la deuda externa en 202.2%.
El tipo de cambio fue también otro dato donde la administración del panista michoacano no entregó buenas cuentas, ya que, según cifras del Banco de México, en 2006 el dólar se adquiría en 11.04 pesos en promedio; ya para el 2012 la divisa norteamericana, se depreció frente a la moneda mexicana siendo el tipo de cambio de 13.95 pesos por un dólar.
Como vemos las críticas de los expresidentes a la administración del actual mandatario no tienen razón de ser ya que estos dos políticos cuando tuvieron la oportunidad de dirigir al país lo hicieron de una forma desastrosa, no dejaron ninguna obra de infraestructura que beneficiara a los mexicanos. En conclusión no son éticos este par de políticos, son cínicos.