Del tianguis al City Market hay un solo paso nada más. Porque los precios en los tianguis ya son cosa del pasado. Antes con toda seguridad tú ibas a un tianguis y sabías que con un solo billete de determinada denominación te alcanzaría para comprar bastantes cosas. Incluso sobrándote un poco de dinero para comprarte alguno que otro lujo como algún maquillaje o alguna prenda de vestir.
No se diga la comida: Si ibas en algún horario donde él hambre hiciera estragos y más aún con los deliciosos aromas de diferentes platillos mezclándose en el ambiente, caías sin lugar a dudas a degustar un delicioso sope y un refresco de mango o de guayaba, bueno, eso era lo que siempre pedía.
Ir de puesto en puesto era algo que en lo personal yo disfrutaba muchísimo… Los colores y olores de las frutas y verduras de los mercados no los tiene nadie. Incluso tocar las texturas de las cosas con mis manos era un placer.
Y ni se diga la gente que ahí te atiende. Gente que a pesar de estar trabajando todo el día desde muy tempranas horas, todavía te regalan una sonrisa y te preguntan: “¿Qué va a querer güerita?” No importando de qué color traigas el cabello.
Y pues una se siente guapa e importante ahí, porque así te tratan: te tratan muy bien.
Tienes que llevar, eso sí, tu carrito de mandado porque vas comprando y se va llenando poco a poco, así que ese es un elemento que no puede faltar.
Sí… extraño los mercados de la CDMX. Los tianguis de la ciudad. Los olores, los colores y sus sonidos. La comida y sus “marchantes”... Cuánto los extraño.
Claro que hay quienes eligen ir al “City Market”, o sea “el mercado de la ciudad”. En inglés el título, como para que uno se olvide que se es morenito o mexicano y que ganas muy poquito por tu trabajo y que te sobra dinero si estás ahí, nomás por estar ahí.
Es un mercado sobre ruedas que quisieron convertir en un Mercado sobre un Lambourgini.
Todo ahí es bastante caro, muy caro diría yo.
Todo de buena calidad eso sí, pero sin los queridos marchantes y sin el bullicio y el folclore de los tianguis.
Fácilmente encuentras ahí lo que pudieras encontrar en un tianguis grande, pero hay condimentos que venden ahí exclusivamente si vas a cocinar un platillo algo sofisticado.
Yo voy ahí fácilmente una vez al año que es cuando en las épocas navideñas me da por cocinar lasagna. En realidad también todos los integrantes los encontraría sin duda en el tianguis, es lo mismo pero el caché es diferente...
Y entonces la cuenta sí me genera un shock porque por pocas cosas la cuenta es enorme. De hecho los carritos de los City Market son pequeños, no hay monedero que dé para llenarlos.
Por más que el presidente insista que los precios no han aumentado, sí han subido de precio los productos de la canasta básica.
Pero hay gente que todavía puede darse el lujo y qué bien, de hacer su súper en el City Market.
La cosa es que no hay que andar parloteando por ahí en la vida acerca de que debemos de ser pobres y austeros y tampoco pertenecer a un partido político que habla de que las personas que son realmente valiosas no gastan, no son ricas y no tienen privilegios.
Y luego te encuentras ahí: comprando a estos seres cual príncipe Harry... y pues el repudio es esperable e inevitable.
Por primera vez, los políticos de nuestro país deberían de aceptar que les gusta el dinero y les gusta ganar bien, por ende les gusta gastarlo en lugares caros donde vendan cosas finas.
El discurso ese de “soy pobre, ámame más” ya está muy desgastado y la gente está muy cansada de ello.
Puedes hacer tu súper donde quieras pero siendo congruente con lo que dices y con la ideología del partido político del que eres parte.
No es pecado desear cosas lujosas y caras, aunque el presidente diga que caes en el pecado por tener más de un par de tenis. Créanme no eres una mala persona si aspiras tener cosas caras.
Ya es hora de quitarse la máscara todos estos seres que manejan ese discurso, sobre todo ahora que se vienen las elecciones para el 2024 por la Presidencia.
Porque ya no más, ya no vamos a perdonar una vez más que cualquiera de los candidatos de nueva cuenta se la pase diciendo que es un adorador de la pobreza y después se le descubra en lugares caros, comprando y comiendo cosas caras.
Ya no estamos para esa clase de mentiras y de teatros.
Y una última cosa: No te hace menos valioso o valiosa como persona comprar en un tianguis, como tampoco te hace mejor persona y de un mejor estatus comprar en el City Market.
Digo… si por ahí vieron a alguien comprando su súper en ese lugar, y que siempre se las ha dado de humilde, sencillo y sin privilegios.
Es cuanto.