La candidata de la Coalición Juntos Haremos Historia, Delfina Gómez, dará el golpe definitivo al PRI cuando gane las elecciones del próximo mes de julio. Lo hará, no hay ninguna duda, con un triunfo contundente de acuerdo con algunas encuestadoras que vienen anticipando el margen abismal con el que cuenta la abanderada de Morena.
Con ello, terminará la era dominante de partido Revolucionario Institucional que, ante las discrepancias internas que no han podido superar, continúa cayendo en la decadencia de la que difícilmente podrán reponerse, mientras no realicen un cambio estructural de fondo, empezando por los órganos de dirección que se convirtieron en un mecanismo de componendas que siguen complicando su futuro al no desprenderse de ese estigma del cual no están exentos, repito, si no hacen un cambio radical.
Es más, quienes han planteado la propuesta de cambiarle el nombre al partido para relanzar su imagen es porque se han dado cuenta que las cosas siguen igual o peor.
Delfina Gómez tendrá que confirmar en las urnas esa distancia con la que parte en el inicio de la campaña. No será un día de campo; probablemente enfrentará la embestida mediática que intentarán a fin de propiciar un choque que, por supuesto, no le conviene a la abanderada de Morena. En ese sentido, la maestra y su equipo de comunicación seguramente ya analizaron el escenario y saldrán a conservar esa enorme ventaja con una estrategia de propuestas sin engancharse en el anzuelo que manden los partidos que integran la coalición Va por México.
La prisa por repuntar la desventaja está en la cancha de la alianza Va por México. De hecho, la ventaja que ha tomado la maestra Delfina Gómez es de entre 15 y 20 puntos. Aunque las elecciones se ganan con votos y en las urnas, técnicamente es un margen insuperable a estas alturas del proceso, por más que intenten poner en marcha una estrategia de hostilidad que es muy común en este tipo de circunstancias.
Por ello, Delfina Gómez debe mantener una postura tranquila para no meterse en el clima sofocante que intentarán llevar sus adversarios al terreno de lo mediático, que no faltará en estos meses de campaña en que ha iniciado una de las contiendas más atractivas por lo que significa. Hablo de la alternancia que vivirá el Estado de México, y el golpe final a una era dominante y hegemónica de la historia contemporánea en nuestro país.
En ese sentido, el PRI recibirá uno de los golpes más contundentes desde que se fundó como partido. No podrán hacer nada; están contra las cuerdas y veremos, no tengo duda, un hecho sin precedentes cuando la primera gobernadora -en la historia del Estado de México- tome protesta. Ese momento crucial se encuentra en un punto inmejorable para que Delfina Gómez gane la elección y confirme los pronósticos que, desde hace muchos meses, son una realidad tangible como el hecho de que todos los estudios de evaluación garantizan su triunfo.
No servirá de nada el exceso de recursos que destine la alianza Va por México. Es un hecho que dará la batalla, sin embargo, se entiende claramente que las cartas están echadas y, en esa coyuntura, las propias circunstancias se han adaptado perfectamente para que Morena gane la elección. Y lo hará con una coalición nutrida y, lo más importante, con el respaldo total del presidente López Obrador que aprovecha la tribuna para continuar allanado el camino del movimiento que él encabeza pues impacta, no tengo duda, en el terrero electoral. Un ejemplo de ello fue la narrativa que lanzó: ”ni un voto a los conservadores”.
Un mensaje perfectamente entendible y con dedicatoria especial porque el presidente piensa no sólo en el 2024, sino en el Estado de México y Coahuila.
Entonces, la oposición intentará, sin embargo se enfrentará con una colación fuerte que sabrá manejar la campaña, eso sí, con una maquinaria de activistas que defenderán el voto en las urnas, y con un presidente de la República que será un aliado incondicional de la maestra Delfina Gómez que -dentro de muy poco- se convertirá en la primera gobernadora del Estado de México.