La importancia de tener un árbitro imparcial hace que la historia cambie por completo. Los sobrecargos agremiados a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) tenemos un dicho “somos como el país, pero en chiquito”.
Desde el arribo en agosto de 2011 de Ricardo Del Valle como Secretario General del sindicato, tuvo a mal implementar una forma de coaccionar el voto de los sobrecargos.
Este se hacía a través de los números de folio de las boletas; la entonces recién estrenada Doris Gamiño como Secretaria de Actas en sus primeras votaciones en el año 2012 comenzó a anotar el nombre del sobrecargo y el número de folio; después, en el momento del escrutinio, sacaba su cuaderno para cotejar que el voto fuera favorable al equipo del Secretario General y marcaba los folios donde el voto no era “favorecedor”, para posteriormente llamar a ese sobrecargo y “jalarle las orejas” por no votar por “el equipo”.
De esa manera se instauró en ASSA una dictadura que después de tanto tiempo apenas comienza a resquebrajarse y todo, gracias al empuje de un grupo de sobrecargos, cuyas cabezas más visibles son Deyanira Vite, Wendy Perea, Terfanda Chaylian, Alberto Islas, Gabriela Frausto, Ada Salazar, Yazmín Briseño, María del Ca, Xicoténcatl Maya…y la lista de nombres no acaba, una disculpa sí no les nombro a todos.
Y es que lograron que el folio de las boletas para la votación fuera desprendible. Ese pequeño cambio generó que los sobrecargos se sintieran verdaderamente libres y los resultados saltaron a la vista.
Se llevó a cabo el escrutinio de las votaciones esta misma semana, y ganó la que podemos denominar “oposición al Secretario General y a sus 10 años de hegemonía”, siendo un triunfo para los compañeros sobrecargos.
Es a ellos a quienes les quiero dedicar esta columna, a esos trabajadores que acuden a sus vuelos, los que se parten en lomo con las infames jornadas a bordo de una aeronave y mantienen la sonrisa, porque no me queda duda, aman su trabajo. Porque gracias a ustedes, que perdieron el miedo, que vieron que había certeza en que su voto fuera realmente secreto, sabían que no les iban a llamar de la representación sindical para cuestionar o recriminar el sentido de su voto.
Gracias a su determinación y su voto, comienza una nueva historia en el sindicato de sobrecargos, en donde se ha recobrado la democracia que se había perdido. A los candidatos ganadores, les digo que no están solos, que tienen el respaldo de todos los agremiados sin importar la empresa a la que pertenezcamos: Mexicana, Click, Aeromar y por supuesto Aeroméxico. Llegan a la representación con el apoyo y fuerza de todos los sobrecargos, y vamos a seguir caminando de la mano.
Por eso queridos lectores, no sólo en el ámbito sindical, sino en la vida nacional es imperante que el árbitro en las elecciones sea “imparcial”, el tener certeza que tu voto se va a respetar, que no habrá coacción, ni compra de este, los temas “electorales” no son cosa menor. Para seguir teniendo tanto en los sindicatos como en el país una verdadera democracia.