Según la reciente investigación del doctor y catedrático Ángel Balderas, “el 36 por ciento del ‘informe profesional’ que le sirvió (a Xóchitl Gálvez) para obtener el título de ingeniera en computación que le otorgó la UNAM en 2010, 25 años después de haber concluido sus estudios de licenciatura”.
Luego entonces, no son “seis parrafitos”, ni la “pendejió”, sino que se trató de un acto premeditado, tramposo y sistemático para que sus amigos en la UNAM, perdón, para que la “máxima casa de estudios” del país le diera un título de dizque ingeniera en software.
Por mucho menos que eso, impusieron a la ministra Norma Piña en la cima de la Suprema Corte. Por mucho menos que eso, se han acabado carreras. ¿Y cuál ha sido la respuesta después de dos semanas de bochornoso silencio por parte del aparentemente inexistente equipo de la candidata autoproclamada “indígena”? Acusar a Claudia Sheinbaum de lo que Xóchitl hizo.
Para su infortunio, el personaje que usan para difundir estos bulos es quien cobra de “aviador” cómo catedrático en la UNAM mientras vive en Estados Unidos desde hace dos décadas, Guillermo Sheridan, conocido racista que gusta de escribir diatribas anti mexicanas con barniz pseudo intelectualoide.
La doctora, que en recientes encuestas supera a Gálvez por más de 50 puntos, ya publicó una explicación -para mi gusto, innecesaria, ya que a los fachos es imposible convencerlos con datos duros- en Twitter. Quién sabe si el menoscabado intelecto de Xóchitl o del supremacista racial Sheridan comprendan, pero he ahí:
Entre más la golpean, más aumenta el discreto perfil de Sheinbaum. Favor que le hacen.