Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, que permite visibilizar los distintos trastornos que aquejan a las personas a nivel mundial y no solo visibilizarlos, prevenirlos y atenderlos.

La salud mental es tan importante como la física y no podemos permitirnos desatender ninguna de las dos, mucho menos en estos tiempos, donde la depresión y la ansiedad están haciendo estragos en nuestra vida.

En el mundo existen 280 millones de personas que padecen depresión y tan solo en México hay 18 millones que han sido diagnosticados con esta enfermedad. Sin embargo, pese a lo alarmante de las cifras, aún nos cuesta trabajo entender a quienes, por desgracia, la padecen y atender las causas de raíz.

Lo mismo ocurre con la ansiedad, otro trastorno que ha crecido en tiempos recientes y que llega a incapacitar al paciente, causando estragos tanto en su vida familiar, económica y familiar. Algo más grave: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) quienes padecen ansiedad o depresión, entre otro tipo de enfermedad mental, tienen una esperanza de vida entre diez y veinte años menos que las personas mentalmente sanas.

Los niveles de violencia y deshumanización que actualmente vivimos contribuyen a hacernos sentir mal en muchos aspectos. Da miedo prender el televisor, revisar las redes sociales y leer algún portal noticioso y ver cómo la violencia escala a niveles nunca antes vistos. En esta semana que casi concluye fuimos testigos de dos sucesos que nos erizaron la piel: el asesinato de Alejandro Arcos, exalcalde de Chilpancingo y del ingeniero Víctor Muro, en Xalapa, Veracruz. En ambos homicidios fue impresionante la saña con la que se cometieron y lo peor, la ligereza con la que niños, jóvenes y no tan jóvenes comparten y comentan las imágenes de tan terribles sucesos. El horror y la barbarie se han viralizado tanto, aunque el derramamiento de sangre no debería ser lo normal. ¿Quién nos asegura que alguien no cometerá un crimen similar solo por imitación?

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También la violencia machista afecta severamente la salud mental de las víctimas, dejándolas marcadas para siempre, en caso de que lleguen a salvar la vida.

El machismo, hay que subrayarlo, va más allá de una simple ideología. Estudios importantes han demostrado que la misoginia, el machismo, la homofobia, transfobia y otros tipos de odio son trastornos mentales que parten de la anulación de un tercero, pero suelen alertarnos hasta que ocurre un desenlace fatal. En tanto no se atienda este tipo de conductas discriminatorias, la violencia machista, sexista o transfóbica, por citar solo algunas, seguirán en aumento. Las cifras nos deben alarmar: según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTI+ en México, de 2019 a 2024 se cometieron 672 casos de violencia contra personas de la diversidad sexual, siendo los estados de Veracruz y Chihuahua donde se registran el mayor número de casos.

En cuanto a los feminicidios el tema tampoco es alentador. Hemos visto en días pasados que se han prendido los focos rojos en Nuevo León tras el creciente número de asesinatos de mujeres, el más sonado debido, de nueva cuenta a la difusión en redes sociales, fue el de la influencer Cindy Elizabeth, encontrada sin vida en su departamento, pero colectivos feministas han alertado sobre otros casos de niñas, jóvenes y adultas mayores que han sido privadas de la vida en ese estado, que hoy ocupa el primer lugar en feminicidios, superando al Estado de México, que en meses anteriores estaba a la cabeza en este delito.

Como se dice cotidianamente: no ver el problema, es el problema. En este día, dedicado a la concientización sobre la salud mental, es necesario atender este tipo de trastornos, que está cobrando vidas.

Pese a ello, en este 2024, que casi culmina, el presupuesto aprobado para la salud mental fue de 3 mil 819.4 millones de pesos, cifra insuficiente para atender un problema tan complejo que afecta no solo a quien comete los delitos: las víctimas deben ser atendidas oportunamente, lo mismo que sus familias, poniendo énfasis en los huérfanos, en cada que los haya.

La salud mental en México, país con altos números de violencia, debe ser prioridad. Que sirva este día, y cada uno de los días del año, para crear conciencia y actuar.