Bienvenidos amantes de la gastronomía. Gracias a una infografía de Universum, Museo de las Ciencias, me estoy enterando que el 12 de enero es el “Día Mundial del Mazapán”, el rico y popular dulce, así que… Hablemos de él.
Todos, o casi todos, en algún momento de nuestras vidas hemos comido un mazapán; sabemos que es un dulce hecho a base de cacahuate, pero no necesariamente conocemos su historia.
Como muchos de los alimentos de nuestra gastronomía, este dulce tiene su origen en España, aproximadamente desde el siglo XVI; pero en realidad podemos rastrear a este dulce y encontrarlo en la antigua Persia, y se cree que fue introducido a la Península Ibérica en el siglo VIII, cuando los musulmanes conquistaron lo que hoy conocemos como España.
Allá, en la madre patria, se considera un “postre navideño”, y de acuerdo con el archivero municipal de Toledo, Don Clemente Palencia Flores, se tienen registros de que el mazapán fuese inventado en el Convento de San Clemente de Toledo, después de la batalla de las Navas de Tolosa, allá por el año 1212.
De ese lado del Atlántico suelen elaborarse a base de almendras y azúcar. Todavía está fresco el recuerdo en mi memoria, era una niña que no pasaba de los 7 u 8 años, y vi en la sala de mi casa una caja que decía “Mazapanes de Toledo”. Acostumbrada al tradicional mazapán mexicano, hecho a base de cacahuates, feliz y presurosa abrí la caja, y sin pensarlo dos veces, me zampé uno.
¡Vaya experiencia! Lo primero que sentí en la boca fue un sabor totalmente diferente, lo sentí masacudo y dulzón pero sin chiste; no se “desmoronaba”, y evidentemente no sabía ni por equivocación a cacahuate. Ese día aprendí que los mazapanes no son lo mismo en España que en México. He de decirlo, a pesar de conocer de esa manera atropellada al dulce español, actualmente me gusta tanto como el mazapán de cacahuate, pero mi niña del pasado me sigue viendo con ojos de censura cada que pruebo un mazapán español.
El mazapán es un producto que se elabora a nivel mundial; no crean que solamente México y España lo producen, también Francia, Alemania e Italia elaboran mazapanes, y no se diga en Latinoamérica. Países como Venezuela, Perú, Guatemala y hasta en las Filipinas tienen su propia producción de mazapanes.
Ahora queda claro porque es el día mundial del mazapán. En nuestro país está tan arraigado el mazapán “De la Rosa” en la cultura popular, que lo podemos ver como parte de fiestas temáticas, en piñatas y hasta para disfraz de Halloween, pero también por supuesto en el mundo gastronómico.
Y es que el mazapán tiene tantos usos; se puede hacer -por ejemplo- un atole de mazapán, ahora que están los vientos fríos de enero. Qué reconfortante es beber a media tarde un atolito de mazapán, pero también se puede usar en tragos coquetos como el “carajillo de mazapán”, que lleva licor del 43, leche de almendras, café expreso, medio mazapán molido y medio mazapán desmoronado para la presentación.
También tenemos un cóctel que se llama “Rosa de Tlaquepaque”. Por si no se los había comentado, los famosos mazapanes “De la Rosa” tienen su origen hace poco más de 50 años en Guadalajara, Jalisco, inspirados en los mazapanes españoles, pero cambiando la almendra por el mexicanísimo cacahuate. La Rosa de Tlaquepaque lleva Whisky, jarabe natural, café expreso y mazapán molido, todo se bate en un shaker con hielo, se le agrega crema batida a la que se le espolvorea el mazapán y se sirve en una copa de martini.
Pero sí usted quiere hacer honra a las bebidas espirituosas del país, qué mejor que un cóctel hecho con mezcal; para elaborarlo se requiere de su mezcal favorito, leche condensada, leche entera y 4 mazapanes; todo se va a licuar, se puede servir en las rocas (en un vaso old fashion con hielo) y nos queda una especie de “crema de mezcal y mazapán”.
También pueden hacerse pasteles de tres leches sabor mazapán, muffins, cupcakes, popcakes, flanes y gelatinas. Sin embargo, no vayan a creer que el mazapán está solamente enfocado a los postres y a lo dulce, ¡para nada!, espolvoreado en una ensalada de arúgula y lechugas con queso de cabra y fresas, le dará al plato otra dimensión.
Los pescados blancos generalmente no tienen mucho sabor, entonces lo podemos utilizar, mezclándolo con panko para bajarle un poco el dulzor y con eso empanizar nuestro pez, ¡es otra experiencia!, más si lo acompañamos de un arroz jazmín y lo bañamos en una salsa de tamarindo con chile chipotle.
Lo bonito de la gastronomía es que nos permite jugar con los sabores y crear experiencias que después podemos recrear gracias a nuestra memoria gustativa. Por eso, muchas felicidades al mazapán en su día, que nos inspira a crear, experimentar y disfrutar. Bon appétit!
Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera