“A veces lo único que se propone un manipulador es simplemente desorganizar la galería por el puro gusto de hacerlo. Existen personas así en nuestra sociedad.”
KEN KESEY
“Sólo el tiempo puede revelarnos al hombre justo; al perverso se le puede conocer en sólo un día.”
SÓFOCLES
La “Libertad Lamarque” mexicana es Andrés Manuel López Obrador
Siempre se queja de que todo lo malo que pasa —que es mucho; más desde que está él al frente del poder Ejecutivo federal— es producto de fuerzas que van en su contra. Si asesinan a los curas y al guía de turistas en Chihuahua, la víctima es él. Si los niños con cáncer se mueren por falta de medicamentos, la víctima es él. Si se avisora el rotundo fracaso de Dos Bocas, la víctima es él.
Y así podemos encontrar que, ante cada tragedia, problema, derrota electoral, error gubernamental, la única y eterna “víctima” es él.
La ironía es que es precisamente al revés. Los de la 4T ‘no dan paso sin huarache’ y de eso se trata la nueva andanada de la UIF vs. el ex mandatario Enrique Peña Nieto.
La justificación de todas las persecuciones políticas que sí hacen —porque de impartición de justicia no hay nada en Regeneración Nacional— ya estaban preparadas desde mucho tiempo antes. Esto es, lo que tal vez no había quedado tan transparente, tan cristalino como hasta ahora (al menos no a mí), es que cuando no se trata de una tragedia, López Obrador primero sienta el terreno para poder justificar el golpe y luego lo asesta. Queda muy claro con el tema de Enrique Peña Nieto y el reciente interés de la UIF en investigarlo y denunciarlo ante la Fiscalía General de la República.
¡Vamos!, resulta que hasta ahora —entrados sus cuatro años de gobierno— López Obrador recuerda el fraude de 2012 y ya no solo el de 2006 (cuando ni siquiera en ese momento se quejó del mismo, cosa que sí hizo hace 16 años).
Preparó la traición a EPN con bastante antelación
El victimario preferido vuelve a disfrazarse de víctima y abre un compás de espera para introducir a otro “victimario” de vida que se llama Peña Nieto. A quien en su momento le dijo que había permitido las elecciones limpias y para quien profirió halagos en aquellas reuniones en Palacio Nacional, ahora es un torvo personaje que tampoco le permitió ganar limpiamente en el 2012.
En pocas palabras, la lógica narrativa del momento político así se lo exige. Es pieza fundamental para justificar ante la opinión pública (nótese que no se trata de un fin jurídico o judicial), la andanada que ya se anuncia contra Peña Nieto.
La “víctima” alega que él no le debe nada a Peña Nieto por haber reconocido su triunfo en el 2018 porque, de hecho, él se lo había robado antes en el 2012. ¿Así o más demencial?
El sexenio de 2012 al 2018, que durante cuatro años no existió en las mañaneras, renace para pintar de villano al personaje requerido para el momento político.
Los pretextos para mostrarse como víctima sobran y se utilizan en los instantes en que son más requeridos. Como es ahorita que se avecina este encontronazo entre Peña Nieto/oposición/INE y AMLO y sus corcholatas.
Ser víctima, ¿qué supone?
Así que, más allá de los discursos y las dudas sembradas por sus simpatizantes entre la opinión pública, la realidad es que la UIF perseguirá y tratará de arrestar a Peña Nieto si se requiere políticamente hablando, independientemente de la justicia y de su culpabilidad o no. Ahí tienen a Rosario Robles Berlanga, a quien continúan sin probarle culpabilidad en la “estafa maestra” pero a bien que mantienen presa.
La victimización pasa por que todo es una negociación política y que, en este caso, dependa del Estado de México.
Hacerse la víctima es ponerse en ventaja también en caso de que le aparezca otro video como el de la Casa Gris.
Hacerse la víctima no es política tradicional; López Obrador se encuentra lejos de ello al culpar a todos menos a sus quehaceres como gobernante. Sigue la plañidera de la guerra de Felipe Calderón con nuevos capítulos que involucran a EPN como el malo.
Andrés Manuel sin duda tiene un solo objetivo: el triunfo de su partido. Está dispuesto a romper pactos, acusar a quien sea necesario y construir la narrativa que justifique la traición.
Requiere ganar el 2024, claro que sí, cuando sabe que lo único que merece es un juicio político.
Aviso clasificado
Esta estrategia de construir el justificante antes de atacar ya empezó también rumbo al 24: ¿o no dijo AMLO hace poco que termina su mandato en octubre de ese año y que no se vale, pues le están “robando” al menos un mes de gobierno?
Doble hipocresía la del Ejecutivo federal: vestirse de víctima cuando el perseguidor es él; y peor, preparar todo con alevosía y ventaja.