“Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda” .
Michael Jordan
Conocí personalmente a Don Olegario Vázquez Raña en octubre del 2015 cuando lo visité en su oficina del último piso del Hospital Ángeles del Pedregal, para presentarle los artículos científicos que publiqué como parte del Grupo Ángeles, sobre todo uno que explicaba el tratamiento de la fibrosis quística con penicilamina.
Me acompañó mi cuñado, quien es un gran empresario textil, porque tenía mucho interés de platicar con Don Olegario, y la cita se alargó a más de 2 horas.
Nos platicó Don Olegario como había arriesgado su credibilidad empresarial al comprar el Hospital Humana, que después fue todo un éxito al nombrarlo “Ángeles” como su esposa, quien estaba muy orgullosa de él, por toda su trayectoria como ser humano, pero sobre todo, por el nombramiento internacional que tenía Don Olegario de ser presidente honorario de la Cruz Roja, con lo cual renovó formalmente a la Cruz Roja Mexicana llevándola a ser un orgullo mundial, hasta para el legado de su fundador suizo Jean Henri Dunant.
Recuerdo la oficina de Don Olegario con modelos a escala de aviones como adornos principales, pero lo que más recuerdo es la soltura y dominación del lenguaje de Don Olegario al platicarnos varias anécdotas de su vida, incluyendo su gran amistad con Vicente Fox cuando fue nombrado presidente de México, a pesar de él haberse considerado priista formal.
Pero lo que más me interesa dar a conocer en el presente ensayo sobre esa gran visita a Don Olegario, fue que nos contó, a mi cuñado y a mí, casi con lágrimas en los ojos, que una de las personas con las que más ha estado agradecido en toda su vida, es el médico de formación militar que trató a una de sus hijas cuando era pequeña, ya que los tranquilizó a él y a su esposa Ángeles en momentos difíciles de decisiones.
Sigo pensando, cada vez que lo recuerdo, que uno de los hombres más poderosos de la historia moderna de México, uno de los más filántropos e inteligentes, y que gracias a sus aportaciones empresariales ha salvado miles, o tal vez ya millones de vidas: Don Olegario Vázquez Raña, me haya comentado que siempre estará agradecido con el médico que atendió a su hija, es un verdadero honor para todos los que hemos decidido estudiar medicina.