El pensamiento conservador mundial tiene muchas vertientes, desde moderado hasta extremista, más violento o menos violento, pero a menudo en sus discursos y formulaciones escritas (programas, manifiestos, etc.) se pierden los matices, pero según algunos especialistas, en los últimos lustros de este siglo, tales matices diferenciadores se han debilitado, pero existen. El neoconservadurismo es una corriente de pensamiento en los países más desarrollados, sobre todo, que se abocan a la producción de pensamiento sistemático, y además, al desarrollo de tareas de influencia ideológica (en el Estado, en franjas dirigentes y en la opinión pública). Por eso la base de su poder reside en ciertos “think tanks”, en publicaciones especializadas y en su articulación con medios de comunicación” (Ezcurra, Ana María, 1998). En EUA el vuelco se produjo con Ronald Reagan. Su influencia hoy, con Donald Trump, en sus postulados llanos y directos, es mayor.

Declarar a las más importantes estructuras criminales del narcotráfico mundial y el blanqueo de capital que operan desde México como “organizaciones terroristas” y colocarlas como susceptibles de un ataque de tipo militar, distrae fuerza política y militar organizadas de ambos gobiernos en lo que debería ser con Canadá un esfuerzo de neutralización efectiva de las amenazas que ellas representan en la región. Hoy los trazos regionales de su actividad criminal transnacional son perfectamente ubicables y pueden dar pie a una estrategia regional no invasiva de las soberanías respectivas, con una eficaz coordinación apoyaba en los grandes avances tecnológicos, para desarrollar una actividad de mayor eficiencia. “El arte de la guerra al igual que el agua, no tienen una forma constante”, se adapta siempre a las necesidades de los comandantes y del pueblo agraviado. “Que tu defensa sea como el agua, la cual no muestra forma”. Hay muchas formas de defensa.

EUA, sus institutos armados, no son dados a este tipo de estrategias convergentes y coordinadas para operar sobre amenazas en común, pero tal vez se pueda convencerlos de su absoluta necesidad y viabilidad. El potencial de acción se multiplicaría muchas veces bajo una hipótesis de este tipo. Hablamos de grupos de élite que se aboquen a esta tarea, no a una magnitud determinada de tropas, sino sobre la base de operaciones selectivas y quirúrgicas, suponemos que es lo efectivo contra un enemigo como el crimen transnacional organizado armado por los propios fabricantes y comerciantes de EUA.

Decía Li Ch’uan: “Las armas son herramientas que traen problemas. La guerra es un asunto serio; causa temor pensar que los hombres puedan emprenderla sin la debida reflexión”. (en Sun Tzu, El Arte de la Guerra)

La reflexión es uno de los atributos más serios del gobernante, líderes retóricos abundan, líderes sabios y reflexivos no. Con la guerra no se juega, hacerlo expresa insensatez y flaqueza intelectual. La estrategia militar tiene concordancias con las aproximaciones clásicas de la seguridad y la defensa nacional acerca de la protección de los intereses de una nación y la supervivencia y preservación de los Estado-nación, dice el capitán de navío, Salomón Cámez (2018).

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De manera que evocar la guerra -en cualquier nivel o modalidad- ello remite siempre al tema de la seguridad y la defensa nacional. Si antes se habló de “las guerras de baja intensidad” y “los ataques preventivos”, hoy son “guerras híbridas” o “guerras de desgaste” y “guerras estratégicas”. En el libro “Los Cinco Anillos” (1643), nos sigue diciendo el capitán Cámez, escrito por el más famoso guerrero samurái Miyamoto Musshi, se establece que la estrategia o arte de la guerra tiene aplicación tanto para el combate individual como a gran escala, porque “la forma de luchar es similar” (Revista CESNAV, Vol. 40, No.1, p.14).

El presidente Donald Trump en prácticamente todas sus iniciativas respecto a sus vecinos o a Estados con gobiernos remotos o autoridades reconocidas (como en la Franja de Gaza) muestras sus habilidades de guerrero retórico y psicológico, es decir “comandante sin fusiles”, que desarrolla el combate planificado mediante propaganda, discursos y declaraciones cortas pero impactantes, orientadas a direccionar conductas, reacciones, percepciones y temores, en la búsqueda de lograr objetivos de tipo político-militar pero sin recurrir a las armas, no aún, por lo menos. Quiere seguir la máxima de Sun Tzu: “Los guerreros victoriosos vencen primero y luego van a la guerra”.

Hablo de una primera victoria, político-psicológica porque trata o logra atemorizar, desestabilizar emocional y psicológicamente al líder u oponente a sus objetivos, a obligarlo a actuar bajo mucha presión y conducirlo a decisiones precipitadas, poco reflexionadas, improvisadas y por tanto, con amplio margen de error. Hacer sentir temor, inseguridad, incertidumbre o hasta angustia, es un pésimo estado de ánimo para tomar decisiones políticas de enorme trascendencia, Trump y sus asesores lo saben perfectamente bien. Si observa cierta resistencia, entonces redobla la fuerza del primer ataque y amenaza elevando el tono del discurso.

Pero el antídoto lo menciona también Sun Tzu: “Quien se mantiene sereno y firme no lo abaten los acontecimientos”. La guerra psicológica en la lucha política, es esencialmente “guerra política”, la división del trabajo funciona porque hay dos grandes cabezas pensantes y actuantes, el que dirige la guerra política y el que comanda la guerra miliar, armada.

El Departamento de Defensa Norteamericano (DoD) define oficialmente en la doctrina las Operaciones Psicológicas (PSYOPS) como una acción política, económica, militar e ideológica planificada. Son un conjunto de actividades dirigidas hacia países, organizaciones e individuos extranjeros con el fin de crear emociones, actitudes, comprensión, creencias y comportamiento favorables al logro de los objetivos políticos y militares de los Estados Unidos (…) influir en las percepciones, actitudes y comportamientos, incidiendo así en la consecución de objetivos políticos y militares. (Robles-Sánchez, JI, Madrid, 2023).

Es indudable que los primeros ataques políticos-psicológicos dirigidos a Justin Trudeau, Claudia Sheinbaum, al presidente de Panamá, José Raúl Mulino, a la dirección política-miliar de Hamas, a la primera ministra de Dinamarca sobre el tema Groenlandia, Mette Frederiksen, etc., son el “primer round”, no “round de sombra”, sino efectivos, reales, para empezar a tratar de ablandar al oponente. Es probable que en una reacción precipitada exhiban vulnerabilidades no cabalmente observadas. Puede ser. A diferencia, Vladímir Putin, y Xi Jing Ping responden desde una posición de poder, económico-militar (China) y diplomático-militar (Rusia), ambos desde sus respectivos enfoques estratégicos. Lo que viene luego de esta primera ronda está por verse.

Dice Chang Yu: “El comandante, por su temple, domina. Por eso, el que sabe controlar a su oponente, lo enfrenta y luego avanza contra él. Lo presiona para confundirlo y lo acosa para atemorizarlo. De esa forma le hace perder su temple y le altera su capacidad para trazar sus planes” (p. 82)

Esta muy claro que invocar cualquier tipo de actos militares remite a la visión sobre el Arte de la Guerra, la seguridad nacional y la defensa nacional, al análisis concreto de la situación concreta (como dijo el clásico). Ya Maquiavelo fundamentaba la necesidad de dotar de seguridad al Estado mediante una fuerza armada profesional integrada con patriotas decididos.

Tanto el concepto de la seguridad nacional como el de defensa nacional han acusado ciertos cambios, pero siguen siendo, con la economía, la democracia y el bienestar de la sociedad, los grandes temas del Estado, con una relación intrínseca con el poder nacional, como la capacidad del Estado movilizada para alcanzar y preservar los objetivos nacionales y su seguridad nacional. Así mismo, invocar la seguridad nacional no necesariamente conlleva invocar aspectos militares, no, porque es una concepción multidisciplinaria, integral, que comprende todos los temas puestos en suerte.

Hoy estamos en México esperando a Trump, no pasivamente, sino proactivamente. La victoria puede tener muchas formas y expresiones, vamos por una de ellas, la que consolide nuestra dignidad nacional, soberanía y auto determinación para robustecer y consolidar la fuerza política que prosiga la transformación nacional, posiblemente, incluso, acelerando el paso. Decía Meng: “El que no tiene claros sus objetivos no podrá enfrentarse a su oponente” (p. 42)